martes, 26 de julio de 2016

Hunting Pokémones

"Espartanos!. Desayunad bien, ¡pues esta noche cenaremos en el infierno!".
Gerard Butler (300)

Un juego de realidad aumentada basada en unos conocidos dibujos animados.

La gente instala el programa, saca su móvil, Activa el GPS y puede "ver", a través de él, superpuesta a la realidad, unos bichejos de dibujos animados sobre los que realizar una caza incruenta y quizá mucho más emocionante que ponerse con un rifle con telescopio en un puesto. Desde ese lugar privilegiado a resguardo, pegarle tiros a un pobre bestia cornuda criada en cautividad y arrojada contra una "valla cinegética" con el fin de que un pijo vestido de cazador le arree con una bala y pueda colgar unas astas en la pared de su casa para mostrar su valor. Su escaso valor de uso, claro. Si no, hablando del valor, no la valentía, el poco valor que tiene el pijo cobarde. No se le supone ninguna por esta proeza. Fundamentalmente el valor de cambio, el precio que cuesta practicar esta actividad y que sirve para diferenciarle de la "chusma" que no podría, aunque quisiera, hacer lo mismo. No entro a valorar otros tipos de caza, solamente la que me resulta más cobarde e inaceptable, la que no se hace para comer, sino para demostrar que uno pertenece a una clase social privilegiada.

Curioso que valga (cueste) tanto hacer lo que hace quien tan poco vale. Curioso que no tenga ningún valor quien cree lo acumula. Pero andamos metiéndonos en las redes sociales con quien caza muñecos de dibujos animados (perdón, manga), no con quien pone cercos y vallas, quien cría especies para que "sobren" y pegarles tiros desde una segura distancia. Que son los mismos que cierran los caminos, que quieren que los espacios naturales sean parcelados y repartidos entre una élite económica y a la que les sobran los tipos que van corriendo con una mochila en la espalda por el campo para disfrutar de él. Los mismos que se alían con una clase política de su misma "casta" para regular en su beneficio y en perjuicio de los deportistas ciertos parques nacionales. Los mismos que convierten en coto a través de leyes injustas toda la comunidad de Castilla - La Mancha...

A ver si ahora los frikis se van a poner en forma... digo los que no les dió por correr
por la montaña hace años, claro, que de esos hay a cascoporro...
El siguiente paso es escapar de fantasmas "japos", de la niña de la curva, de su madre, de su padre y de toda su puta familia en una "casa encantada" cuando la miras a través de la realidad virtualmente aumentada del smartphone... o de hordas de zombis, o de una invasión de los mismos aliens que echaron a perder a la tripulación de la Nostromo con tanta eficacia... las posibilidades son casi infinitas.

Es más. Terminaremos por darle una vuelta de tuerca extra, prescindir del móvil, juntar al cazador de pokémones con el que escapa de un apocalípsis y que acaben descubriendo juntos que pueden jugar al rescate, al pilla pilla o tulipán... o a un rol en vivo... acabaremos por descubrir que ya está todo descubierto.

La llamada a la tolerancia que escribió apresuradamente hace poco mi amigo Anaime en las redes sociales me pareció imprescindible. Os selecciono un fragmento:
" Qué hace más imbéciles e insolidarios a los jugadores de pokemon que a los coleccionistas de sellos? los forofos de fútbol? o nosotros mismos que reventamos nuestro cuerpo saliendo a machacar nuestras articulaciones? Somos todos iguales.....pero como siempre, en el gremio/grupo al que pertenece cada uno el grupo es bueno y el resto unos pringaos. Los runners somos gente maja toda y sabemos lo que son los valores y más aún los que es disfrutar de la vida más que nadie (putas frases de sé vivir, soñar, etc...como si los demás no). Pero vete aun foro de patinadores y pensarán lo mismo, pero vete a un foro de taxistas y pensarán lo mismo, pero vete a un foro de brokers de bolsa y pensarán lo mismo,"
Cierto es que el hecho de que la gente, en vez de jugar con otros humanos, juegue con una máquina que los sustituye, es un síntoma de algunos aspectos tristes de la realidad en la que vivimos aislados e indiferentes unos de otros. Creo que este sentido se lanzaba la crítica a la que se respondía en este caso, pero es buena ocasión para recordarnos que ya está bien de considerarnos mejor que otra gente solamente porque hace cosas distintas de las que hacemos nosotros. Ya hay bastantes viejos gruñones quejándose de lo que no entienden, que a menudo son las actividades que nosotros mismos hacemos. No olvidemos que los aliados naturales de quienes quieren poner vallas al campo y de sus corruptos amigos políticos, son los viejos gruñones a los que les molesta todo lo distinto, todo lo que no entienden, todo lo que parece una novedad.

Quien quiera cazar pokémones, que les lance pokehostias virtuales de esas y cada cual a lo suyo, respetándonos todos... quien quiera matar un bicho indefenso para divertirse...

...bueno, ese por mi que se dispare mejor en la entrepierna.

Tampoco la práctica de la tolerancia tiene que llegar al infinito, caramba.



viernes, 8 de julio de 2016

Pasado y futuro

Todo santo tiene un pasado y todo pecador tiene un futuro
Oscar Wilde
Recuperaba hace pocos años el filósofo Jostein Gaarder la cita de Goethe que decía:
Quien no sabe llevar su contabilidad por espacio de tres mil años queda como un ignorante en la oscuridad y sólo vive el día (1) 
Gaarder aplica la máxima a la historia de la filosofía, la cual no llega a los tres mil años exigidos por el poeta alemán, pero cuenta con casi veintisiete siglos de trayectoria. Tradicionalmente desde el momento en que Tales de Mileto intenta buscar una explicación racional al mundo e inaugura la actitud "filosófica", el amor al saber por oposición al mito.

Casi tres milenios de lucha encarnizada entre el pensamiento mitológico y el racional y, por ahora, aún estamos lejos del final del conflicto. La buena noticia es que no han podido con nosotros. Ni los sofistas, ni los tiranos de Atenas, ni el emperador Constantino, ni el Califato y sus llamas lamiendo los papiros de la biblioteca de Alejandría, ni las persecuciones inquisitoriales en la Edad Media por parte de burros fanáticos, ni los juicios a Miguel Servet, a Giordano Bruno, a Galileo Galilei, las condenas al pensamiento de Darwin, a la geología y la biología moderna... ni los Nazis quemando libros de "ciencia judía", ni los estalinistas quemando libros de "ciencia burguesa", ni el nacional catolisimo y su "muera la inteligencia", ni la postmodernidad más anti-ilustrada, ni recientes o próximas reformas educativas de minutruchos politicuchos haciendo genuflexiones al neoliberalismo y aprovechando para besar abyectamente los mugrientos pies de sus amos.


Pero vivimos tiempos en los que nos lanzan constantes mensajes que nos instan, que nos exigen "vivir el presente", no en el pasado o en el futuro.

Yo mucho me temo que no estoy para nada a la moda New Age en ese aspecto (bueno, témome mucho que casi en ninguno) y me siento más próximo al pensamiento de Goethe. Creo que debemos saber de dónde venimos. Auditar la "contabilidad" tan atrás como sea posible para comprender qué somos. Cuál es la lógica bajo la que se empezaron a hacer los primeros maratones de montaña en España, por ejemplo, nos hace entender cual era la base popular en la que surgió un movimiento que ha ido evolucionando y que quizá se encuentra en una encrucijada al haber desconectado de aquellos pioneros. Comprender nuestro pasado, el de nuestra sociedad, nuestra historia tan atrás como nos permitan los vestigios, bucear en la cultura prerromana y en los movimientos de población y culturales de los últimos 2.500 años es una forma de aproximarnos a comprender el presente y su lógica.

Hace veintidós años aparece el primer maratón de montaña: el Galarleiz.
Después vendría el Alpino Madrileño (quizá el maratón más duro del mundo, entonces).
Desde allí una evolución constante e inexorable hacia mayores
distancias, mayores desniveles y mayor dificultad técnica.
También creo que nuestra existencia es un constante colisionar con un futuro que no está aún determinado, por tanto es necesario trazar planes. Planes para el minuto siguiente, para la semana, para dentro de diez años. Anticipar y planificar proporciona cierto control sobre los acontecimientos y nos hace más libres. Es decir, que yo creo que hay que vivir,principalmente en el futuro y hay que tener muy presente el pasado. Cuanto más mejor. Si no el presente no es más que el deslizarse por un tobogán por el que se baja a gran velocidad sin posibilidad de pensar en nada ni de ir en otra dirección que la que que la gravedad, la sociedad, nos marca.

Es verdad que hay una forma de arruinarse la vida que consiste en recordar un pasado idealizado que nunca existió con la esperanza de que retorne, en forma de paraíso en un futuro próximo, más o menos próximo o lejano.

El esquema es el mismo que hay presente en la Biblia:

Todo era maravilloso en el Paraíso Original, en la lejana infancia de la humanidad. No había sufrimiento, ni trabajo, ni hambre... pero, sin poder evitarlo, como consecuencia de nuestra propia ignorancia y de la presión exterior (la serpiente), todo se fue a freír puñetas. Sin embargo un profeta, en un momento dado, viene para liberarnos y nos promete que más o menos pronto va a llegar el Reino de los Cielos y todo el mal del mundo se va a acabar.

Y el mismo esquema que el marxismo mal entendido:

Hubo un tiempo en que una comunidad de libre intercambio se autorregulaba a través del tiempo socialmente necesario para la producción de las mercancías, lo que daba como resultado un justo reparto de los recursos y la riqueza, pero en un momento dado, el modo de producción se alteró cuando la fuerza de trabajo se comercializó y unos pocos se apropiaron gradualmente de una plusvalía que les permitió acumular Capital y dar como resultado una sociedad injusta y desigual. Pero un día llegará la Revolución que instalará la dictadura del proletariado que, finalmente, nos llevará al Paraíso Comunista donde todo será genial.

Y, por qué no, también podemos encontrar la misma idea en el batiburrillo postmoderno nihilista pijipihipster:

Los pueblos que viven en contacto con la Naturaleza, son felices como lo eran nuestros antepasados, porque no han roto con sus raíces, cuando traicionamos a la Madre Naturaleza inventando máquinas de vapor y a electricidad, ella nos castigó severamente, pero pronto con la llegada de la Era de Acuario/Niños Índigos/Revolución social libertaria/Meditación Transcendental/Hippismo bondadoso/Infusiones de hierbas de herbolario... el mundo va a ser mejor gracias a los memes buenrollistas compartidos en las redes sociales y la concienciación universal, la homeopatía lo curará todo y seremos delgaditos y felices, pero sin complejos.

Hasta la propia mitología personal de muchas personas es un tránsito entre una feliz infancia perdida y una jubilación liberadora. El problema no es "aferrarse al pasado" o "vivir en el futuro", sino mentirse a uno mismo sobre lo que fue y sobre lo que puede llegar a ser.

También idealizamos aquellas carreras de montaña que corrimos hace diez, hace quince, en algunos pocos casos, hace veinte años. Como el recuerdo de una infancia feliz nos parece que estaban imbuidas de un "espíritu"  que se ha perdido con el tiempo y que ya no volverá. Como un paraiso perdido, como un pasado mitológico.

Si queremos saber hacia donde vamos quizá lo primero que tenemos que ir haciendo es un ejercicio de análisis genealógico, una racional investigación del dónde venimos para pensar bien cuales son las posibilidades que tenemos por delante. Lo cual pasa, por supuesto, por escuchar y dar voz a nuestros veteranos y que estos, despojados de nostalgia, nos ayuden a crear un futuro que tiene varias vías abiertas entre la profesionalización y filosofía de la quedada informal. La respuesta a preguntas como si debemos aumentar la carga de reglamentaciones, si queremos hacer difusión y proselitismo de nuestra actividad, nuestro compromiso con los clubes y con la administración no puede ser un debate cerrado entre "especialistas", muchos menos si han aterrizado aquí desde otros lugares (bienvenidos sean) silenciando a quienes tienen miles de kilómetros en sus patas por el monte.
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(1) Wer nicht von dreitausend Jahren Sich weiß Rechenschaft zu geben, Bleib im Dunkel unerfahren,  Mag von Tag zu Tage leben