martes, 6 de noviembre de 2012

Desde el Puente de los Franceses hasta el Monte del Pardo

Con la M-30 en los talones

Al final, salvo por lo feo de este tramo no vamos a encontrar tampoco excesiva dificultad en él, a pesar de lo que nos decían diversas fuentes consultadas al respecto. Deduzco que el camino está mejor desde, como mucho, un par de años.

Dejábamos el río en el Puente de los Franceses, y ahí se quedará, porque ahora será la M-30 la compañía que nos escoltará y separará del río Manzanares. Ingrata compañía, que nos proporcionará ruido y polución hasta llegar al Monte de El Pardo.




Cruzamos los primeros semáforos bajo el puente que lleva a Ciudad Universitaria y buscamos un camino junto a la carretera y una pasarela azul abundantemente marcado como GR-124. Exageradamente marcado incluso, porque unos vivaces marchadores que hicieron una excursión a la Pedriza por la Senda Real, transportando arrobas de pintura roja y blanca, por lo visto, han remarcado el camino. Esto hace que en un punto determinado pueda haber cierta confusión. Amiguitos, no marquéis por ahí los GR y los PR si no lo hacéis respaldados por alguna institución como la Federación Madrileña de Montaña y dentro de un plan, porque puede ser contraproducente.

Biblioteca Central de la UNED y Facultad de Filosofía
A nuestra derecha veremos dos horrendos edificios, uno de la ladrillo y otro de cemento del más puro estilo estalinista, feos como demonios, pero de grato recuerdo para mi. Uno es una de las mejores bibliotecas del país, la biblioteca central de la UNED, que visitaba al salir de asignaturas de doctorado en el edificio de estilo soviético de cemento como "Mente mecánica. argumentos filosóficos a favor y en contra de la inteligencia artificial" o "Semántica formal: ¿lógica o lógicas?", saliendo de ella con 9 ó 10 libracos que tenía dos meses para devolver. Buenos tiempos aquellos en los que trabajaba el lóbulo frontal en vez de los cuádriceps, aunque estos tampoco sean malos.






Seguiremos camino dejando a la derecha el Palacio de la Moncloa, donde vive, nos guste o no en cada momento, el electo presidente. Más tarde pasaremos por donde han vivido y viven, nos guste o no, nunca electos caudillos y reyes.

Detrás de las coníferas, el Palacio de la Moncloa y sus habitantes
Seguimos encajonados y otros -jonados entre la M-30 y la Ciudad Universitaria. Ahora pasaremos por la Facultad de Veterinaria y el Hospital Clínico Vetrinario. Es posible que una parte de sus habitantes hagan notar su presencia con un fuerte olor a lo que suele denominarse "choto" o "tigre". Por supuesto no nos referimos a alumn@s profesores/as y personal no docente, sino a los animales bestias que allí están, para que se aprenda de ellos, o para recibir curas. Si habéis venido corriendo desde Rivas - Vaciamadrid tampoco tendréis un olor a rosas que digamos y hasta es posible que los efluvios os pasen desapercibidos saturados por los olores a río alcantarillado y, sobre todo, el espacio ocupado por el objeto situado entre las fosas nasales y las zapatillas de trail running. Recomiendo en este sentido unas no muy "cresteadoras", que son muchos kilómetros y bastante llanos. Unas trabuco o unas cascadia podrían estar bien, porque solamente al final nos meteremos en terreno alpino.

Junto al Hospital Clínico Veterinario
Llegamos a la carretera hacia la Dehesa de la Villa, última escapatoria para los habitantes de la capital de volver a casa en metro. Lo harán mejor por los caminos que se ven que suben por el bosquecillo de la derecha hacia unos edificios (de la UNED), desde allí a la Facultad de Derecho y edificio de Filosofía A (de la UCM) y allí por la avenida Complutense hasta la parada de metro situada entre las facultades de Medicina y Periodismo. A determinadas horas nuestro look "arriero" puede ser algo chocante por la zona dada la afluencia de jovenzuel@s estudiantes a sus obligaciones (jugar al mus y lucir palmito).

Última posibilidad de escapar en metro, atrochando hacia Ciudad Universitaria por la derecha 


Con la carretera a la izquierda y el muro que nos separa de un campo de golf a la derecha vemos la Puerta de Hierro.

La Puerta de Hierro
Una primera pasarela sobre la M-30 a nuestra izquierda nos tienta a que la crucemos. La ignoramos con desprecio y suficiencia, aunque no vamos a encontrar marcas de GR por un tramo y eso nos puede inquietar. Vamos por buen camino. Don't panic!

El Parque Sindical a nuestra izquierda, actual Parque Deportivo Puerta de Hierro, donde tiene sede un centro de tecnificación de golfistas (ese deporte de masas). Metáfora de la historia y transformación de los movimientos sindicales que tanta simpatía ha cosechado entre la clase obrera.
Las piscinas del Parque Sindical


Cuando encontramos la pasarela con las marcas de GR, ahora si, la cruzamos y dejamos atrás la M-30 ya para siempre. Justo antes podemos seguir el Anillo Verde Ciclista de Madrid en la calle que sale por la derecha y que nos llevará a la estación de Pitis y Montecarmelo, donde podemos cruzar la M-40 en dirección al Goloso por Valdelatas.

Recorremos un tramo extraño en que una valla nos separa de un camino claramente marcado como GR-124. Es evidente que alguien ha vallado la zona y creado una variante con las mismas marcas y que unos entusiastas han puesto pintura roja y blanca con cierta profusión. Sin hacer agujeros en la alambrada ni salirnos del guión, continuamos por nuestro camino, que nos conducirá sin mucho lío, hasta el margen de la M-605, carretera del Monte de El Pardo.
Bajo la M-40, último cinturón que desabrocharemos a la Ciudad de Madrid antes de abandonarla
Al foráneo le extrañará que por el Sur ciñan la cintura de la capital cuatro cinturones (emes 50, 45, 40 y 30) y solamente dos por el norte (30 y 40). Un fenómeno similar a desabrochar los cinturones por donde menor presión demográfica haya para sujetar la panza hinchada de la ciudad dónde más dilatada está, en la Zona Sur. De ello deducimos por razonamiento análogo que estamos ante "fajas" y no "cinturones".

Llegamos a Somontes, complejos deportivos situados en este espacio, por otro lado, protegido. Dicen que lo protege además el fantasma de un cazador bajito, calvo, con bigote y de lenta habla, amigo en vida de Hitler y Musolini. Si vais por la noche os podéis llevar algún susto.
En la M-605 un cartel nos advierte "Está usted en el Monte de el Pardo"
Ahora toca decidir. Podemos remontar hasta la presa, donde los terrenos reservados al Jefe del Estado, impiden seguir el curso del río y nos obligan a retroceder, o ahorrarnos el esfuerzo y continuar por el GR124 en dirección al Goloso.

Ya veremos.




domingo, 4 de noviembre de 2012

Desde la Caja Mágica hasta el Puente de los Franceses

La capital del Reino


Dejábamos nuestra ruta tras dos horas de trote desde Rivas Vaciamadrid en la Caja Mágica, en el barrio de San Fermín. Desde el río su aspecto es el del "Ministerio del Amor" de la novela 1984 de Orwell.

Caja Mágica vista desde el río
A continuación nos encontramos un bonito parque, coronado por una característica escultura que se alza sobre un antiguo cerro de escombros. Dejo una imagen, porque cuando he pasado era de noche y no se veía nada, de la página del Ayuntamiento de Madrid. Espero que no nos metamos en un lío con los derechas de autor.


 
La verdad es que en lo que a ruta se refiere, no hay demasiado que contar. Se trata de seguir en linea recta, junto al río, sin pérdida posible. 
A partir de este punto tenemos la posibilidad de salirnos de la ruta, ya sea para reponer fuerzas o para coger el metro o el cercanías, ya que las estaciones se alinean paralelas al río desde San Cristobal hasta Legazpi siguiendo la linea de la antigua N-IV, por dónde aún hay quien recordará haber llegado a Madrid en coche hace unas décadas.

A lo largo de las algo faraónicas obras del río (aunque no tanto como las llamadas "cuatro pollas" que pueden verse desde cualquier punto de la Comunidad de Madrid, los rascacielos del Paseo de la Castellana) encontraremos muchos puentes, iluminados de la puesta a la salida del sol.




Vemos a nuestra izquierda un famoso estadio de no-sé-qué deporte que allí se practica. Un lugar muy famoso por los seguidores de esa actividad. La carretera M-30, cinturón que encerraba la ciudad en otro tiempo antes de que se derramase más allá de toda posible contención, pasa por debajo de las gradas.



En un momento determinado tendremos una de las mejores vistas de la ciudad al pasar junto al Puente de Segovia, donde veremos, salvo que esté tapado por una cortina de lluvia, el Palacio Real y la Catedral de la Almudena, cuya financiación merecería una entrada en otro blog.


A la altura de la entrada de la Casa Campo, lugar de encuentro de corredores y de otras especies de ciudadanos menos aficionados al deporte y más a la compañía de señoritas de moral discreta, vemos la glorieta de Príncipe Pío, donde también comienzan las marcas del Camino Real, coincidente con el GR-124 que estamos siguiendo. 


El parque desaparece, pero podemos seguir corriendo por las calles de Madrid junto al río, pasando por distritos con más "poderío" de los que encontrábamos más abajo. en algún momento hemos cruzado la frontera entre el Madrid pobre y el Madrid rico, sin que ello sea obstáculo para que encontremos gente viviendo bajo algunos de los puentes que aún pasaremos.



Por fin llegamos al Puente de los Franceses que menciona la canción y que también, como aquellos nefastos, tendremos dificultades para pasar. El primer obstáculo que encontramos desde que iniciamos la ruta.

Desde Rivas hasta aquí van tres horas de trote y quedan cerca de 70 kilómetros, va siendo hora de pensar en caminar un poco. Como cálculo aproximado, cada hora andando supondrá que tardaremos en llegar a nuestro destino media hora más, suponiendo ritmos de 6-7 min/Km. corriendo y de 5-6 Km./h. andando. Siento que las unidades no sean las mismas, pero así me funciona la cabeza, en minutos por kilómetro corriendo y en kilómetros por hora andando.

Una ruta alternativa a partir de aquí consiste en girar a la derecha e ir hasta Ciudad Universitaria y la Dehesa de la Villa hasta dar a parar con la calle Francos Rodríguez, salir a parar a Bravo Murillo, subir a Plaza Castilla y desde allí, dónde encontraremos la primera flecha amarilla, ir siguiendo el Camino Jacobeo hasta Manzanares el Real, lo que nos aleja del río demasiado para nuestros gustos, pero como ruta no está nada mal para otra ocasión, además es posible, al alcanzar la tapia del Pardo, volver al gr-124 y continuar por esta ruta.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Desde Rivas - Vaciamadrid hasta Madrid Río

La remontada infernal

El plan inicial era simple: remontar el Río Manzanares desde la desembocadura en el Jarama hasta su nacimiento en el Ventisquero de la Condesa.
Desembocadura del Manzanares en Rivas - Vaciamadrid

Nacimiento del Río en el Ventisquero de la Condesa


Aprovechando que los últimos años se había completado Madrid Río, desde Legazpi hasta Príncipe Pío, se había conectado con el Parque lineal del Manzanares casi hasta Perales y diversas carreras de 100 Km. a las que uno se ha aficionado me habían llevado alrededor de la Tapia del Pardo hasta Manzanares el Real y otras de montaña (el Tres Refugios) remontando con gran sufrimiento hasta su nacimiento... Solamente quedaba buscar como pegar, por sus juntas, las partes de un rompecabezas que en buena medida ya tenía más o menos encajado en mi mente.

Salían alrededor de 100 Km, un desnivel positivo de unos dosmil... y pico metros, casi todos al final, y atendiendo a experiencias similares anteriores, trotando y andando, quizá unas 16 o 18 horas de ruta atravesando toda la Comunidad de Madrid. En peores plazas hemos toreado otras veces. Un ultrtrail chulo e inédito, que yo sepa.

Desde Rivas - Vaciamadrid hasta Madrid Río

Desde la estación de metro de Rivas (zona B2, la que está en el antiguo pueblo de Vaciamadrid, junto a   "la Casa más Grande"), se pasa por debajo de un puente y se cruza la A3 por un paso elevado. No hay pérdida posible.

Cruzando sobre el paso elevado veremos unos cortados bastante chulos, a solamente 2 minutos de una estación del metro de Madrid, para que veamos que no siempre hay que irse lejos a ver estas cosas.


Cogemos la carreterilla de la derecha que unos carteles nos indican que conduce a la Escuela Nacional de Protección Civil, con el río a nuestra izquierda y seguimos unos tres kilómetros de asfalto, pasando frente a una última depuradora del Canal de Isabel II (¿Depuradora Ultrasur?, no, no, estoy inventando) 


Aquí los meandros del río se nos irán acercando y alejando en distintos momentos mientras seguimos el camino.


El edificio de Protección Civil es una megaconstrucción que parece pensada para ser el último refugio de la humanidad en caso de holocausto zombi. Impresiona su tamaño monstruoso, las alambradas, los muros de cemento, la falta de gusto estético. Es lo más feo que he visto después de Madrid II Alcalá-Meco.


Según se pasa por la puerta de entrada, aparece un camino de tierra que inmediatamente se divide en tres. El camino de la derecha está claramente marcado como GR-124. Por la derecha pues.
Me consta que hasta perales hay otra ruta por la otra ribera del río, pero hoy nos ceñimos al GR.


Vemos el río por última vez por unos cuantos kilómetros. Se adivinará en todo momento por el bosque de galería que lo acompaña.


A nuestra izquierda tendremos una trinchera que nos hace saber que allí se detuvo a las potencias del Eje en su ofensiva camino de Valencia en la célebre Batalla del Jarama. En los cortados de la derecha se pueden ver también construcciones defensivas a donde llegaron los refuerzos desde Vaciamadrid y Arganda, entre los que se contaban las Brigadas Internacionales. Un anticipo de la sangría que después se entendió por Europa. Varios panzer I quedaron desparramados por la zona retrasando el final de la mal llamada Guerra Civil dos años, aunque (nunca lo sabremos) quizá con peores consecuencias a largo plazo para los demócratas.




Otras aportaciones del ser humano al paisaje... Km. 10 aproximadamente.


No es raro ver varios miles de cigüeñas y gaviotas "enjambradas" a la altura del vertedero de Valdemingómez. A lo largo del recorrido también abundan la águilas, garcillas y patos, muchos patos.


Pasado el cruce con la Cañada Real de Granados (carretera al vertedero municipal), veremos Perales del Río. Del río Manzanares, claro.




Barro abundante parte del recorrido fruto de las recientes lluvias.


Pasamos por debajo de la M-50


Cruzamos un puente sobre la linea del AVE


Por debajo de la M - 45, donde encontramos marcas del GR-124


Y, al ver este puente de hierro tendremos que estar atentos. Una vez pasado debemos volver al río por el camino de la izquierda, dónde comenzará el Parque lineal. Si hemos ido trotando suave llevaremos como una hora y media de carrera.





 Llegando al Tanatorio de la M - 40, carretera que también pasaremos por debajo, encontraremos la salida de la otra depuradora, fuente de los malos olores que nos han acompañado más en verano que en invierno a lo largo del recorrido que llevamos. De aquí para arriba el agua será más limpia y encontraremos más ciclistas, corredores, patos y paseantes del cercano Villaverde y Usera que emplean estas zonas para su esparcimiento.





Por supuesto la clásica estampa de unos ponéis pastando junto al río Manzanares con Villaverde de fondo. Una postal costumbrista .

Patos "p'tós". Llegamos a la Caja Mágica, hasta aquí son dos horas de trote por llano para hacer unos 20 Km. Desde aquí continuaremos nuestra "remontada infernal" en la próxima entrada del blog, desde Caja Mágica hasta Somontes, punto en el que hay que elegir si se continúa por la Senda Real (GR-124) rodeando la Tapia del Pardo o subir hasta la presa y bajar desde ella rodeando por los terrenos accesibles de la finca usada por el Jefe del Estado. Quizá un día no muy lejano se pueda continuar en linea recta sin más problemas.