martes, 31 de diciembre de 2013

A remontar 2014 (Ctrl+Alt+Supr)

Primer mesociclo. Extensivo. Objetivo de acumulación de kilómetros.

Ehhh... no, tranquilidad, no voy a contaros lo que entreno cada día. Ya hay enormes corredores como Kilian o escritores como Murakami que nos hacen un relato exhaustivo pero no mucho más interesante que el diario de cualquier otro corredor popular. La verdad es Murakami corre muy bien para ser un gran escritor y Kilian no escribe nada mal para ser tan portentoso corremontes (suponemos que escribe él), pero ciertamente no me entusiasman los libros de ninguno de los dos por ahora. Aún no le he hincado el diente al último de Jornet, que me ha traído Madame Noël, así que le daremos otra oportunidad. Quizá no me satisfacen porque no me cuentan nada que no me cuente mejor, con más sentimiento, con mayor sentido del humor o con reflexiones con más enjundia e ironía, Luis SpanjaardJorge CxC o Sonia la Vidrierista o tantos otros blogers que andan por la nube, creo que una de las mismas en las que Aristófanes situaba a Sócrates.

Primer mesociclo, cuatro semanas de acumular kilómetros a cualquier ritmo. Empezamos otro periodo de entrenamiento marcado por un parón a principios de diciembre después del último ultratrail y los excesos fiesteros del final del año, por un lado, y por el bárbaro objetivo para este verano de correr, como máximo el Ultra Trail del Mont Blanc, si salimos en el sorteo y tenemos fuerza y suerte y, como mínimo, la intentona de acabar el Gran Trail de Peñalara, que no es ninguna broma, si el próximo día 15 de enero no nos dan plaza para la mayor paliza de nuestras vidas en los Alpes corriendo 168 kilómetros y 10.000 metros de desnivel acumulado positivo, con otros tantos de bajada. Por tanto, brothers and sisters in metal, toca currárselo, solo quedan ocho meses para ponerse más fuertes que los tornillos de un submarino.


En cualquier caso, hay que empezar a trabajar, a hacer kilómetros, a repetir lo que ha ido bien y a tratar de evitar los errores del pasado. Vamos, una escusa perfecta para reflexionar sobre la vida misma, dónde andaba uno hace un año y dónde está ahora, como el tiempo ha ido avanzando y hemos ido atravesando dificultades y lesiones, cansancios y alegrías para convertirnos en los corredores y en las personas que somos.


Buena ocasión, para hacerse propósitos de año nuevo. Deportivos y de los otros.

Correr, hacer pilates, escribir el blog, investigar sobre las personas con discapacidad en la historia y sobre los derechos de ciudadanía, hacer algo que valga la pena con el tiempo que paso en el trabajo. Mantener el contacto con la gente que vale la pena y huir de las malas compañías, quedándose junto a quien no te empapa de su mediocridad moral, un tóxico difícil de detectar hasta que dejas de estar bajo su influencia.

Por norma general la gente se propone para el nuevo año metas que luego va abandonando o adaptando a la la vida según la va perpetrando los doces meses. Perder peso, dejar el tabaco, empezar a hacer ejercicio, correr un maratón... son propósitos que parecen atractivos, pero no siempre estamos dispuestos a hacer lo que es necesario para conseguirlos. Eso es. Uno puede desear mucho algo, pero tiene que hacer lo necesario para que eso se convierta en una realidad, no basta con el deseo y el firme propósito. Es necesario el paso a la acción, el esfuerzo, la modificación de nosotros mismos. No vale el "yo soy así", hay que pensar en como tienes que ser para como quieres estar. No, no basta con escribir una carta a los Reyes Magos o al Karma.
El principio de todas las cosas es lo indeterminado. De donde las cosas tienen origen, hacia allí tiene lugar también su perecer, según la necesidad; pues dan justicia y pago unas a otras de la injusticia según el orden del tiempo. Anaximandro de Mileto. VI a. C.
Una nueva etapa da comienzo, llena de esperanzas, de proyectos y de ilusión. Proyectos individuales pero, sobre todo, proyectos compartidos, porque desde la soledad del corredor de fondo no te das cuenta de lo valioso que es, como le da sentido a todo, que los proyectos vitales sean compartidos con esas personas extraordinarias que están cerca. No se trata de darles una oportunidad, sino de dártela a ti mismo, de no privarte, por cobardía o falta de energía, porque se te aparezcan los fantasmas del pasado, de la oportunidad de conseguir nuevos retos...
...hasta alcanzar lugares donde nadie ha podido llegar.*
_____________________
* En un rato, a calzarme mi disfraz** para la San Silvestre Vallecana.
** Gracias Tati.





viernes, 27 de diciembre de 2013

Ascenso y caída de la forma física.


Lo mismo ha dicho Heráclito el Oscuro: Los conjuntos son un todo, y no lo son; concordar es discordar; la armonía es desarmonía, y de la multiplicidad surge lo Uno y de lo Uno la multiplicidad.
Aristóteles.

Cenas y comidas copiosas, saltarse entrenamientos, copas y cervezas. Día a día vas viendo como vas acumulando trabajo para enero... y para los meses que seguirán, porque en estas fechas nuestro cuerpo de ultrafondista, preparado hace tiempo para ello, cree que por fin, después de haber corrido durante días, al fin hemos cazado el mamut y hay que darse el atracón antes de volver al asentamiento transportando lo que buenamente se pueda para el resto de la tribu.

Baja a por unos litros, que se ha acabado todo.
Tenemos un mecanismo de acumulación de grasas muy eficiente, perfectamente preparado para que nuestros antepasados sobreviviesen a periodos de ayuno involuntario cuando escaseaban los alimentos. Cuando no había bichos cucarachescos que llevarse a la boca. No nos engañemos, lo de comer mamut no era la norma, los grillos son más fáciles de cazar y las enzimas digestivas presentes en nuestro organismo nos delatan. La Quitinasa da cuenta eficientemente de los cuerpillos crujientes de los insectos y de los tiernos gusanos y larvas que, sin duda, dan menos guerra a la hora de llevarles a la cacerola que un tigre dientes de sable.

- Mama, que hay hoy de comer.
- Carroña que le hemos robado a unas hienas tirando piedras.
- ¿Y cuando vamos a comer mamut, del que caza papá?
- ¡Come y calla niño!

Estamos diseñados para cazar por el procedimiento de hacer el cansino corriendo durante días detrás de un pobre bicho hasta reventarlo de agotamiento. Estamos preparados para comerlo in situ, pegarnos cuatro siestas y volver a casa, quizá practicando un poco de exogamia por el camino para que las distintas poblaciones de homo puedan mejorar su variabilidad genética, un factor de resistencia a la enfermedad muy importante. Eso explica muchas cosas. Digo lo de la alimentación, con lo otro no me meto, que es un jardín de esos de difícil salida. Como lo pillen los del natural trainning seguro que incorporan lo echar un polvete durante los ultras. Correr sin protección es peligroso chavales, no lo olvidéis. El calzado, digo, que lo del barefoot no es para todo el mundo.

La cuestión es que en cuanto te despistas, polvorón a polvorón, gin tonic a gin tonic, cuando te vuelves a subir a la báscula, te entra el pánico.

Ay, agradeceré cuando tenga una carrera de más de 24 horas (espero que este verano) esos mecanismos de ahorro energético de mi organismo, pero ahora, a ocho semanas de un maratón de asfalto, me va a suponer poner en marcha el programa "Operación Bikini" en enero, por supuesto basado en el sistema de entrenamiento de un corredor diesel.

Ser un diésel es una especialización. Hay que entrenarlo. Un motor diésel trucado te permite correr sin gastar casi combustible. Algunos pueden estar entre 24 y 48 horas sin dormir y manteniendo un alto nivel de gasto energético, por lo que hay que hacer que el cuerpo aprenda a "tirar" del proceso de oxidación de ácidos grasos lo antes posible (el sedentarismo de la vida que llevamos siempre se impone a la supuesta programación paleolítica para la caza del mamut). La clave es correr sin acabar con las reservas de energía más potentes en ningún momento, como el glucógeno, el "queroseno" con el que van corriendo los que tienen una máquina de alto rendimiento y especialmente los "fórmula uno" del medio fondo.

¿Vas bien? Pues no subas el ritmo, bájalo y hazte cinco kilómetros más.

Cinco de la mañana, a correr en ayunas. Ducha, desayuno y al trabajo. O si no...

Seis y media de la tarde. Ponerse los pantalones cortos y la camiseta técnica en el servicio antes de salir del trabajo debajo de la ropa y meter los zapatos, la camisa y los pantalones a la primera oportunidad en la mochila que también lleva tus zapas de running. Volverse a casa gastando las últimas energías del cuerpo y llenando las del alma con buenas vibraciones. O si no...

Viernes por la noche, con la fatiga acumulada de la semana. Salir a correr y andar toda la noche por el monte y acabar a las tantas. Café sin churros y a "dormirla" a casa.

¿Series? ¿Eso que es? ¿Abdominales? ¡Anda ya! trote, trote, trote...

Toca hacer dieta, lechuga, fruta, verdurita... mmm... qué rico. Entrenar cinco o seis días por semana. Disfrutar e ir bajando peso poco a poco.

¿Tenéis hambre? ¿Hacen unas cucas?



domingo, 22 de diciembre de 2013

Carrera de Navidad sin disfraz

"Pero, aunque fingía el mayor desdén por la mascarada, sentía a medida que se iba metiendo en el traje azul y oro, una libertad, una naturalidad mayores en sus movimientos. Y cuando vio que el traje implicaba también una espada, sintió renacer el eterno sueño infantil: ¡llevar una espada al cinto! Al salir del cuarto, se echó el embozo sobre el hombro. La espada sobresalía formando un ángulo. Syme tenía toda la arrogancia del trovador. Y es que aquel disfraz no lo disfrazaba: lo revelaba. 
El Hombre que fue Jueves. G.K. Cherterton 
Este domingo, con todos mis respetos, fue carrera navideña "popular". No de esas en las que la gente va disfrazada, esa la semana que viene, sino de las que corres sin que sea del todo como aquellas a las que estás acostumbrado. Con la sensación de que no es del todo tu deporte.

Los respetos porque el último que llega en una carrera navideña de diez kilómetros por asfalto, llanita y popular, podría ser yo no hace mucho, en 2005. No llegué el último en aquella ocasión de mi puesta de largo, vale, pero tampoco tardó tanto en entrar después de mi el que lo hizo, creo recordar. Mis respetos, no solamente porque podría ser yo mismo, sino porque cada uno corre como le viene en gana, en la distancia, ritmo, tipo de terreno y desnivel que le parece bien. Como quiere o como puede según su edad, peso, genética o historial deportivo.

Y si la gente no corre también, respeto. Eso si, mejor se vive con alguna actividad física, aunque no sea un deporte, aunque sea ir a bailar, hacer yoga o pasear por el monte. Moverse da felicidad y calidad de vida. A mi me gusta correr, correr por el monte, correr distancias largas a ritmos suaves, y esta carrera de hoy no es nada de esto.

Se trata de una carrera irreal para mi, y que conste que ha ido por delante mi respeto al resto de los corredores. Es como una carrera "de mentirijillas", de juguete. Eso si, durísima y agónica porque voy durante todo el recorrido sin reservar energías, dándolo todo.

Lo bueno es que no hay que pegarse un madrugón, no hay que esperar medio helado a que den la salida y pasar calamidades por el monte. No hay riesgo de perderse. No pasan las horas, interminables, una tras otra, mientras vas cruzándote siempre con la misma gente, adelantando y siendo adelantado. No hay que reservar fuerzas en las subidas de más del treinta por ciento de desnivel. Y está bien organizada, algo que no siempre ocurre en otras con más pretensiones.

No sencontramos con Sonia Elgueta, que correrá la carrera de 6.000 metros antes que nosotros y que hará podio en ella.
Sonia en una carrera - entrenamiento, pillando "chispa" en distancias cortas
Es otro deporte, otro ritmo. De hecho esto es atletismo, una actividad que depende de aquella federación, y lo que nosotros hacemos habitualmente es bajo una licencia federativa de montañismo y escalada. Son estas las carreras de montaña competiciones en el más allá de los deportes no olímpicos, los que nunca salen en las televisiones. A pesar de que no es el atletismo, precisamente, lo que le quita mucho espacio en la caja tonta al omnipresente furgol.

Hablando del más allá, de los límites de la razón, hay una brecha entre la realidad y la ficción ocupada por esa sensación de irrealidad. Como el lugar y tiempo de transición levemente irreal de una relación amorosa que empieza o una que se acaba, o la de una percepción clara y distinta que no se corresponde racionalmente con lo que efectivamente existe al otro lado de la mirada. Como en un efecto óptico, al meter un palo en el agua y aparecernos a los sentidos deformado por la difracción como si estuviese doblado, una percepción que no entra en el terreno de la alucinación, sino en el de la ilusión. Un "espacio neutral" como el situado entre la Federación de Planetas y el Imperio Romulano (si, Star Trek). Así podríamos imaginar que es correr una carrera que para ti no es una carrera. Eso, pero sudando como si lo fuesen a prohibir mañana.

Lo irreal, la ficción, podría además ser como una máscara. Algo que esconde detrás, tapándolo, el rostro de la realidad. Más incluso. Podría ser, como en el texto de Chesterton, un disfraz que revela la verdadera naturaleza de quien lo lleva en vez de esconderlo. Quizá ocurra en la carrera de la semana que viene, en la San Silvestre Vallecana. Como es el personaje Bruce Wayne, el millonario, un disfraz que esconde a Batman, la personalidad "real", y no al revés.

Lástima que uno no sepa, aún, escribir cuentos y relatos. Escribir ficción permite hablar de la realidad. Lo permite más que el ensayo. Durante los periodos más represivos tras el Telón de Acero, mucho antes de la Perestroika, el maravilloso escritor polaco de cuentos Stanislaw Lem podía explorar la realidad mediante la fantasía y denunciar la estupidez humana en forma de fábulas de robots. Mientras, su posicionamiento de denuncia de los errores científicos de la teoría ortodoxa genética en la URSS, defendida por charlatanes stalinistas, era considerado una desviación ideológica de origen e influencia capitalista y le llevó a él al ostracismo y a miles de personas a la muerte por inanición gracias al procedimiento estúpido, pero aparentemente coherente con el materialismo dialéctico de Marx (¿?), de congelar las semillas de trigo antes de plantarlas. Uno de los episodios más significativos de la historia de la imbecilidad humana.

La próxima vez que corra, lo haré "disfrazado". Al fin y al cabo llevo un año disfrazando textos que cuentan otras cosas como si hablásemos de correr. Claro, ya os habíais dado cuenta. Y de que todo lo anterior contiene una pista sobre el disfraz que llevaré en la San Silvestre Vallecana y sobre otras cosas.

Quedamos en Moralzarzal para participar en la carrera popular de Navidad. Segunda edición para Moralzarzal, primera mía. Corremos el 10.000 Anne, Esther y yo, Javi hoy se queda con las ganas, pero nos hace el reportaje fotográfico.

Equipazo
Salgo rápido, sigo rápido, acabo asfixiado pero a tope. Lo único bueno es que voy toda la carrera adelantando otros corredores hasta el kilómetro ocho, que ya no consigo pasar a ninguno más. Me paso todo el recorrido buscando y esperando una supuesta "cuesta" que hay y que no llego a ver en todo el circuito. Esta gente de atletismo le llama cuesta a una cosa distinta que nosotros. A eso nosotros le llamamos "llano". Para lo nuestro, para lo que consideramos una cuesta, ellos no tienen nombre en su vocabulario, solamente ruidos inarticulados. El clásico problema de la inconmensurabilidad entre si de los lenguajes categorialmente cerrados.

Hago la carrera, al final, a 5'16'' por kilómetro. No muy rápido realmente. Hace un año estaba haciendo la carrera de Navidad de Buitrago a 4'22''. Sin duda estoy flojo y he pillado unos kilitos. Toca afinar después de año nuevo para el maratón de Sevilla, si las viejas lesiones lo permiten.

Anne nos sorprende con un espléndido cuarto puesto. Menos mal que está desentrenada, que si llega a venir en plena forma arrasa.


Volando hacia la meta, a hacer un magnífico cuarto puesto




viernes, 20 de diciembre de 2013

Christmas time


Como cada, aproximadamente, 365 días le hemos dado otra órbita al Sol. No es mérito nuestro, de esa pequeña capa de moléculas de carbono que ensuciamos la superficie del planeta mientras él describe impasible una elegante elipse atraído y atrapado por la fuerza de la gravedad de la estrella más cercana. La causa es la atracción, ese motor que todo lo mueve. Entre los objetos astronómicos a través de la interacción gravitatoria y entre las personas con otros tipos de "fuerzas". Últimamente noto que algunas atracciones, más que como la gravedad, que decrecen con el cuadrado de la distancia, se asemejan a las interacciones de los gluones entre los quarks del interior de un protón, que si aumenta más la distancia entre ellos, más aumenta la fuerza de atracción.

Tenemos una convención en nuestro calendario, apenas mínimamente ajustada desde que la Revolución Neolítica nos hizo imprescindible llevar la cuenta de las cosechas, que cada ciclo repetimos. Un ritual de cambio periódico que poco varía desde que nuestros antepasados indoeuropeos adoraban a los árboles y les llenaban de adornos la noche de Walpurgis, en que los ritos familiares de muchas religiones griegas, egipcias, judías,... hacían encender velas o candiles, hacerse regalos o drogarse con alcoholes o con cualquiera otra sustancia a mano para celebrar que se había sobrevivido a otro ciclo de las estaciones, a otro viaje de la Tierra a través del Sistema Solar. Toca solsticio.

En nuestra mal llamada Edad Media fijamos, más o menos, el canon navideño actual gracias a una religión que surgió sobre el siglo IV de la Era Cristina: el Cristianismo. Los judíos jesusitas, organizados en concilio por el Imperio, remezclaron varios de los rituales que ya existían. Luego los grandes almacenes del siglo XX completarían el ceremonial a celebrar en estas fechas en el marco lógico del neoliberalismo imperante. El rojo del capelo cardenalicio del Papa Nicolás (San Nicolás) se entremezcló con varios semidioses venidos de los hielos del norte en trineos tirados por renos, que repartían coca-cola y regalos a los niños que habían sido buenos. Que habían sido buenos o malos siempre que sus padres tuviesen dinero para comprarlos, claro. Los niños más ricos, tienen mejores regalos, prueba de que han sido sido más buenos. Los niños más pobres, menos. ¡Algo habréis hecho, sinvergüenzas!.


Spoiler: Aprovecho para decir a los pequeñuelos de la casa que los Reyes Magos no existen, y que de los otros esperamos ocuparnos pronto.

Cada año aprovecho el Hard Reset general de mi comunidad de hablantes y envío saludos y buenos deseos a mi gente a través de un mensaje público a la manera de los políticos. En él suelo hacer hincapié con mi iconoclastia, que me viene de serie, en el leve desagrado y, sobre todo, desconcierto, que me produce la forma de celebración de estas fechas. Escogiendo una mirada "desde el punto de vista de la eternidad" (sub specie aeternitatis), es decir, mirando con mucha distancia, como un extraterrestre que acabase de aterrizar en la superficie del planeta, como un filófoso, de hecho, que a eso nos dedicamos y en eso consiste nuestra actividad. Este año tengo blog, así que para cualquiera que me lea, no solamente mis amigos y conocidos. Pour tous les humains.

¿Dónde estás que tan poco se te ve?.
Es una forma de mediocridad que me niego a poseer.

Quisiera, un año más dirigirme a todas mis amigas y amigos, para desearles que, sea cual sea su religión o ausencia de práctica religiosa, crean en dioses o no, sus dioses estén de moda o haga un milenio que nadie les adora, que pasen 365 días memorables e inmejorables. Creciendo, aprendiendo y llegando a meta, sin lesionarse o curando su sus lesiones, aumentando la velocidad o la distancia o experimentando nuevas sensaciones en la vida.

Y que os traigan muchos regalos.

Y que seáis felices, aunque no os vaya a ver. Os quiero igual.



martes, 17 de diciembre de 2013

Un buen descanso

Soy o, más bien, fui, un hombre de disposición humilde, de temperamento ordenado y de talante alegre, abierto, social y claro, con capacidad de afecto, pero poco dado a la enemistad y de gran moderación en todas mis pasiones. Incluso mi amor por la gloria en el campo de las letras, pasión dominante en mí, nunca agrió mi temperamento, a pesar de mis frecuentes desilusiones. Mi compañía no era inaceptable por los jóvenes despreocupados, así como tampoco por los estudiosos y los hombres de letras; y como me complacía especialmente la compañía de mujeres discretas, no tenía razón para estar disconforme con su acogida. 
David Hume 

Tocaban unos días de descanso después de la carrera de Chiva, tocaba un poco de descanso después de tanta incertidumbre. La mente y el espíritu al fin descansa después de un largo esfuerzo, no el de carrera de Chiva, no, el otro, el de la existencia cotidiana, pero tengo que confesar que la incertidumbre que me carcomía ahora era la misma que compartimos tantas personas en estos días. No era acabar la carrera, sino algo más prosaico: que me diesen el lunes en el trabajo la carta de preaviso de despido o, quizá, me hiciesen un contrato indefinido al cumplir ya los tres años en la empresa. Uno corre por el campo, es de lo que habla en Facebook, pero la vida tiene muchas esquinas en las que se esconden incertidumbres que ensombrecen el ánimo de verdad, y no las carreras, que se acaban o no y no pasa nada de nada. Pobre del que le importe más esto del correr que su salud, que el amor o que la solvencia económica mínima necesaria para ir a comprar el pan.

Ser contratado como indefinido es, era quizá algo poco probable en estos tiempos. En eso consistía el "principio de incertidumbre" y el estado cuántico de indeterminación en el que, como el gato de Schrödinger, me hallaba al tomar la salida en el último ultratrail. No era conseguir los dos puntos para el UTMB que, si os soy sincero, siempre va a estar ahí, no se lo van a llevar. Se trataba de determinar como subsistir a partir del mes de enero.

Ultra Sierra de Chiva. Carrera dura, bonita y bien organizada.
El lunes firmé la carta, el preaviso de fin de contrato, como era de esperar, con las rodillas aún inflamadas y una tenosinobitis que me tiene que mandar derecho al fisioterapeuta esta semana, a disfrutar de los supuestos placeres de que te introduzcan dos falanges enteramente entre la tibia y el peroné para hacer "transversal profundo" sobre el punto más doloroso que encuentren ahí abajo, donde los extensores andan haciéndome la pascua. Por lo menos así me arreglaron el pié derecho en otra ocasión. A ver si han inventado algo distinto para los pies izquierdos.

Por suerte también tenía que liquidar cuatro días que la empresa me debía y, como no todo es correr, me marché a Oporto de descanso, a comer bacallau y otros peixe y tomar vinos del lugar, con la mejor compañía concebible. Eso también, sobre todo eso, la buena compañía, es el mejor descanso para la mente. La poder hablar de todo, sin prisas y disfrutar del momento, del recuerdos compartidos y no compartidos y de los planes. Para futuras carreras, para paseos por el monte, y conciertos, y vacaciones, y encuentros con amigos... si hay dinero, claro. Primum vivere deinde philosophari (Lo primero vivir, después filosofar), decía Séneca.

A punto de tomar unas copichuelas de oporto en la ciudad homónima.
Un buen descanso es un buen entrenamiento. Los días después de un ultratrail marcan el tiempo de reposo, de descanso y recuperación, de reconstrucción celular y mental después de haber sometido cuerpo y alma a un exceso deportivo.

El martes, en Oporto, llegó la noticia: contrato indefinido.

Gotham City, quizá Porto
Al fin. A descansar. El descanso de no tener que buscar trabajo, el de no estar esperando que llegue el amor, el de bajar los ritmos de entrenamiento, el de pillar un par de kilos comiendo lo que el cuerpo pide y tomando un vinho para acompañarlo.

Aún así. Cómo mola ir con las zapatillas en la maleta y salir a correr, y, por añadidura, con una persona especial, para ver la ciudad como un runner, para meterte por el centro, llegar a amplias avenidas y bajar hasta los parques. Seguir hasta la playa, continuar por el paseo marítimo, frente a las olas del Altántico Norte rompiendo contra las costas de nuestra península, en el país de nuestros queridos vecinos del Oeste (aunque últimamente me sean especialmente amables los del Norte). Ir a ritmo trotón, aún fastidiándose un poco los tendones aún inflamados, por las calles de Oporto y acabar con un cuestoncio que corta la respiración después de quince kilómetros de turismo alternativo, de descanso activo.

Recorrido aproximado del trotecillo de recuperación

Rehidratando. Una parte importante del descanso.
¡Ale! A descansar un poco. Nos lo merecemos.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Crónica del Ultratrail Sierra de Chiva. Indeterminación lógica y mecánica cuántica.


"qaStaHvIS wa' ram loSSaD Hugh SIjlaH qetbogh loD" *
(Provervio Klingon)
* Cuatro mil gargantas pueden ser cortadas por un corredor en el transcurso de una noche

¿A que el título de la entrada, así, de entrada tira pa'trás?

Incertidumbre, indeterminación. Se toma una salida en una carrera de ultradistancia sin ninguna certeza de si se va a acabar. Esto lo aprendí por las malas en mi segundo maratón, en Valencia en 2007, donde fui "de sobrado", creyendo que tenía dominada la distancia de las 26,22 millas y salí por encima de mi ritmo, detrás del globo de 3:45, con la ignorancia del novato que cree que en un año corriendo se puede llegar a dominar semejante barbaridad. El acabar en el autobús escoba con los pezones sangrando como estigmas, rodeado de desconsolados retirados al borde de las lágrimas y hacer todo el recorrido desde el kilómetro 25 al ritmo del tiempo de corte de cierre de carrera fue un castigo duro pero merecido. Solamente, años después, corriendo la I Maratón Clandestina de Valencia (I LOVE CLD) me sentí resarcido de aquel golpe a mi hinchado orgullo.

Este puente de la Constitución hemos vuelto a Valencia a por el Ultra Trail Sierra de Chiva, con más tablas, con más humildad, a intentarlo, a correr los 63 kilómetros de carrera técnica con 3.000 metros de desnivel positivo que recorren esta preciosa sierra. No hay más intención que acabarlo, en el tiempo que dan para ello, para reclamar los dos puntos necesarios que me faltan y que me permitirán correr el TNF UTMB. Si la acabo, si me sale el sorteo y si tengo el dinero para ello, claro.

La noche anterior cena con medio Ciudad Real, que a la versión extendida de CxC al completo había que añadirle los fondistas de Miguelturra y varios vecinos y vecinas más de la zona. Al final, casi todos los de la provincia manchega que corren. Nos saltamos el brefing, frustrando los inminentes avances teóricos de Luis sobre teoría y práctica de la presentación de carreras, tomándonos unas cervecitas en el hogar del jubilado de Chiva.

Recogida de dorsales
Plantea Aristóteles en el Perí Hermeneias ( Περὶ Ἑρμηνείας ) el estatuto de verdad de los futuros contingentes, es decir, si una afirmación referida al futuro (un enunciado "apofántico"), un juicio, sin ser aún verdadero ni falso, qué cosa sea, porque pareciese que toda afirmación tiene que ser una cosa o la otra y la aseveración de la suma de ambas, siempre verdadera necesariamente. Si digo que "mañana lloverá o no lo hará", parece que es verdad y que no me puedo equivocar mojándome tan poco. Hoy no, mañana si, sobre todo si llueve. Muy buen tiempo durante la carrera, un sol maravilloso. Rescatado el problema y parte de la solución por uno de esos grandes filósofos que no se han popularizado fuera de los círculos de la filosofía, el polaco Jan Lukasiewikz, él se decide por la imaginativa de crear un nuevo valor de verdad, ni verdadero (V), ni falso (F), sino "1/2".

Nos tenemos que levantar temprano porque la salida es a las 7:00 (puntualmente) y hay que recoger el dorsal de Rául, desayunar y pasar el control inicial.



Resulta luego que la lógica "multivalente" y "no clásica" y la matemática asociada a ella es enormemente útil para describir situaciones. Útil para hacer modelos y generar interpretaciones cuando, por ejemplo, no podemos determinar la posición y velocidad, simultáneamente, de una partícula subatómica en el presente, como nos dice el Principio de incertidumbre de Heisenberg. Cuando tenemos que tratar dos estados como "superpuestos" a falta de que se desvele cual de ellos es por el que el Universo se va a decidir. Hay un momento en la carrera en la que te encuentras, a efectos prácticos, en un estado de superposición cuántica entre finisher y retirado, pero como un mero "futuro contingente". Ahora, en el momento en que lees esto, ya es un hecho si la he acabado o no. Es posible que no lo sepas (si he acabado la carrera) hasta que que no avances hacia abajo por el texto leyendo. No sabes que me haya retirado o haya cruzado el arco de meta y los dos escenarios se hayan en dos universos posibles superpuestos que aún no tienen valor de verdad, o que su valor valor de verdad es 1/2.

La vida es incertidumbre e indeterminación. Aprovecho para aclarar una vez más el uso equívoco del concepto de "futurible". Un futurible es algo que no ocurrió, pero que podría haber sucedido. Un pudo-ser-y-no-fue, y no un podría-ser. Lo-que-podrá-ser es un futuro contingente. Son dos formas de no-ser, de inexistencia, completamente distintas. Hay muchas formas de no existir. Otro día nos metemos con ello. Esa entrada va a ser de las duras.

La vida es incertidumbre. La vida es indeterminación porque, siempre,... aún hay algo que no ha ocurrido, porque no tenemos ni podemos tener conocimientos completos de lo que está ocurriendo y apenas un poco, una parte, de lo que ha sucedido en el pasado. A partir de ello no podemos hacer deducciones completas. Lo es, en mi opinión, también porque no existe el destino. No sabemos qué es lo que va a ocurrir porque aún no está determinado que será lo que ocurrirá. Si lo estuviese, si todo fuese ciega mecánica invisible, no sería posible argumentarlo. Todo argumento sería fruto de la necesidad de un chocar de partículas casual y no existiría nada más que una apariencia, una sensación subjetiva de conocimiento como epifenómeno en nuestras conciencias de esos movimientos microscópicos en nuestros cerebros. Nuestros propios pensamientos no serían más que un subproducto de la necesidad más absoluta. La defensa de esta teoría sería un efecto macroscópico de un movimiento necesario e inevitable. No, no "todo ocurre por algo". no en ese sentido determinista.

Nadie sabe como va a acabar el día, ni lo que le ocurrirá mañana. Hay periodos de la existencia en que ésta, la vida, es más o menos monótona y previsible, y otras en las que en cada semana se condensan las vivencias de muchos años, pero nunca tienes la certeza de qué ocurrirá. Cada instante es un tratar de anticiparse en el siguiente quehacer, que diría Ortega y esto, determinar qué hacer, nuestra tarea permanente, nuestra principal ocupación.

Llevo los bastones a la espalda, para que no estorben por ahora, que voy a tratar de darle a la zapatilla, cruzados en la mochila como una espada Bat'leth, lista para desenfundar cuando se acerque el cuerpo a cuerpo durante la batalla. Ni'tokor bak'to! Tomamos la salida con fiereza, como guerreros Klingon: K'plah! ¡La victoria es nuestra!

A punto de salir
Foto robada a la organización. Gran organización, de lo mejor que he visto.
Los primeros 15 kilómetros son muy cómodos, se puede correr e ir ganando un tiempo que luego será muy necesario. Corriendo, eso si, con calma, que queda una barbaridad. Es un maratón y medio de montaña duro. Como hacer un Alpino Madrileño y empujarse después una media entre pecho y espalda (decir "entre las piernas" suena raro y equívoco).


Corriendo por el monte con los bastones a la espalda
Los almogávares, la infantería más terrible del siglo XIII, legendarios guerreros de los Pirineos que saltaban a la batalla con un furor fanático, arrojaban sus tres jabalinas de pesado hierro con una fuerza capaz de atravesar cualquier escudo o armadura y, a menudo, con la energía necesaria para perforar a varios enemigos con un solo golpe de sus terribles brazos. Brazos surgidos de territorios pirenaicos cercanos a los que le han hecho las piernas a Kilian Jornet. Cada almogavar transportaba tres de estas jabalinas y se llevaba por delante a tres enemigos al menos antes de lanzar su terrible grito de combate Aur, aur... ¡Desperta Ferro!, ¡Matem, matem! y sacar su espada del cinto. A los klingons les hubiesen encantado los almogárabes, por lo menos para un rato. Es la hora de despertar el metal, abro mis bastones de titanio y enfrento la bajada... ¡qué malo soy bajando caramba!

Sonia Elgueta que estaba animando y haciendo fotos me pilla en el PK 20.
Siete subidas y siete bajadas. El primer maratón no voy mal. Hace un día precioso, voy con tiempo de sobra y aunque sufro mucho bajando y me ligo algunos tropezones con mi tuercebotismo habitual, tengo la tranquilidad de saber que voy en tiempo y tengo fuerzas para acabar. Paso el tiempo de corte de media carrera con una hora de margen. Los CxC están un poco por delante y un poco por detrás, alrededor. Es que son muchos. Bueno, somos.



Posando en el PK 40, aún bien. La Sierra de Chiva espectacularmente bonita. Otro sitio para volver despacio.
 A partir de aquí se van yendo las fuerzas primero, el colchón de tiempo después y finalmente la luz, con la amenaza de no entrar en meta con tiempo suficiente. No puede ser. Voy echando cuentas y mirando el reloj. Kilómetro 49, me juran en el avituallamiento que está bien medido, pero no. Lo dicen los GPS, lo dice la gente y lo dicen las matemáticas. Sé a qué velocidad ando y a qué velocidad corro. No he perdido tiempo en ningún avituallamiento.

Cuando creo que estoy a cinco kilómetros de meta, a hora y media del cierre del control, aún me quedan ocho kilómetros. Fáciles si, pero ya otra vez de noche. Los carteles me han jugado una mala pasada. Pero nada qué echar en cara, eso no, a la perfecta organización. Un pequeño error humano, seguramente inevitable, aunque a mi me hace polvo.

Joder, joder, joder... otra vez no... Empiezo a correr a trote cochinero, luego alargo la zancada y acabo recorriendo los últimos kilómetros como si me persiguiese una manada de lobos. Es increíble de lo que es capaz el cuerpo bajo presión. En el kilómetro 40 no me veía capaz más que de algún troticochi o cerditroti, y ahora voy como un misil.

Veo la marca de 1 kilómetro a meta, miro la hora 6:50 p.m.... si este kilómetro está bien medido..., entro, pero por si acaso me lanzo a todo lo que doy, a ritmo de carrera de cinco mil metros, a tratar de asegurar los dos puntos. No, no está bien medido. Cruzo la meta en 11 horas 57 minutos y 10 segundos, a menos de tres minutos de quedarme fuera de la calificación para el UTMB 2014, dándole emoción hasta el final... qué incertidumbre, qué tensión, que cansancio... estoy vaciado, rotísimo, me dicen que tengo el gesto desencajado y solamente después de la ducha me mejora un poco la cara. Pero estoy contento. Lo he conseguido. por los pelos. ¡Ufff!

Ahora a completar la preinscripción, como equipo, con Quique y con Jorge, con los CxC. Nos vamos a poner finos a embutidos alpinos.

Finisher!



martes, 3 de diciembre de 2013

Solo para locos

"(...) había también horas que traían hondas sacudidas y dones divinos, horas demoledoras, que a mí, extraviado, volvían a transportarme junto al palpitante corazón del mundo. Triste y, sin embargo, estimulado en lo más íntimo, procuré acordarme del último suceso de esta clase. Había sido en un concierto. Tocaban una antigua música magnífica. Entonces, entre dos compases de un pasaje pianísimo tocado por oboes, se me había vuelto a abrir de repente la puerta del más allá, había cruzado los cielos y vi a Dios en su tarea, sufrí dolores bienaventurados, y ya no había de oponer resistencia a nada en el mundo, ni de temer en el mundo a nada ya, había de afirmarlo todo y de entregar a todo mi corazón. No duró mucho tiempo, acaso un cuarto de hora; volvió en sueños aquella noche, y desde entonces, a través de los días de tristeza, surgía radiante alguna que otra vez de un modo furtivo; lo veía a veces cruzar claramente por mi vida durante algunos minutos, como una huella de oro, divina, envuelta casi siempre profundamente en cieno y en polvo, brillar luego otra vez con chispas de oro, pareciendo que no había de perderse ya nunca, y, sin embargo, perdida pronto de nuevo en los profundos abismos.". 
Hermann Hesse. El lobo estepario.
Los CxC publican una entrada en su blog anunciando su próximo desembarco en el ultra Trail Sierra de Chiva. Poniendo en duda la cordura de ellos mismos y de esta modesta compañía, adoptan el nombre de la sierra como epíteto para decir que están como estas, como las chivas, y que por eso allí nos daremos cita, para pastar un poco por el campo (PxC). Pastar por las montañas que atrapan nuestra mente y nos hacen disfrutar de momentos tan difíciles de expresar a quien no conoce la terribilitá que estos pliegues geológicos nos causan a los monos sin pelo.

Hay instantes que te conectan con tu alma, eternos y terribles. Momentos que se quedan grabados en la memoria de cualquiera que ame las montañas. Supongo que hay gente que siente que estas epifanías le acercan con lo sobrenatural, pero no es mi caso. Para mi son momentos en los que experimentas una sensación de maravilla, de sobrecogimiento ante el mundo, quizá sea por una estrategia adaptativa implementada por un ciego mecanismo de la evolución, probablemente. No sé para que servirá, pero quizá proporciona una pequeña ventaja a la hora de que una comunidad de homínidos sobreviva en las duras condiciones en las que hemos evolucionado como especie (bueno, como todas las especies, ninguna lo tiene fácil). En cualquier caso, sea cual sea el origen de ese estado de ánimo, deja una huella de oro, un recuerdo que en ocasiones es posible evocar y rescatar. Una imagen, una melodía, un olor muchas veces, trae al presente ese momento vivido corriendo entre la niebla bajando de la Silla de Felipe II en un entrenamiento en El Escorial en Invierno, o sobre un mar de nubes haciendo la Cuerda Larga, no hace mucho, o bajo las estrellas, solo, con el frontal apagado, una noche de verano que se corría el Gran Trail de Peñalara, al pié del canchal del pico que da nombre a la carrera.



Nos ha ocurrido escuchando una fuga de Bach en el órgano (con perdón) de una iglesia, en algunas clases de metafísica que impartía uno de aquellos profesores geniales que conseguían transportarte fuera del mundo para observarle sub specie aeternitatis. O en casa leyendo a los grandes, como al Hermann Hesse de El lobo estepario o incluso me ha ocurrido estudiando el teorema de Gödel y dejándome atrapar por el vértigo de los enunciados formalmente indecidibles de las matemáticas. Pero es la montaña la que más huellas de oro ha dejado en mi espíritu, cada una de ellas lista para ser rescatada en el momento más inesperado, como para salvarme de la rutina del día a día con un soplo de espititualidad y misticismo personal.

El problema del misticismo no es el momento de encuentro personal de cada cual, lo que significa una experiencia para uno mismo y como la usa para organizar su visión del mundo. El problema viene cuando se enlata, se comercializa y se consume en masa el misticismo ajeno. No, eso no. o cuando se baja de lo espiritual a lo comercial y se convierte, como la Navidad, en una fiesta vulgarizada con excusa mística.

El teatro mágico que busca el protagonista de la novela de Hesse, aquel que le permitirá reconstruir y reordenar los elementos que constituyen su personalidad, su alma atormentada y dividida, su psique bipolar, es un teatro que se anuncia como "solo para locos", donde la persona cuerda no tiene un lugar.

¿Estamos como chivas?

A mi y a toda la gente que conozco que corre nos han llamado locos tantas veces que ya nos parece un trámite inevitable. Cuanta más distancia corres, más probable es que te acusen de locura y si al principio es algo que llevas bien, como un velado halago, como algo que te hace sonreír con  la comisura de la boca, llega un momento en que ya te cansa o, al menos, deja de divertirte. A veces nosotros mismos decimos de nuestro colectivo que estamos locos, pero lo decimos entre quienes nos entendemos, con el reconocimiento entre iguales que da el saber... que los locos son ellos, los que no corren por el monte.

Montañas, amigos, comida, correr,... no quisiera uno estar cuerdo, renunciar a las huellas de oro, al recuerdo de lo vivido y de como se ha vivido. Con pasión, de verdad, dándolo todo.