miércoles, 29 de octubre de 2014

Memes

El camino hacia arriba y hacia abajo es uno y el mismo 
Heráclito #eloscuro

Los foros han muerto. Han sido asesinados por Facebook, donde la información es efímera, dónde la noticia de por la mañana ya no aparece por la tarde, donde todo es inmediato pero todo tiene una fecha de caducidad.

Se ha desplazado el debate del espacio público y permanente al espacio privado y volátil. Donde lo que ocurrió hace una semana ha quedado sepultado por la acumulación de novedades diarias que van empujando poco a poco, de forma permanente e incansable, los contenidos hacia abajo, donde desaparecen de la memoria inmediata. Sin una herramienta de búsqueda decente para poder rescatarlos y reflotarlos, pero también (casi) sin presencia de "troles" que lleguen desde cualquier parte a "romper las bolas" y a ensuciar el clima. Tu muro es tuyo, y si alguien se pasa listo es muy fácil protegerse.

El poder de trasmisión de la imagen de una idea simple
Los foros del atleta, donde en la sección de montaña leía yo con pasión los debates y las historias que me parecían increíbles de aquella gente que con los años he ido conociendo y, en algunos casos, entablando amistad, ya no son lo que eran. Allí ibas a preguntar a los corredores experimentados como afrontar tu próximo reto, a consultar sobre como era esa o aquella carrera y a cotillear sobre el Alpino Madrileño o el Galarleiz de este año. Allí flipabas con las cosas que hacían los Comunero, Fali, Wolly y un larguísimo etcétera y charlabas con expertos como Botón, Anaime, Spanjaard, que te ponían las pilas con buenos consejos. Ahora los grupos de facebook cumplen esa función, las páginas como Visillo Trail son las que se visitan a diario cuando aparece un meme para abrir debate, pero no tienen la capacidad de convertirse en una pequeña enciclopedia de recursos e información como lo son los foros.

Twiter y Facebook tienen, eso si, un gran poder para la "retransmisión" de eventos. Sobre todo para esas carreras que duran todo el día o todo el fin de semana. Vamos recibiendo noticias casi instantáneas de como va nuestra amiga o el corredor de élite, de si acaba de pasar el control del PK 120 o si le han sacado una fotillo con barro hasta las entretelas y cara de haber sujetado el cielo con la fuerza de sus brazos como un Heracles que le da un respiro a Atlas en su tarea.

Visillo, por cierto, responde a la última tendencia en la red. El aforismo, el meme, la frase corta con un mensaje irónico e inteligente (bueno, tienen sus días, como todo el mundo). Una tendencia generalizada a condensar la información, compartida por los twits de un puñado de caracteres, el microbloging, el chiste visual en una viñeta que circula por los grupos de Whatsapp. Una tendencia a que la información sea cada vez más mínima, rápida. Una píldora que hace que seamos cada vez mejores receptores y perores productores de información. Se comparte y se retuitea más que se inventa y se crea. Hasta han inventado el portátil sin teclado, el tablet, perfecto para cortos mensajes, para propagar lo que ya hay, pero desde los que no puedes soltar muchas parrafadas ni, por supuesto, hacer una producción de contenidos similar a las que permiten las 105 teclas tradicionales de un PC.

Juegos de palabras e iconos culturales en los memes que circulan por la Red
En la historia de la filosofía también ha habido partidarios del aforismo o, por el contrario, de la rigurosa y exhaustiva fundamentación de cada idea que se aporta. Nietzsche o Heráclito son los aforistas más conocidos a través de sus cortos mensajes, sus tuits, sus sentencias breves cargadas de un contenido más profundo del que se percibe a primera vista y que no pretenden estar razonados o fundamentados explícitamente en el cuerpo de su obra. Que sugieren e insinúan la decadencia y el nihilismo de la cultura occidental (o la clásica ;-) ) pero sin usar emoticonos para dar un sentido emocional a un texto que puede ser malinterpretado como en una "warflame" en un foro :-P .


La tecnología nos hará seguir ganando y perdiendo cosas, en cualquier ámbito. La nostalgia es normal, pero no debe confundirse con la normatividad. Las cosas son como son y, cada cinco o seis años, se vuelven irreconocibles en el mundo de la tecnología. No hay nunca vuelta atrás ni cabe decir que están mal o que deberían ser de otra manera a la que son.

Larga vida al meme.

sábado, 18 de octubre de 2014

El comer es un placer. Somos lo que comemos (...y IV)

"Sin comer no se puede pensar, porque sólo piensas en comer..."
Rene Descartes

Julien Offray de La Mettrie, filósofo y médico francés, murió, según algunos de sus biógrafos, de una indigestión de paté de faisán, mientras que otros apuntan a un atracón de trufas, quizá, en definitiva, fue el paté de faisán con trufas, aunque hay unanimidad sobre que el autodiagnóstico y autotratamiento a base de sangrías (desangraciones) no fue eficaz, sino rápidamente letal. Para este autor la filosofía, o casi cualquier otra cosa, era una actividad a realizar después de lo importante:

"Bebe, come, duerme, ronca, sueña y, si alguna vez piensas, que sea entre vino y vino".

Seguramente hay que atribuir a La Mettrie ser uno de los primeros iniciadores modernos del pensamiento cognitivista, ya que plantea un enfoque emergentista en su obra "El hombre máquina", en la que reflexiona sobre la mente, la materia y el sistema nervioso yendo más allá que Descartes y extendiendo la teoría de que los animales son máquinas a la propia especie humana. Ello servía, más que para denigrar a las personas, para dignificar a los animales, ya que no consideraba imposible, incluso, enseñar a hablar a los monos y otros bichos, con tiempo y paciencia. Aunque solamente fuese por eso ya me sería simpático, pero si le añadimos su ateísmo militante y su reivindicación del mundo de los placeres cotidianos como forma de realización en la vida, creo que podemos casi hablar de un miembro (con perdón) de Corriendo por el Campo (si le hubiese dado la gana de correr, así, a lo tonto).

Hablando de comer y de atracones, hay que ir terminando con la serie sobre nutrición con la que he estado indigestando a mis queridos, osados y esforzados lectores las últimas semanas. Ya volveremos al tema más adelante, porque no se puede separar lo de correr de lo de comer con tanta facilidad.

No hablan, no, pero se les entiende todo...
Además estoy "a plan", y es difícil en estos casos sacar de la cabeza el tema de la alimentación, como nos señala Descartes en la cita con la que empieza esta entrada.

Y al final, ¿Tiene la filosofía algo que decir sobre la nutrición en el deporte?

Mucho, siempre tenemos algo que decir. Nos metemos en todas partes sin complejos, porque no hacemos ciencia. La ciencia tiene delimitado por sus métodos, por sus objetivos y herramientas, el campo desde el que puede hablar de algo. No se puede, por ejemplo, hablar de como se comporta un animal desde una ciencia, como la química, en la que no tienen lugar las propiedades estructurales (i.e. la propiedad de "conducta animal") que emergen cuando la materia química se organiza para formar vida, una forma de materia que estudia la biología sirviéndose, eso si, de la bioquímica y la química orgánica, entre otras, como auxiliares.

Aprovechamos para recordar a los enemigos de la "química" en los alimentos, que todos los alimentos son sustancias químicas, como ellos mismos (me refiero a los que quieren comer "sin química", a su propia persona), tengan o no estas sustancias un nombre que tenga su origen en una nomenclatura científica. Un boniato ecológico es tan químico, ni menos ni más, que un puñado de aspartamo.

He pillado peso en el parón del Otoño y toca pagar la penitencia. Aquí empiezo con ella luciendo lorcillas.

Se puede hablar sobre el alcance de la ciencia, de lo que se puede o no se puede decir sobre salud y nutrición, sobre sistemas de entrenamiento y biomecánica. Sin hacer medicina, sin hacer biología, desde la epistemología, esa parte de la teoría del conocimiento (gnoseología), se puede decir cuando no se está haciendo ciencia, cuando se está haciendo un razonamiento equívoco, cuando se está yendo más allá de lo que es posible afirmar a partir de un pequeño conjunto de datos. Es posible, eso sí, establecer cuando una inferencia científica es legítima o, al menos, se puede cuestionar desde la lógica cuando es ilegítima.

Por ejemplo, aunque sea de dominio popular la idea de que los cambios evolutivos son muy lentos y que la Naturaleza (con mayúsculas, para algunos de los que sustituyen sus dioses por esta personalización de lo que podríamos llamar "el conjunto de las cosas") no da saltos en el proceso evolutivo, aunque se piense por mucha gente que, si estábamos adaptados en el paleolítico a una determinada dieta en la que no había legumbres ni cereales, ni en la zona que habitamos muchos alimentos introducidos en tiempos históricos (castañas, dátiles, maíz, arroz, naranjas, pimientos, tomates, patatas, etc...), es posible que no podamos digerirlos tan bien como los alimentos "autóctonos"... si es que existe alguno... a pesar de todo, lo que nos dice la ciencia es que nuestra capacidad para asimilar nuevos alimentos evoluciona muy rápidamente y que, con independencia de ello, los cocinamos y procesamos para hacerlos digeribles y asimilables. Todos los alimentos tienen sustancias (químicas) que no son saludables en determinada cantidad y en una dieta muy monónota siempre existe el peligro de que falte algo o de que se acumule mucho de otra cosa, lo que también puede ser peligroso (hasta el exceso de vitaminas puede ser letal).

El mito de los alimentos "inflamatorios" o las dietas macrobióticas o alcalinas, tienen tanta base científica como guiarse por el color de los alimentos (que existe, si, la dieta de los colores) como guía nutricional. Todas las sustancias son tóxicas en una determinada dosis, incluyendo aquellas imprescindibles para nuestra existencia como el agua.

Podemos rechazar la falacia de pasar del "poder" al "ser", de construir una hipótesis razonable a darla como un hecho probado. Lo cierto es que podemos comer muchas cosas y nos adaptamos a ello con relativa facilidad. La cuestión es que cuando tienes una fuente eficaz de alimento, que proporciona muchas calorías y puedes almacenar, ya sea en forma de derivados de la leche, legumbres y cereales secos, aceites obtenidos del prensado de frutos y semillas, frutos secos, carne o pescado en salazón... (todo lo nombrado prohibidísimo por alguna doctrina nutricional radical), entonces tu población sobrevive y la que no tiene el qué comer al final del invierno, casca. Así de sencillo. La población mejor alimentada es la que sobrevive para trasmitir sus genes, y dentro de cada población, aquella con menor intolerancia a la dieta que permite subsistir a la mayoría. Es el llamado "Efecto Baldwin". Es el hábito alimentario lo que dirige la evolución genética porque, como factor de supervivencia, está por delante "comer calorías suficientes para no cascar" que el "comer alimentos que se digieran con facilidad y no produzcan aerofagia". Es lo que explica que distintas poblaciones humanas, geográficamente separadas a lo largo de la historia, estén mejor o peor adaptadas a unos cereales u otros o que los orientales tengan escasa tolerancia al alcohol y los occidentales a la cafeína según se haya optado por la fermentación (vino y cerveza) o por la cocción (té) como estrategia para potabilizar el agua.

Corriendo con la mitad de dedos que de uñas.
Otro selfie de penitencia
El otro día se me calló la uña del pulgar como consecuencia de los microtraumatismos producidos en el UTMB (ya me estaba creciendo otra debajo, mucho menos "grimosa"). Luego al correr mi tirada empecé a sentir como un pinchazo en la yema del dedo. Muy molesta. Era como si me clavasen una aguja. A veces hay que investigar un poco. Tenía un pinchito clavado en el calcetín. El pincho era la causa del pinchazo. A veces establecemos una relación de causalidad ilegítima, aunque razonable.

Que una cosa siga a otra no quiere decir que una cosa cause a otra.
No basta que un sabio estudie la naturaleza y la verdad; debe atreverse a decirla en favor del pequeño número de los que quieren y pueden pensar; pues a todos los que son voluntariamente esclavos de los prejuicios les es tan imposible alcanzar la verdad, como a las ranas volar.Julien Offray de La Mettrie






jueves, 9 de octubre de 2014

Psicología de comer y correr . Somos lo que comemos (III)

Al final se me va de las manos. Quería hablar de la psicología, la sociología y la filosofía de la relación entre comer y correr y, en ello, aludir a la paledieta, si es necesario para acabar a Palehostias con mi querido amigo Victor, ya que él y yo sabemos que es esta la manera de resolver la divergencia entre puntos de vista que era más empleada entre nuestros antepasados del periodo Paleolítico, que es a lo que estamos adaptados genéticamente y que dos no discuten si uno tiene un bate de beisbol. Ya en serio y porque compartimos seguramente un 99% de las opiniones y porque es una persona con la que se puede discutir de cualquier cosa, además de ir a correr por el campo y a tomar unas cañas y un revuelto de morcilla en cualquier momento, voy a dar mi opinión sobre el tema, pero en otra entrada, que esta se me estaba alargando mucho (con perdón).

Me limitaré a la...

...psicología de lo del comer para corredores:

Ya lo habíamos comentado, la sensación de hambre es una sensación poderosa. Más de lo que creemos.


Si nos fijamos en como se comporta un animal hambriento (o que tiene que alimentar a su prole), veremos que llega a arriesgar su vida para conseguir comida, que se enfrenta a animales mucho más grandes y presumiblemente fieros para alimentarse impulsado por la necesidad acuciante de conseguir nutrientes.

Si repasamos algunos de los momentos más tristes de la historia de los animales humanos, durante hambrunas, durante las guerras y en las ciudades sitiadas, durante los desastres naturales (o artificiales) contemplaremos a las personas actuando peor que los animales bestias, es decir, todos menos los humanos, asesinando a los de su propia especie, practicando el canibalismo y arrastrándose hasta la más miserable abyección impulsados por la poderosa sensación del hambre. Por hambre se mata, se marcha uno a vivir a otro país dejándolo todo atrás, se abandona a la familia y a los hijos y se comenten los crímenes más atroces. La sensación de hambre tira de los mecanismos psicológicos más primarios y de los "instintos" que generan más ansiedad. Acordaos de ello la próxima vez que veáis a alguien saltándose la dieta o de mal humor porque no ha comido.

Además la sensación de ansiedad que genera el hambre no se aplaca comiendo simplemente la cantidad de comida que se necesita. Cuando la sensación de hambre ataca, comemos compulsivamente. Si no ejercemos control consciente sobre ello (y a veces, ni aún así), consumimos más alimentos de los que necesitamos en ese momento para asegurarnos que, en el futuro, vamos a tener una reserva alimenticia. Nuestro organismo está muy bien preparado para almacenar reservas. Es una estrategia adaptativa a un entorno más hostil en el que nuestros antepasados vivían y donde acumular grasas podía suponer el sobrevivir y reproducirse al final de un largo invierno.

Para mayor desastre cuando enseñamos al cuerpo a calmar la sensación de hambre comiendo compulsivamente, acabamos por emplear ese mecanismo para calmar cualquier otra ansiedad, por ejemplo, la que causa la dependencia de la nicotina cuando dejamos el tabaco, cuando en el trabajo nos sentimos rodeados de los que podríamos llamar "hij@s de la gran puta" (más que nada por ponerle un nombre a un concepto que todo el mundo entiende), o también la ansiedad que hay entorno a una ruptura sentimental o, paradógicamente, la que nos produce vernos "gordos" en el espejo. Es por eso que comer, que comer más de lo que se necesita, es un problema en las sociedades occidentales. Comer mucho o comer mal... o ambas cosas. Además la pulsión de comer no distigue si estamos aportando al organismo suficiente hierro, yodo o vitamina A. Solo funciona como motor la cadena ansiedad-compulsión-saciedad-culpabilidad. Comer mucho y comer mal suele estar directamente relacionado.


La persona que corre tiene que transportar sobre sus tobillos y rodillas el peso de su cuerpo (qué obviedad), y ese peso puede variar. Si engordas cinco kilos, es como llevar una pesada mochila, si pierdes dos sientes que vuelas y ganas en velocidad y buenas sensaciones. El peso de más es algo que la gente que corre quiere evitar porque te hace lento, porque disfrutas menos y porque tienes mayor propensión a las lesiones. El peso siempre está en la mente de la gente que corre. Quiere incluso tener un aspecto de deportista eficiente y que le siente bien la ropa que, casi siempre, está diseñada para "flaquitos", un factor nada desdeñable en la psique del corredor popular directamente vinculado con su consumo de calorías.

Ay, pobre de quien piense que corriendo y, más específicamente corriendo por montaña, se puede comer sin preocuparse por pillar peso. Esto es como la cartilla del banco. Crece o disminuye según si entra más de lo que sale y al revés. Si entrenas mucho, tendrás más hambre. Si comes más de lo que necesitas serás una persona corredora con sobrepeso. Desde luego estarás mejor que si no te mueves. Los músculos grandes y el peso consumen más energía al hacer ejercicio que las cuerpas de los "tirillas", así que si se hace suficiente ejercicio aeróbico se acaba alcanzando una solución de equilibrio, pero las articulaciones sufren y las fibras de los músculos y los tendones pueden lesionarse con mayor facilidad. Una ventaja es que se puede correr o hacer montañismo más horas, a un nivel de consumo más bajo, que practicando otros deportes. Diez horas de trail running y caminata a buen ritmo a 400-500 Kcal. /hora gasta muchísimo más que un ejercicio más explosivo y anaeróbico como el baloncesto o el atletismo en pista durante una hora.

Para quienes no corren, les puede ser ilustrativo para comprender la importancia psicológica de la alimentación y sus complejas dimensiones el observar a una familia media a la hora de comer. Entorno a la mesa se establecen relaciones entre padres e hijos. Se crean conflictos o afloran los subyacentes de manera palpable. La primera relación que se crea entre madre e hijo es, en la mayoría de los casos, la lactancia, desde el mismo momento del nacimiento. Comiendo o, más frecuentemente, no comiendo, se crean relaciones de poder bidireccionales entre quien intenta alimentar como cree que es adecuado y quien  es guiado simplemente por el "gusto" y el deseo inmediato. Los sabores y aromas del alimento son lo que nos relaciona directamente con la comida, son lo que, cuando se hacen objeto de conciencia, nos hace preferir un alimento sobre otro sin más criterio que "la gana". Es lo que nos hace creer que lo que nos gusta es bueno y lo que nos disgusta es malo, aunque el sentido común diga lo contrario. En la mesa y en el día a día de millones de familias anónimas se escuchan más discusiones y gritos que en ningún otro momento y lugar.

Ale, a freír espárragos tormundo
TO BE CONTINUED...



viernes, 3 de octubre de 2014

La dieta saludable: Somos "lo" que comemos (II)

Si no puedes hacer el bien, por lo menos no causes daño.
Hipócrates de Cos
Sin lugar a dudas una correcta alimentación es una de las claves para tener buen rendimiento y, lo que es mucho más importante, buenas sensaciones cuando corremos. Lo que comemos nos condiciona mucho más de lo que creemos y algunos deportistas lo demuestran cuando, sin cambiar sus entrenamientos, mejoran espectacularmente sus marcas tan solo haciendo variaciones en sus hábitos y pautas de alimentación. De pronto se encuentran que, haciendo lo mismo, disfrutan y rinden más en los entrenamientos, los asimilan mejor y se recuperan antes. Cuando te alimentas bien sientes más energía, se retrasa la fatiga y la "pájaras" son esas chicas a las que tu pareja mira mal.

Aquí una pájara de esas que se producen cuando hay un bajón de glucosa,
no "de las otras" 
Comer bien cosiste en proporcionar al cuerpo (léanlo a partir de aquí como "la cuerpa") los nutrientes que necesita. No solamente estamos hablando de la proporción y cantidad de "macronutrientes", es decir, hidratos, proteínas y grasas, y también las vitaminas y minerales que necesita y una correcta hidratación. Comer bien implica tomar distintos tipos y variedades de hidratos, proteínas y grasas, para lo cual la monotonía en la dieta no es muy recomendable. A veces nos volvemos tontos con una dieta monótona para deportistas basada en el arroz con pollo, en los espaguetis o en el uso de "alimentos fetiche" como el aceite de oliva (con su componente de patrioterismo en plan "¡cómo en Ejpaña no se come en ninguna parte!) y dejamos de tomar, por ejemplo, otras grasas y aceites muy necesarios como los que proporciona el pescado o los frutos secos o no consumimos suficientes legumbres, verduras y frutas, que deberían ser en gran medida la base de la alimentación de mucha gente.

Sobre las legumbres prevenir y avisar que la próxima entrada en este blog será sobre las paleodietas.

Cuidado, que para conseguir una dieta saludable es casi necesario (recomendable) que la dieta sea variada, pero que la dieta sea variada no quiere decir que sea necesariamente sana. Os lo escribo aquí en álgebra, para los más frikis y para los que recordáis con nostalgia las clases de lógica en filosofía de tercero de BUP :

¬((A⇒B)(B⇒A))
Lo que me ha costado hacer la tontería en HTML

Y hay que recordarlo porque hay gente que le da la vuelta con facilidad a las relaciones de causalidad. No se puede inferir lo siguiente: que si una dieta monótona no es sana, una dieta variada, por el hecho de serlo, es saludable.

Al grito de "hay que comer de todo" hay gente que come una gran variedad de alimentos que no son en conjunto, una dieta razonable o rechazan dietas perfectamente viables desde el punto de vista nutricional como la alimentación vegetariana o las paleodietas (pero no vale, de nuevo, cualquier dieta por el mero hecho de ser una cosa u otra así etiquetada. Hay buenas y malas dietas vegetarianas. Hay formas viables o también cafres de ser paleo).

¿Qué necesita el cuerpo? Pues cada persona tiene unas necesidades diferentes. Así de sencillo. Depende, sobre todo, de los hábitos de vida que se lleven y, un poco, de la genética también. Pero una de las claves es analizar el conjunto, no separadamente cada uno de los alimentos para bendecir unos y estigmatizar otros.

Entrada en meta de un corredor de ultratrail con más hambre que los pavos del tío Manolo
Hay, en la sociedad y en lo que a nutrición se refiere, mucha ignorancia. Y más que ignorancia una permanente campaña de desinformación que busca la promoción de determinados productos. En el mundillo del deporte la gente está algo mejor informada que la media (lo que no es mucho), pero, entre que nos gusta que las teorías encajen en nuestros gustos, que no nos gusta que nos digan que no es bueno tomar lo que tomamos y algunos rasgos de chovinismo culinario y hasta de patrioterismo absurdo, al final entendemos lo que queremos de lo poco y mal que nos cuentan. Eso sin tener en cuenta las modas y el factor ideológico en la alimentación.

Hace poco escuchaba en las "telepantallas" orwelianas que hay en el Medro de Madrid que para llevar una dieta saludable era necesario, entre otras cosas, el consumo moderado de alcohol. Terrible. No decían que el consumo inmoderado de alcohol llevaba a la enfermedad, sino que, literalmente, había que consumirlo, eso si, un poco, aunque dejaban a criterio del escaso entendimiento en materia alcohólica de cada cual cuanto es mucho (para la mayoría lo que le lleva a la intoxicación aguda, todo lo demás es presumiblemente "moderado"). También en otra ocasión en la que dije por aquí que cualquier cantidad de alcohol era mala, recibí algunas de las más apasionadas (aunque poco argumentadas) críticas desde que intento atraer trolls a este blog, por ahora con escaso éxito, amables lectores.

Somos lo que comemos. También lo que bebemos y lo que fumamos.

Hay gente que se la "coge con papel de fumar" con el glutamato monosódico y el aspartamo (aprovecho para aconsejarle a usted que nunca tome un kilo de aspartamo al día, oiga, que no se me lea decir lo contrario) y que a continuación se ensila unas decenas de gintonics con "pepino ecológico", para no perjudicar la salud con malditos pepinos transgénicos. Gente que se apunta a comprar lo que tenga escrito en el envase que es, eso, ecológico, natural o integral sin mucho más criterio que cuando son caserísimas las habitantes de una caja de croquetas ultracongeladas caseras. Si lo venden en el herbolario (preferentemente un dependiente con estética hipie), es de fiar y buenísimo sin más. Si está en una estantería del supermercado es sospechoso a priori. Gente que toma voluntariamente tóxicos como la nicotina, el THC, el etanol... anda preocupadísima por cosas como si se han utilizado antibióticos en lo animales que consume en vez de torturarles con homeopatía y otros placebos inútiles (y presumiblemente peligrosos, ya que nos pueden llevar a consumir animales enfermos). Quien se mete veneno en dosis altísimas (culturalmente aprobados por otros consumidores) y le preocupa la toxicidad de alimentos que comen millones de personas a diario, desde hace décadas, después de haber pasado rigurosos controles sanitarios.

Gente que aplaude el "potencial terapéutico" de la marihuana e ignora el "potencial psicotizante" de la misma. Todo dentro de una visión del mundo que incluye una gran conspiración mundial para no presentar el cáñamo como la panacea de todas las enfermedades.

Hormigas comiendo agua con azúcar coloreada.
Es obvio que la azul está menos rica que la amarilla (me encanta hacer ciencia).
El científico Mohamed Babu se ha dado a conocer por espectaculares fotografías de hormigas de abdomen trasparente comiendo agua con azúcar coloreada y que adquieren el color de la comida ingerida. Una metáfora del título de esta entrada. No os preocupéis por las hormigas, que comen cosas peores. Preocuparos por lo que coméis vosotros. Yo consumo alcohol, en mi opinión poco, pero menos siempre sería mejor. Así lo haré (si me da la gana). Sobre otras sustancias, que cada cual se drogue con lo que quiera sin hacer apología de su afición.

Me recuerda un avituallamiento de una carrera de montaña,
cuando los corredores se acodan en "la barra del bar" y se ponen a zampar
Fotos de Mohamed Babu.
Lo que metemos en el cuerpo nos afecta profundamente, no digamos si jugamos con la química del cerebro. Somos lo que comemos, bebemos y nos drogamos en casi la misma medida que un insecto coloreado por el alimento que ha ingerido. Para establecer qué es saludable y qué no, no hay más herramienta que la ciencia y apesta como una hedionda hez todo discurso que parta de un enfoque ideológico anticientífico, cospiranoico, magufo o jipiguay. Casi lo mismo que la dietética patrocinada y amparada por intereses económicos de la industria alimentaria.

Y hablando de química cerebral, hay una cosa muy importante que no debemos ignorar: el comer es un placer. No podemos dejar de lado el componente psicológico que juega la comida en una carrera. Somos también el placer que nos da comer cosas ricas. Cuando vemos a muchos corredores de montaña degustar jamón o tortilla en los avituallamientos, es cierto que no están reponiendo ni aportando los hidratos de carbono que en ese momento mejor optimizan su rendimiento deportivo, de acuerdo, pero si están adquiriendo otras cosas igual de importantes. No me refiero a las sales, sino a los sabores. Después de estar todo el día corriendo y "guarreando chuches" (geles, barritas, galletas...) apetece mucho un alimento que  proporcione al cerebro, ese órgano tan importante en la carrera de montaña, un momento de descanso, un ratito de placer.

Y en relación con ello y aprovechando que el Guadiana pasa por Argamasilla de Alba, os recomiendo la sección de ReCxCetas de nuestro blog favorito, por supuesto.

miércoles, 1 de octubre de 2014

Teoría de cuerpas (somos los que comemos I)


"Como la vista es a la cuerpa, la razón es al alma"
Aristóteles de Estagira

En Teoría de cuerdas se asume un modelo del Universo en el que lo que aparentemente es una partícula elemental en otro modelo y así se comporta, es aquí un amasijo de algo más elemental aún, "cuerdas" que vibran en un espacio-tiempo multidimensional.

A parte de perder tres cuartas partes de mis lectores con este primer párrafo(otra vez), me he ido del tema. Hoy hablamos de "Teoría de CUERPAS", no de cuerdas.

Abdominales CxC
La cuerpa es eso con lo que corremos. Está formado por músculo, piel, grasa, pelo, hueso, vísceras... distribuido en distintas proporciones de gracia y salero según el individuo. La cuerpa es algo que tenemos en común con el resto de los animales, al contrario de otras cosas que nos son específicas como el lenguaje, los programas de cotilleo o hacer la declaración de la renta. Tres cosas de las que no se benefician nuestros primos evolutivos que han buscado otras maneras y estrategias adaptativas distintas a nosotros a la hora de perpetuar su especie. Puesto que toda especie viva ha sobrevivido hasta el día de hoy y, no sabemos mañana que va a ocurrir, dice la teoría de la evolución que en principio nuestras estrategias adaptativas no son mejores que las de otros bichos. El tiempo dirá si son los descendientes de los koalas o los de los grillos los que acaban siendo los señores de la Creación en este planeta en la larga lista de breves éxitos que va de los trilobites a los humanos pasando por los dinosaurios y otras muchas apuestas habidas durante eones.

Hay dos tendencias filosóficas que se corresponden con las dos grandes tradiciones occidentales (platonismo y aristotelismo) en lo que se refiere al análisis filosófico de la cuerpa. Para una, la aristotélica, la cuerpa (soma) sería la "forma" de la materia (hylé), pero en el ser humano, además, esta forma es la esencia, lo-que-le-hace-ser-lo-que-es, la "mente" (psiché).

Teoría difícil de entender salvo porque se corresponde perfectamente con nuestro paradigma científico actual y es lo que vienen a decir las ciencias cognitivas como la neurología. Que la estructura de la materia, las redes neuronales, son el soporte de la conciencia. Que esta es una propiedad emergente de la estrucutra, es decir, de la conjunción de materia y forma. La otra tradición, la platónica, postula una separación perfectamente identificable entre cuerpa y alma, no una unión inextricable como en la filosofía de Aristóteles y considera la cuerpa el recipiente donde el alma habita (temporalmente). Incluso considera, como la escuela Pitagórica, que "la cuerpa es la carcel del alma".

Dos corredores se dirigen a recoger el dorsal y a escuchar la charla técnica de la carrera.
Para esta tradición, que llega hasta nuestros días, la cuerpa es como un botijo (en algunos casos no van descaminados) vacío por dentro que es rellenado con una sustancia espiritual hasta que un día se rompe. Ese día según algunas tradiciones se va el contenido por el desagüe, se traslada a otro botijo o incluso a otro recipiente con forma distinta, se disuelve en un océano con el contenido de otros botijos o se marcha en plan "ghost" con forma de botijo al cielo, al infierno o a vigilar una casa encantada. Hay muchas teorías de que hay "más allá" del botijo. Todas ellas contradictorias entre si.

Hay que entender que el cristianimo, aunque se haya vendido como una religión de origen hebreo, tiene profundas raíces en la tradición griega. Hace dos mil años la inmensa mayoría de las comunidades judías ya no hablaban hebreo ni en la propia Palestina. Si Jesús de Nazaret (o el conjunto de personajes que dieron lugar a su leyenda) existió, se comunicaba y juraba en Arameo, y seguramente algo de Griego y Latín controlaba. Es la tradición neoplatónica la que tiene más impacto en la religión fundada por Pablo de Tarso, graeculus también, el cristianismo. Es la concepción de la cuerpa que tiene Platón la que se incorpora la teoría de la vida del cristianismo. Desde entonces no han tenido tiempo de hacer una actualización científica decente (de aquellos barros vienen estos gallardonianos lodos).

Es por esto que la cuerpa se considera algo de posesión temporal en el cristianismo y sus derivados, como el Islam, en el pensamiento platónico y en sus herederos filosóficos como Descartes, que también considera que las cuerpas de los animales son meras máquinas, recipientes que en el caso del ser humano, es rellenado (problemáticamente) a través de la conexión que es la glándula pineal. Llegó el cartesiano francés a ejemplificar su desprecio por semejante recipiente arrojando un gato por una ventana en medio de una charla (dice la leyenda), aunque él, feliz propietario de un alma inmortal, no se quiso ir detrás del felino.

Para el cristianismo la cuerpa es un lugar de pecado, sucio y pecaminoso que arrastra a las personas hacia el mal, especialmente la cuerpa fenmenina. Los integristas del Islam lo tapan en las mujeres que tratan como si fuesen de su propiedad (que según el Libro, no lo son) y muchos lo hacen desaparecer de la vista de los otros hombres en nombre de la sumisión a Dios. En general, en nuestra cultura, la cuerpa tiene muy mala prensa y se considera de mal gusto pensar en ella y hasta cuidarla y atenderla.

En este contexto reivindicamos hoy desde aquí la cuerpa y lo corporal y celebramos con ella un festejo consistente en pegarnos una buena carrera y, endespués, un generoso picoteo.

Humor autorreferencial no recursivo