miércoles, 26 de octubre de 2016

Sobre las ingles

EXAMEN
  1. Las ingles. Su importancia geográfica.
  2. ¿Son verdad la ingles?
  3. Historia de las ingles.
  4. Las ingles en la antigüedad.
  5. Las ingles de los americanos.
  6. ¿Cómo hay que tocar las ingles?
  7. El ruido de las ingles.
  8. Las ingles más famosas.
  9. Las ingles y la literatura.
  10. Un kilo de ingles.
  11. Las ingles de los niños.
  12. La ingles y la cabeza. Relación si la hubiera.
  13. Las ingles en Andalucía... Y el clavel.
  14. Teoría general del estado y las ingles.
  15. La ingles negras.
  16. ¿Hay una ingle o hay muchas ingles?
  17. Las ingles de los actores.
  18. La ingle y Dios.
  19. No ha nacido todavía la ingle que me domine.
  20. Las ingles descabaladas. Su porqué.
  21. Las ingles putas.
  22. Dibujo a mano de las ingles.
  23. ¿Es carne la ingle?
  24. El jaque a la ingle.
  25. ¿Satisface hoy en día una ingle...? ¿Qué ingle?
Don Pascual, Amanece que no es poco, José Luis Cuerda (1988)


¡Ay! ¡Las ingles!

Qué presencia han tenido las ingles y todo lo inguinal en los últimos tiempos en mi vida. Demasiada, sin lugar a dudas.

En su día temí mucho por ellas, las pobres. Tenía yo menos de veinticinco años cuando me dediqué a trabajar por las noches abrillantando suelos en un centro comercial de Majadahonda. Para este fin se empleaba una gran máquina rotadora al extremo de la cual se situaba un disco de lana de acero que desplazábamos sobre un líquido vitrificador que cubría los suelos de piedra de una capa dura, pero no resbaladiza, de transparente brillo. Un trabajo muy satisfactorio. Con un inicio, un final y un resultado visible día a día al acabar la jornada, que no es poco. Por otro lado una actividad tan mecánica que permitía a la mente navegar libremente durante las largas noches, un cuadrado de suelo tras otro, por las lecciones de filosofía que había recibido en la facultad ese día. El cuerpo abrillantaba y la mente cabalgaba por las historias de la filosofía como Pico de la Mirándola por las calles de Florencia dispuesto a subir a la grupa de su caballo a la bellísima Margherita, por otro lado esposa de otro, tras un rapto seguramente pactado. La mente galopaba rápida como el caballo de Pico de la Mirándola huyendo del afrentado y cornuto marido.

A medida que el líquido, bajo el efecto de la lana de acero, iba endureciéndose primero, y puliéndose, ya en estado sólido, después, había que sujetar con mayor firmeza el manillar de la máquina, a la altura de la cadera, con la piernas firmemente asentadas, ya que como dirían Newton, a toda acción hay una reacción en sentido contrario y la rotación, en el sentido de las agujas del reloj, ejercía una fuerza igual y empujaba el torso en la dirección contraria. Empujaba bastante porque ofrecíamos un trabajo de "calidad" en el que se usaban productos con muchas sales y pocas ceras, lo que hacía que el brillo durase más y no resbalase en absoluto, pero que también tenía como resultado que la sustancia en cuestión se aferrase con más fuerza al disco rotador.

Como consecuencia, la fuerza se ejercía desde, propiamente, las ingles. En realidad desde una musculatura habitualmente tan débil como lo es el suelo pélvico. Un setenta por ciento de la plantilla acabó en poco tiempo teniendo que ser operada de urgencias por causa de una hernia inguinal cuando un cobarde testículo decidía llamar a su encuentro al contenido del abdomen para refugiarse entre el intestino delgado que bajaba a su encuentro derramándose por el canal espermático (no le busquen en google maps, el canal ese). Estoy hablando en sentido figurado.

Dicen que duele un huevo.

Viendo la cara de quienes sufrían esta circunstancia, que expresaba un dolor sincero y muy muy intenso, me alegré cuando finalicé mi relación laboral sin otras consecuencias que haberme quedado delgado y flexible como un junco y fuerte como una barra de acero, al menos durante un breve espacio de tiempo de mi juventud.

Teniendo en cuenta que la ingle (o las ingles quizá... creo que no aprobaríamos el examen de Don Pascual) es una zona nebulosa que se encuentra en la unión entre el muslo y el torso, sin duda hay ciertos elementos en la zona que son de crucial importancia en nuestra paz espiritual. Efectivamente. Estoy hablando de ESO.

Casta imagen sustitutiva de dos humanos arrimando ingles,
para todos los públicos
Como casi todo el mundo, las ingles propias y las ajenas (sobre todo las ajenas) han tenido una importancia crucial en mis decisiones a menudo, al menos desde que yo recuerdo. Una circunstancia a la que, como mamíferos y mamíferas, nos es difícil sustraernos. Sin llegar al la teoría freudiana pansexual, no cabe duda que el arrimamiento de ingle es uno de los más poderosos motores de nuestra existencia. Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra.

Pero ha sido mi contacto en 2016 con el yoga y el pilates (¡Anda! ¡Al final hablaremos hoy de lo de correr y todo!) cuando he tomado conciencia de la importancia de un músculo que cuando empecé a correr hace más de diez años apenas conocía y que hoy me parece tan importante. Él es la quinta esencia de las ingles, es el alfa y el omega de la unión entre muslos y torso, Él es el PSOAS ILÍACO.

Es un músculo escondido dentro del cuerpo, de los que no se lucen en la playa aunque bajes a un tres por ciento de grasa corporal y te depiles hasta las pestañas. Un músculo que se retuerce desde las vértebras y las costillas hasta la cadera y desde la cadera (y a través de ella literalmente) hasta el fémur. Un músculo enorme y raro y sin embargo con el que estamos muy familiarizados en la carnicería, ya que se corresponde con lo que denominamos "lomo", aunque evidentemente no tiene la misma forma ni función en un cuadrúpedo que en un bípedo implume que come cuadrúpedos (si quiere, quede claro).

La pregunta de examen que nunca cayó: El papel del psoas en las ingles
Cumple un papel clave, precisamente, en la bipedestación, lo que hace el psoas humano (y sus ingles), algo bastante único entre los animales cordados, es decir, aquellos con huesos o espinas y músculos. Por tanto también en nuestra forma de correr, notablemente única incluso entre los bípedos. Observen sin más para ejemplificarlo la forma de correr de una gallina. Si no les sirve de ejemplo, al menos a muchos les puede resultar simplemente divertido pensar en ello. En esta sociedad postindustrial llena de corrupción y gentuzas de todo pelaje una sonrisa mental puede ser nuestra única defensa frente a la barbarie que representan los tristes y amargados, los seres malvados que lanzan su sombra allá donde pueden, frente a la vileza de los cobardes y la gratuidad con la que los agresores reparten dolor y daño. Contra la avaricia de los trepas sociópatas, dispuestos a pisar la cabeza de su madre para subir en la escala social. Una sonrisa inocente en nuestra mente es lo que nos diferencia de los infelices cargados de odio hacia el mundo.

Pollos practicando el running de forma espontanea,
y sin aplicación para el móvil ni nada
Es durante este año que mi encontronazo (más que descubrimiento) con el pilates primero, con el yoga después, ha producido un año de molestias en el psoas, en el piramidal, en los isquiotibiales y la espalda. De ingles rígidas, de chakra mula-adhará bloqueado (si creyera esas cosas, pero, claro, a estas alturas no me voy a hacer hinduista y mucho menos "jipi"). Un año en que mis caderas, ya antes de todo esto en clara retroversión, han sido forzadas (valga la expresión) a realizar ejercicios a los que no estaban acostumbradas y que ahora, por fin, poco a poco, van adaptándose a los cambios.

Y es en estos días que, por fin, y quería compartirlo con el mundo entero a través de la ventana que representa Internet, noto el desbloqueo, la anteversión en la cadera, el fortalecimiento de los abdominales y la descarga de mis ingles, que vuelven a correr alegres por la Casa de Campo.

Una información superflua que ustedes a buen seguro no necesitaban.














jueves, 13 de octubre de 2016

Ultra Trail El Rincón (100 Km.): Crónica (¡Ostras, Pedrín, una crónica!)


“La solución a los problemas que ves en tu vida es vivir en tal forma que desaparezca lo problemático."
"Decir que la vida es problemática significa que tu vida no se ajusta a la forma de la vida. En consecuencia, debes cambiar tu vida, y si se ajusta a la forma, desaparece lo problemático."
Ludwig Wittgenstein

Bueno, bonito, barato.

Castelfabib, villa histórica del Rincón
También quizá un poco más duro de lo que creíamos a priori este Ultra Trail del Rincón. "Quizá", porque la dureza de una carrera no está del todo en la carrera misma, sino en nosotros los que corremos sobre todo. En el estado de preparación con el que vamos y el ritmo con el que decidimos afrontarlo. En nuestro caso no íbamos mal del todo, aunque tampoco sobrados, y el ritmo que nos marcamos no era demasiado estresante, en la cola del pelotón, pero tampoco sin apurar los tiempos. Íbamos, como vimos a muchos, a acabar simplemente. Aún así la última parte de la carrera se hacía complicada y los 3700 metros de desnivel positivo se acababan notando.


Para los lectores madrileños debo advertir que no estamos hablando de la Sierra del Rincón que se sitúa en el Oriente de nuestra comunidad autónoma, entre las sierras de Ayllón y Guadarrama, sino en la comarca del Rincón de Ademuz. Uno de esos extraños "exclaves" que se encuentran rodeados de otra provincia como la yema de un huevo frito lo está de su clara. En este caso un trocito de Valencia situado dentro de la provincia de Teruel. 

Históricamente límite entre tres reinos: Valencia, Castilla y Aragón. Y es que antiguamente, en la Edad Media, hace casi un milenio, había muchos, demasiados reyes por aquel entonces... no como ahora, claro...

También es cierto que a día de hoy sigue habiendo dos más de los que yo quisiera.


El equipo (CxC) estaba desperdigado por la Península. Como una plaga bíblica o una insectación, diría alguno. Ramón, "el Lider", en el Ultra Canal de Castilla 80 Km. (décimo de la general, en nueve horas clavadas), yo por el exclave valenciano, con Eduardo, del Tierra Trágame y casi todo el resto en la primera edición de la Transhuman Trail en la que Quique ha tenido la osadía de hacer podio por el sistema de esperar a que cayeran a los largo de sus 240 kilómetros más del sesenta por ciento de los participantes y aguantando con su energía infinita ("más cabezón que un guarro", opinaría el maledicente de antes, el de la plaga bíblica), acabando con mejor cara de la que empezó.


He de reconocer que me da pereza y tengo cierta prevención al hacer una crónica en la que vaya relatando los sitios por los que hemos pasado y las sensaciones que hemos tenido. No por otra cosa, sino porque a mi personalmente me resultan tediosas la mayoría de las crónicas que toman esa forma a fuerza de leer mil veces lo mismo. Nombres de lugares que no conozco, sensaciones que, por el contrario si... ...y se preguntará, llegado a este punto, mi escaso público lector, pero acostumbrado a tediosas parrafadas filosóficas, si es ahora que me va a preocupar aburrirles... ¡pues si!. Si no es con árido pensamiento filosófico, no me agrada la perspectiva.

Por tanto, solamente puedo acompañar estas palabras de unas imágenes (que en estos casos y haciendo bueno el refrán, vale una más de aquellas que mil de estas) y comentar brevemente que el paisaje es bonito, especialmente desde el punto de vista geológico, que la organización es exquisita y que los voluntarios son especialmente amables. Un recorrido balizado a la perfección (al parecer otros años han tenido problemas con algún acto de sabotaje malintencionado). Avituallamientos completos, surtidos y abundantes. Muchos buenos detalles de esos que pasan desapercibidos cuando se cuidan a los corredores que nunca ven la organización de una carrera desde el otro lado, pero que si fallan se nota. Pero sobre todo, una sensación transmitida de simpatía y amabilidad, de esfuerzo porque las cosas salgan bien que se nota en las caras de las personas que están ayudando desde la mesa del avituallamiento. Una carrera "pequeña", pero que despliega una logística increíble para sostener correctamente dos pruebas simultáneamente de cien millas y de cien kilómetros. Algo al alcance de pocos organizadores.

¿Algo malo que reseñar? Nada de importancia. Cierto que un voluntario bienintencionado nos "vendió" como más amable de lo que era el paso por la "senda y pista forestal" por la que discurría la última parte de la carrera. Una senda que cuando recorríamos sobre una plataforma suspendida sobre el agua agarrados a un cable y tratábamos de no caernos a un río helado que nos prometía una neumonía doble al pisar lo que a todas luces era casi una "ferrata", nos parecía con el cansancio de las horas transcurridas y la oscuridad de la noche que nos envolvía, quizá más dura de lo que era, al igual que el amable y bienintencionado voluntario nos parecía mucho menos simpático y nunca hubiese querido escuchar nuestras palabras, que hubiesen puesto colorado hasta las orejas al más malhablado de los transgresores del lenguaje educado.

Pero todo se olvida cuando uno se ducha, duerme un poco y ve que tiene otros cinco puntitos para ir al Ultra Trail del Mont Blanc, si todo va bien, quizá dentro de poco más de año y medio. No hay dos sin tres.

Fotografías cortesía de Telesforo Curras




viernes, 7 de octubre de 2016

Trazando planes

No encontrar el equilibro 
Y agarrarse
Lo contrario de vivir es no arriesgarse 
Fito Cabrales 

Es la época del año en la que empezamos a dar vueltas sobre qué queremos hacer en el que viene. Nos apuntamos, quizá, al gimnasio, a pilates, a estudiar idiomas, empezamos a pensar en carreras para la temporada que se avecina. Algunos suman puntos ITRA, otros hacen el recuento de churripuntos en su haber, la mayoría echan un ojo a la cuenta corriente y a su calendario laboral y el de su pareja.

Nuestra mente construye mundos posibles. Fabrica posibilidades. Mundos que son, cada uno de ellos (en la medida en que nos lo permite nuestra capacidad) un mundo casi como el mundo "real" en que vivimos, pero en el que introducimos deseos, planes, esperanzas. Son una simulación, una imitación que solamente puede funcionar bien si en cada mínimo detalle es exactamente como el mundo real, pero en el que cambia un elemento escogido y, por supuesto, todo lo necesario para que ese cambio sea posible en un universo consistente. Es decir, que si en esa simulación estoy cruzando las montañas en la Travesera de los Picos de Europa (no, no me pillarán), ese mundo contiene también todos los cambios necesarios para que eso sea posible además de la mera carrera. Tenemos constancia de, al menos, un mundo posible, aquel en el que habitamos en acto (un profesor mío proponía el término para referirnos de este mundo posible "el mundo chachi", pero no me convence), el resto son mundos hipotéticos. Podemos considerarles potencias no actualizadas.

Obviamente, aunque haya muchos mundos futuros posibles, solamente habitaremos el presente de uno de ellos.


Lo primero que hacemos es introducir un elemento novedoso, el deseo, el plan, en el mundo posible que imaginamos, y luego exploramos sus consecuencias para crear un mundo consistente en nuestra mente, es decir, sin contradicciones.

Una ontología de la libertad implica necesariamente que luego decidimos y que la toma de la decisión, al transformarse en acto, hace que surja uno u otro universo por causa de nuestra decisión.

Es cierto que la imaginación puede jugar malas pasadas, eso si, si nuestro optimismo nos lleva a confundir lo que son nuestros deseos con unas expectativas poco realistas. Nuestra percepción de la realidad y nuestra capacidad de análisis siempre estará en tela de juicio y son el centro de buena parte de nuestros problemas e infelicidades.


Tantos libros por leer, tantos sitios a los que viajar, tantas cosas que aprender, tantos desafíos que alcanzar. Todo son planes, elecciones, ejercicios de libertad.

Echo cuenta de kilómetros y posibilidades: 42, 65, 100, 170,... navego en la Red, busco carreras, vuelvo a mirar mi presupuesto para deporte y viajes. Los gastos previstos para 2017. Pienso en ello.

Yo pienso muy despacio.

A menudo me doy cuenta de que pienso despacio. No solamente corro despacio, también a la hora de resolver problemas los engranajes mentales me funcionan con diésel y no con queroseno. Personalmente me deslumbra y me encanta entablar conversación con personas que hablan contigo y que se nota que van un minuto por delante de ti. Personas que tienen agilidad y rapidez y encuentran la solución a los problemas a toda velocidad. Yo no soy capaz de hacer eso. Si acaso puedo explorar, tranquilamente eso si, mayor número de posibilidades de un problema de la misma manera que hago largas distancias en vez de buenas marcas. Por eso tengo quizá, como muchos filósofos, más preguntas que respuestas.

Pero bueno, habrá alguna ventaja de pensar despacio. Se me ocurre un paralelismo.

Este año ha habido una cantidad proporcionalmente exagerada de corredores retirados durante las primeras 24 horas del Ultra Trail del Mont Blanc. En teoría, cada año estamos mejores preparados, cada vez los requisitos son más exigentes, tenemos mejores materiales y más experiencia, la motivación para acabar una prueba así es altísima siempre y sin embargo, en una edición que no ha sido climatológicamente adversa, han caído rápidamente muchas personas el primer día y, en las 22 horas restantes, el índice de abandonos ha sido proporcionalmente mucho menor que otras veces.

Ir despacio (pensando) tiene la ventaja de ir más seguro. Pasarse menos bifurcaciones, ver mejor el paisaje general, disfrutar más el recorrido. Cometer menos errores. La velocidad, pensando o corriendo puede ser una gran desventaja cuando vamos por encima de nuestro ritmo natural.

Be finisher my friend!