viernes, 25 de abril de 2014

Acaba la noche


Allí [están] las puertas de los senderos de la noche y del día
y en torno a ellas, dintel y umbral de piedra,
y ellas mismas, etéreas, cerradas por inmensas batientes hojas
de las que Diké, la de los múltiples castigos, las llaves guarda de doble uso.

Perí Physeos (Poema de Parménides)
Hace pocos meses hablábamos de que había llegado la hora y se aproximaba la noche.

Después de leer la última entrada en el blog de la Filósofa, Robin Hood, y sobre todo después de hablar con ella, se me ha avivado el recuerdo de varios amaneceres. Se pregunta Verónica si la llegada de la Primavera no despierta en nosotros una alegría ancestral, un recuerdo atávico de haber sobrevivido a la noche una vez más. Quizá la moda que roza la pseudociencia del neurologicismo científico se apunte rápidamente a hablar de cambios hormonales provocados por la luz del sol y de genes que gobiernan nuestra conducta. De activación de áreas del cerebro. No sé si es esa una buena explicación, pero me acuerdo del Gran Trail de Peñalara 2011, subiendo por el Arrastradero de Troncos hacia la Fuenfría, cuando pasaban más de veinticuatro horas de competición y el segundo amanecer disolvió las espesuras de mi mente somnolienta como el relámpago del rayo disuelve las tinieblas en una noche cerrada y tormentosa. Una sensación de "resurrección", de "renacimiento", como cuando el mundo vuelve a aparecer explendoroso tras el invierno.

Ha vuelto a amanecer.

Amanece y escampa en Principe Pío, junto a la entrada de la Casa de Campo
Por la noche no alcanzas a ver más allá de lo que ilumina tu frontal, la linterna que va atada a la frente y, quizá, los de las personas de alrededor si estás acompañado. Son pequeñas islas de luz envueltas en la negra y hostil oscuridad que tal vez encierra los miedos a los que nuestros antepasados se enfrentaban con frecuencia al alejarse de la hoguera. Tienes una idea aproximada de lo que hay delante de ti a unos veinte metros quizá y tu mirada no enfoca más allá. Te acostumbras a la burbuja de percepciones y al aislamiento en que estás encerrado hasta olvidarte de que hay un mundo de montañas y valles a tu alrededor. Solamente hay el camino que vas a recorrer los próximos segundos, una anticipación inmediata muy adecuada para la mentalidad ultracorredora que trata de no llevar a su conciencia durante horas las enormes distancias que tienen que vencer. Se ve a poca distancia y vives anticipando muy poco, vives "el presente", que diría el lema de moda.

En griego clásico una de las palabras que usan los filósofos para referirse al concepto de "verdad" es Alétheia (ἀλήθεια), des-velamiento. El Leteo era el río que regaba la laguna Estigia en los Infiernos griegos. Literalmente "el olvido", el río que, al ser atravesado por las almas, provocaba que sus aguas hicieran olvidar la anterior vida antes de reencarnarse en un nuevo ser, según algunas religiones griegas. En la Grecia clásica convivía la religión oficial de los dioses del Olimpo con otros muchos ritos, supersticiones, creencias y religiones familiares y "para iniciados". Verdad, en Griego, es desvelar, sacar de la oscuridad, del olvido. El propio ejercicio de la filosofía y de la ciencia es despejar las tinieblas de la mente, salir de la autoculpable minoría de edad de las supersticiones, que solamente alumbran unos pocos pasos delante de nosotros y ver el mundo con perspectiva, desde el punto de vista más amplio posible: sub aespecie aeternitatis, desde la Eternidad. Arrojar luz al mundo, a la mente, despejar las tinieblas e iluminar los rincones en los que se esconden los enemigos de la ciencia y de la verdad, desvelar el mundo con los sentidos, con la mente y la razón solamente.

Camino Aragones, 2006. Tras los nubarrones el sol se abre paso

La sensación de despertarse, la sensación de ver el horizonte, la sensación de que se disuelvan las tinieblas ante los ojos y ante la mente, esto último cuando resuelves un problema lógico, matemático, ético o cuando completas tu puzle personal, cuando las piezas, ¡chas! encajan. La sensación de que ha acabado el Invierno y florece el Universo alrededor es embriagadora, hincha el pecho de gozo y alegría y anima el cansancio más profundo. Después de un día y una noche corriendo y subiendo duras pendientes la luz del sol se lleva el cansancio y da fuerzas y esperanzas para seguir adelante.

Incluso en los vertederos y escombreras amanece cada día
También tras los Inviernos del alma, después de cada oscuridad del ánimo hay un amanecer esperando a quien quiera disfrutarlo.

La curación tiene un poco también de primavera. La salida de una larga lesión para volver a sentir la fuerza en las piernas alegra el corazón como el amanecer en el fondo de un valle de los Alpes y que el mundo pase de ser, de luna burbuja de luz que encierra el alcance del "frontal", a un paisaje de majestuosas montañas de más de tres mil metros.

(C) TNF UTMB (R)
Remontando por la vida el mundo se reinicia con cada amanecer, con cada primavera, alumbrando y dejando ver más lejos de lo que la oscuridad ha permitido hasta el momento, como decían los escolásticos, como enanos subidos en los hombros de gigantes que pueden ver hasta donde aquellos no pudieron llegar a vislumbrar a pesar de su enorme estatura.

Galicia, Camino de Santiago 2013
La Pedriza, poco después también en 2013 

Acabó la noche, por ahora. 


Ecce gratum
et optatum
Ver reducit gaudia;
purpuratum
floret pratum,
Sol serenat omnia.
Iam iam cedant tristia!
Estas redit,
nunc recedit
Hyemis sevitia.


Iam liquescit
et decrescit
grando, nix et cetera;
bruma fugit,
et iam sugit
Ver Estatis ubera;
illi mens est misera,
qui nec vivit,
nec lascivit
sub Estatis dextera.


Gloriantur
et letantur
in melle dulcedinis,
qui conantur,
ut utantur
premio Cupidinis;
simus iussu Cypridis
gloriantes
et letantes
pares esse Paridis.

He aquí que la agradable
y deseada
primavera vuelve a traer la alegría;
vestido de púrpura
florece el prado;
el sol lo serena todo.
¡Que se vaya ya la tristeza!
El verano regresa;
ya se aleja
la dureza del invierno.


Ya se derriten
y decrecen
el hielo, la nieve y lo demás;
el invierno huye,
y ya se amamanta
la primavera de los pechos de la estación estival.
Tiene un espíritu miserable
quien no vive
ni disfruta
bajo la protección del verano.


Se glorifican
y se alegran
en la dulzura de la miel
los que se esfuerzan
por gozar
del premio de Cupido.
¡Obedezcamos la orden de Venus
de que, gloriosos
y alegres,
seamos semejantes a Paris!


martes, 22 de abril de 2014

La Pasión por correr

Miércoles

El plan para la Semana Santa es sencillo. O no. Depende de los niveles de planificación estratégica y operativa que manejéis en vuestra zona de confort emocional. Si sentís pasión por hacer planes como por correr seguro que acostumbráis a hacer estas cosas.

EL PLAN:

1) Jueves del puente de Semana Santa. Quedo con Raúl en Cercedilla no muy temprano. Dejo mi coche aparcado con una bolsa en el maletero para mañana viernes, otra mochila en su "furgo" para hoy por la tarde y otra preparada para correr ahora en el asiento delantero y nos vamos a El Escorial.
2) Salimos corriendo, mochila a la espalda, desde El Escorial hacia Zarzalejo pasando por la Silla de Felipe II y las Machotas y volvemos rodeando el promontorio rocoso dejándolo a nuestra izquierda. Recojo la mochila que he dejado en el vehículo de Raúl.
3) Duermo en el albergue de El Escorial. Por la mañana quedo con Valle y Marian. Dejo la mochila, recompuesta, en el coche de Marian (dentro en una bolsa con cierre hermético la ropa sucísima de ayer) y subimos monte Abantos, seguimos la cuerda y llegamos a Cercecilla. Después las acerco en coche a El Escorial y recojo mi bolsa de vida. Añado otra bolsa hermética con más ropa sudada a criar bacterias anaeróbicas.
4) Me voy para Navacerrada para recoger a Anne. Dejo en su coche la manida mochila, para mañana sábado y nos vamos en mi utilitario a Cercedilla a un hostal que he reservado.
5) Subimos corriendo Calzada Romana, Senda de Corpes, Camino Schmidt, puerto de Navacerrada, Emburriadero y bajamos por la Tubería el valle de la Barranca hasta Navacerrada. Recogemos los bártulos, añadimos más bolsas de ropa sucia al maletero y vamos a dormir al Hotel la Barranca, donde, por supuesto, tengo una reserva.
6) Al día siguiente vamos por el Camino de Santiago de Navacerrada a Cercedilla (para soltar piernas), recogemos mi coche y volvemos a por el Anne.
7) Reparto de bosas y bártulos varios.Vuelta a casa y a poner una lavadora urgentísimamente.

Ese era.

El miércoles, el día antes, me metí una buena paliza de hora y media, 15 kilómetros, volviendo a casa del trabajo ya de vacaciones con una mochila a la espalda. Para ir entrando en calor. Al final de lo que se trata es de ir juntando muchos kilómetros a ritmos suaves para que el cuerpo esté preparado para las cuarenta horas ininterrumpidas o más que espero estar dando tumbos este verano por los Alpes.

La linea de metro que necesito
 Me dedico a organizar el plan con un pequeño diagrama sobre un papel. Contar mudas de ropa interior, camisetas, mallas y zapatillas y distribuirlo todo en montones y ponerlo en sus tres paquetes iniciales. La parte organizativa de las reservas de albergues y hoteles ya estaba hecha un mes antes.

Siguiendo a Ortega y Gasset, creo que somos un animal cuya existencia es pura anticipación, un vivir en el decidir constantemente sobre el futuro y, quien renuncia o cree renunciar a ello, solamente consigue que los acontecimientos le pillen sin un plan de acción. Dejando todo lo importante a la improvisación chapucera. Planificar es vivir. Es la más pura condición humana el imaginar constantemente que puede ocurrir y vivir anticipando y preparándose para como actuar. Un suceso maravilloso e inesperado produce una gran felicidad, pero solamente si acontece en unas circunstancias que tenemos controladas, cuando los planes salen bien. Incluso que nos toque la lotería implica comprar un billete, encontrar un amor dulce y que te complemente y te llene... necesita de la toma de unas decisiones, de dar los pasos intermedios y necesarios para encontrarlo y construir una relación.

El deseo de que la vida sea de otra manera requiere, después de tomar conciencia de que, efectivamente, las cosas podrían ser diferentes e imaginar el escenario que deseamos, también pensar en los pasos intemedios, en lo que van a requerir, en los capítulos centrales de nuestra novela, las subtramas de la historia de nuestra vida, en todos los factores hasta el detalle que podamos enfocar en nuestra imaginación anticipadora, para poder trazar un plan que nos lleve hasta nuestro destino y poder improvisar alternativas cuando encontremos obstáculos y cuando nos perdamos. Perderse es fácil, lo importante es saber hacia donde se va para poder buscar rutas alternativas en el momento en que nos damos cuenta.

Jueves Santo:

Los cristianos en general y los católicos por aquí en particular conmemoran el jueves de Pascua la institución de la eucaristía. Un berenjenal teológico tremendo en el que el líder de la secta judía de los jesusitas, siglos antes de que existiese la religión que se crea entorno a su figura, celebra al parecer una "Última Cena" con sus lugartenientes para despedirse porque le consta que le han traicionado y que le van a prender y ejecutar, según hemos recibido noticia por la tradicional novelización de su vida, escrita unos setenta años años después y reescrita, retraducida y reinterpretada varias veces. El follón monumental de la "doble naturaleza", humana y divina, que le empluman al personaje siglos después cuando los jesusitas griegos, para diferenciarse del resto de los judíos, crean una religión a parte y se desembarazan de nestorianos y monofisistas, y sobre todo el indigerible sapo teológico que se tragan los católicos de la "transustanciación" que se produce, no cuando el cura celebra misa, sino más bien cuando se mezcla malamente en un cóctel explosivo Aristóteles con las luchas de poder contra los luteranos en el Concilio de Trento en un intento absurdo de "mantenerse en sus trece" de la Iglesia Romana porque, claro, la mayoría de las doctrinas anti-jerarquía eclesiástica (albiguenses, cátaros...) tradicionalmente habían encontrado absurdo lógicamente, contrario a lo percibían a través de los sentidos y un poco caníbal (obviamente) lo de comerse el cuerpo y beberse la sangre de su dios hecho hombre.

Lo de mantener las mayores inconsistencias a base de autoridad es una constante en la secta romana, la díscola hija pequeña separatista de las Iglesias Católicas Ortodoxas Orientales que nunca se fumaron aquel porro liado en la "donación de Constantino" que enajenó el entendimiento de los obispos de Roma y en la que basan esa supuesta autoridad. Ahí siguen, mezclando las almas de Platón con los óvulos y los espermatozóides "en el momento de la concepción" (lo que viene a ser al copular).

Hemos quedado un poco tarde quizá. Nos va a apretar el calor. Cambiando de tema. Para no seguir haciendo amigos. Aún queda algún católico que me tiene aprecio.

Perseguimos cuesta arriba a Manu, un alto y flaquito y veinteañero corredor autóctono. Nosotros íbamos a trotar tranquilos, por sendas cómodas, un par de horas, que no estamos a tope...

Bueno, Le empezamos a seguir tratando de aguantarle más o menos el ritmo. Si, nos poníamos a andar de vez en cuando, pero al final íbamos a un ritmo muy por encima del nuestro con la consecuencia de que nos plantamos en Las Machotas en un momento, pero muy fundidos y emprendimos una bajada out of road más o menos en la dirección correcta pero perdiendo el camino de vez en cuando y metiéndonos por terreno que no era precisamente cómodo.


Creo que ya lo he mencionado en alguna ocasión. Soy la escoria del trail running. Bajo fatal. Sufro mucho en los descensos técnicos por diversos motivos que no me apetece repasar y trato de compensar el tiempo que pierdo bajando, subiendo un poco mejor, aunque hoy no tengo esa sensación viendo como trepa Manu.

Llegados a Zarzalejo y casi ya sin agua,... no recargamos. Cosas que pasan. En un momento dado dimos por supuesto que íbamos en dirección a una fuente y, cuando nos quisimos dar cuenta, estaba pegándonos el sol por una pista sin árboles. Nos faltaban unos veinte minutos para llegar y lo único que encontramos es un caño que echa un chorrete de líquido con un fuerte olor a pozo y bacteria. En un momento dado puede ser una buena elección elegir la diarrea de mañana frente a la deshidratación de hoy, pero tan cerca de nuestro destino, en un camino transitado y ciertamente sedientos pero muy lejos de estar en peligro, no vale la pena beber del caño. Otra cosa sería que estuviésemos solos en un paraje aislado, que el agua no oliese mal y que estuviésemos en peligro cierto. En ese caso yo echaría un trago de un arroyo de montaña, exponiéndome a un posible problema intestinal antes que a un golpe de calor o a una pérdida masiva de líquidos.

En el botiquín, por cierto, llevo un blister de pastillas potabilizadoras que espero no usar nunca.

Acabamos la ruta y bebemos agua hasta hartarnos y unas jarras de cerveza sin alcohol con limón hasta saciarnos aún más, acompañando unos bocadillos de calamares y unas patatas bravas. Hidratos y proteinas, lo que el cuerpo y, sobre todo, la mente necesita.

Paso la tarde de descanso en el albergue juvenil de la CAM, casi desocupado esta semana santa, no sé si porque no se conoce el recurso o porque la gente no sabe que se puede disfrutar por dieciocho euritos de una habitación individual con baño y desayuno incluido. Vale que no hay toallas ni televisor. No hay servicio de habitaciones ni minibar, pero está limpio y las vistas son espectaculares. 

Viernes Santo

El viernes el cristianismo "recuerda" la muerte de Jeshuáh ben Joseph, Jesús, el hijo del carpintero. Un recuerdo deformado del que fue probablemente un acomodado burgués revolucionario remezclado con el tiempo con otras figuras de la época como Juan el Bautista y con otros "ungidos" del momento, que abundaban los kristos y los mesiah en la época, es decir, los "untados de aceite". También con añadidos de otras religiones que entraron en competencia por el poder terrenal en el Imperio Romano y que, finalmente, fueron parcialmente asimiladas por los vencedores del conflicto.

Hoy me espera una buena paliza. Me encomiendo a Ištar. Por molestar. Porque me recuerdan a la diosa las tallas en madera policromada que me he cruzado ayer por las calles del pueblo y el parecido no es por casualidad. 


Con Valle y Marian, dos corredoras del Tierra Trágame duras como el granito del Guadarrama empezamos a subir el Monte Abantos por un GR extraordinariamente bien marcado y que sale a la derecha, rodeando la presa de El Escorial. Hay una fuente un poco antes de llegar arriba y después se podrá recargar agua en el Alto del León y al empezar la bajada a Cercedilla pasado la Peña del Arcipreste de Hita. Si hacéis la ruta un par de botellas o una bolsa para camelbak os permitirá llegar sin peligros. De todas maneras, sobre todo en verano, más vale que sobre que no que falte.

Las vistas, absolutamente espectaculares permiten ver toda la sierra. 


A partir de ahí, se va subiendo y bajando... se supone que más bajando que subiendo, pero la percepción subjetiva puede ser engañosa, claro, recorriendo toda la cuerda... y remontando por la vida... hay veces que parece que ya todo es bajada y aún queda algún pequeño risco que subir.

Pasamos los puntos geodésicos que limitan la provincia de Madrid de las de Ávila y Segovia por Abantos, San Juan, el Cerro de la Carrosquera, el Risco del Polanco, el Cerro de la Salamanca, Cabeza Líjar (1823 m.)...

Vistas desde Cabeza Líjar.

... seguimos por el GR-10, pasando bunkers de la Guerra Civil por el Cerro de la Gamonosa, el Alto del León y la Peña del Arcipreste de Hita. Dejamos a la derecha el camino que debiéramos haber tomado para ahorrarnos otros seis kilómetros de más subiendo el Cerro de Matalafuente y la Peña del Cuervo que añadir a los tres que hicimos en un despiste al retroceder por el mismo camino al alcanzar Abantos. En total hoy saldrán, en vez de los treinta y cinco kilómetros previstos, entorno a cuarenta y cuatro. Un maratón de montaña. Retrocedemos hasta la portezuela marcada en verde - blanco y en seguida llegamos a una pista señalada como PR que baja por una solana que debe ser inaguantable en verano.

Mis piernas piden ya clemencia y mis compañeras, aún sobradas, me la conceden y se adaptan a mi arrastrarse hasta que, por fin, llegamos a la estación de cercanías de Cercedilla donde tengo el coche.

Avituallamiento en el Asador de Angel, como manda la tradición, líquido y sólido (cefalópodos emparedados y bebida de cebada malteada y fermentada, repetimos el menú de ayer).

Dejo a las compañeras de aventura en su coche en el Escorial y vuelo hacia Navecerrada donde me espera Anne y una ducha, por desgracia no en el orden que sería correcto para el recibimiento que merece mademoiselle Souplet, recién llegada de París por viaje de negocios.

Aún tendremos tiempo de reponer energías en grata compañía con más cefalópodos y tubérculos: rabas y bravas. Y de encontrarnos otra procesión más, que no será la primera ni la última.

La procesionaria por Cercedilla
Sábado Santo

Es un día raro y de transición en la Semana Santa. Un día de "luto" y en aquellos lugares donde la celebración es más exacerbada (y alcoholizada), un día de resaca y descanso tras la noche en vela del viernes, a la espera de las celebraciones del domingo. La costumbre dicta que no se tocan las campanas de iglesias y catedrales, lo que da lugar a la tradición de la mona de pascua en muchos lugares, cuando las campanas "vuelven de Roma" y traen chocolate a los niños. Tradición que en algunos puntos del norte de Celtiberia se ha transformado en que los padrinos regalen a sus ahijados un bollo o, más recientemente, un smartphone para whatsappear...

Después del maratón de ayer, el Ultrawini Transerrano a partir de ahora, no doy un duro por poder seguir a Anne por la Calzada Romana hasta la Fuenfría, la Senda Corpes, el Camino Schmitd, desde el Puerto de Navacerrada al Emburriadero y por la Senda de la Tubería hasta las Zetas de la Barranca y por el Camino de Santiago, más o menos, hasta el pueblo de Navacerrada.

To p'rriba
Efectivamente nos cuesta mucho subir hasta la Fuenfría y tenemos que hacerlo, fundamentalmente, andando, con algún tramito corriendo donde un poco se podía, pero las piernas pesan como plomo. Sin embargo ya repuestos y recompuestos en la fuente de la Fuenfría, volamos y nos divertimos camino de Navacerrada. Me siento francamente fuerte, como si no me hubiese dado una paliza a correr los últimos tres días. Un excelente síntoma de cara a futuros retos y, en concreto, muy buena señal para el Ultra Trail Serra de Sao Mamede que me espera dentro de un mes. Anne también demuestra su clase y saca sus "series en pista", el entrenamiento específico que hacía como corredora de asfalto y que le ha dejado una "chispa" y una capacidad tremenda en cuanto el camino pierde un poco de verticalidad. La sigo como buenamente puedo saltando sobre los tarsos, de puntillas casi, entre piedras rotas y sueltas que nos amenazan pero no nos llegan a atacar. Llegamos al aparcamiento de la Barranca sucios y felices y trotamos y caminamos hasta el pueblo más tranquilos.

Como se puede observar Anne va a tal velocidad que sale en la misma fotografía acercándose por la izquierda y alejándose por la derecha.

Domingo de Pascua y Lunes de Pentecostés

El domingo muy temprano a la mujer de Jesús, Magdalena, y a su suegra, María, según el parentesco que se deduce de algunos evangelios (la novelización de la que antes hablábamos), evangelios no admitidos por el canon, un ángel se les aparece sobre el sepulcro de Jesuah para informar a las suprascriptas que no, que no ha sido robado el cadáver (como era costumbre en la época a menudo), sino que el chico ha resucitado.

Ejem.

Parece que será bastante después cuando los judíos helenísticos de la secta seguidora del Kristos, los no palestinos que esos después de las revueltas contra Roma casi habían desaparecido, le darán la vuelta de tuerca a su dogma para decidir que Jesús era, primero el hijo de Dios y, después, Dios, y separarse del todo de la tradición hebrea palestina que, por otro lado, era bastante levantisca contra los invasores romanos y mala compañía a la hora de encontrar un lugar al sol en el Imperio desde el que rezar y juntar sextercios. Lo de que el monoteísmo le viniera a Constantino de perlas para fortalecer el poder terrenal y el carro al que se subieron patriarcas y obispos y que les llevó hasta el siglo XXI es otra historia que no descarto ir desgranando gracias a las carreras de Navidad o cualquier otra escusa que pueda acontecer.

Se acaba lo bueno. 

La Maliciosa con bufanda de nubes
El día amanece oscuro pero espectacular, con nubes enroscándose sobre la Maliciosa que vemos por las ventanas del Gran Hotel Budapest, perdón, la Barranca, de Navacerrada, un lugar que parece salido de un vórtice espaciotemporal que condujese a los años cincuenta.

Os preguntaréis que por qué tanta panorámica. Resulta que el software Android  de mi teléfono no deja azuladas ni verdosas, como el resto de las fotografías, las instantáneas tomadas desde el zapatófono en esta modalidad.

Un paseo tranquilo siguiendo las flechas amarillas del Camino de Santiago hasta Cercedilla, donde comemos y una tarde de cine cierran el tiempo de la Pasión en la Pascua de este año.

No he tenido ninguna epifanía el lunes de Pentecotés, no he adquirido el don de lenguas como los apóstoles que tan bien me vendría... por lo menos me conformaría con el Francés a nivel A1, por razones obvias.

Para recorrer un largo trecho, quizá más de un centenar de kilómetros y tres mil metros de desnivel acumulado en esta semana santa hace falta planificación y, sobre la planificación, improvisación. Planes en los planes de los planes. Planes con zonas más abiertas y más cerradas que sirvan de imagen, de ídolos, de mapa, de guía a lo que se desea. Imaginar y después dar un primer paso.

Como siempre, para seguir remontando por la vida. Mira siempre su lado bueno.

Always look on the bright side of life
















martes, 15 de abril de 2014

Asumiendo riesgos

Los objetos que pueden causar temor, no son los mismos para todos los hombres sin distinción. Considerarnos como un objeto verdaderamente temible el que supera las fuerzas ordinarias de la humanidad; y el objeto digno de temor es en general aquel que puede aterrar a un espíritu, que está en el goce pleno de su razón. Pero en todo lo concerniente al hombre, hay diferencias de magnitud, diferencias de más y de menos.
Aristóteles, Etica a Nicómaco.3,VIII
La montaña es peligrosa. Correr ultratrail es peligroso.

La vida es un peligro constante y, para quienes no creemos en el destino, es una sucesión de apuestas que podemos perder cualquier día. Vivir es un peligro constante. Cualquier día, como decía aquella canción de Silvio, podemos encontrarnos que el desayuno que estamos tomando es nuestro último desayuno o que, nunca se sabe, conoceremos al amor que ya nunca pensamos hallar. A veces pasa. Cada día jugamos una lotería llena de premios maravillosos en la que también nos puede tocar, por el mero hecho de jugar, desgracias terribles, tristezas y sinsabores. Intentamos hacer apuestas inteligentes, en las que los premios justifiquen los riesgos. A veces ganamos y somos felices.

Por supuesto hay quien cree en el destino. Hay personas que reducen a una falacia probabilística su estrategia de elección racional, que razonan para asumir ciertos riesgos irracionales y que como consecuencia de ello van coleccionando catátrofes vitales. Desastres de esos que le pueden suceder a cualquiera por muy sabia y prudente que sea la persona, claro, pero que quienes creen o quieren creer que "lo que tiene que suceder sucederá hagas lo que hagas", atraen en especial. Bien, si os fijáis esas personas, a pesar de su discurso, miran antes de cruzar la calle, para que no les atropelle un coche. Es sobre sus actos incomprensibles, sus decisiones morales injustificables o sobre hábitos no saludables que prolongan en el tiempo sobre los que tienen que encontrar apoyo en un dios, en el karma o en el destino. Cualquier objeto que supuestamente altere la matriz de pagos de las apuestas que se hacen día a día. Un santo o una virgen a la que encomendarse. Eso es el Karma al que rezan con una oración sacada de una postal colgada del facebook, un santo protector.

La montaña no es justa ni injusta ni se lleva a los mejores, la montaña tiene una serie de peligros que asumimos y que tratamos de conocer para tenerlos bajo cierto control, para minimizar los riesgos hasta cierto punto, pero siempre corremos un albur. Curiosamente en algunos juegos de azar el albur es la carta que saca la banca y que nos puede hacer perder el monte, es decir, el dinero que se apuesta. En el monte, al que subimos en un ultratrail o en un entrenamiento corriendo, el albur es un entorno que se puede volver hostil y al que hay que mantener el respeto. Respeto siempre, no miedo.

El miedo mata la mente.

Si nos ofreciesen jugar una lotería en la que cada número costase 10€, en una numeración del 000 al 999 (es decir, mil números, la mitad de los cuales están premiados con 100€, nos parecería un chollo y jugaríamos sin pensárnoslo. No asumir el riesgo de perder 10 por una probabilidad de 0.5 de obtener 100, salvo que necesitásemos el dinero para una urgencia, si nos estuviésemos muriendo de hambre por ejemplo, sería absurdo. Pero podemos imaginar otras loterías.

¿Quién jugaría a la anterior lotería si hubiese 100 números que implicasen que, no solamente no te toca nada, sino que además serás ajusticiado en un cadalso situado en la plaza del pueblo? Es una probabilidad pequeña 0.1, una entre diez, pero no justifica el posible beneficio de ganar 90€ en la mitad de las jugadas posibles. Nadie jugaría ¿Verdad? ¿Quién jugaría a la lotería de cruzar la autopista llena de coches circulando a toda velocidad porque se le ha volado un billete de 100€, el único que llevaba en la cartera, y quiere recuperar su dinero?...


Oh, ¿nos hemos imaginado dudando? ¿Dejaríamos irse volando nuestro dinero mientras lo observamos alejarse desapasionadamente? ¿Podemos imaginar las emociones de quien asumiría un riesgo vital semejante sin pensar en las consecuencias? ¿Qué densidad de tráfico, qué velocidad de los vehículos, qué condiciones de visibilidad consideraríamos adecuadas para lanzarnos detrás del dinero? En definitiva ¿En qué lotería apostaríamos nuestra vida contra 100€? ¿Cual es la matriz de pagos en la que iríamos en pos del billete verde asumiendo un mínimo, pero real, riesgo de atropello mortal?

Asumimos a diario loterías de ese tipo, al montar en un coche, donde siempre puede cruzársenos un irresponsable o un beodo circulando de forma peligrosa, al subir a un andamio quien trabaja en la construcción, al ponerse un uniforme un policía,... o al ir a una manifestación o, simplemente al encontrarnos metidos en un disturbio sin comerlo ni beberlo, al salir a hacer deporte...

Cuando subimos al monte jugamos una lotería de las muchas que hay. Unas son razonables. Apostamos poco y la mayoría de las papeletas tienen premio... pero la "matriz de pagos" puede alterarse. Estar comunicado, tener recursos y conocimientos, mapas, gps, brújula, material invernal, ropa de recambio... cada situación requerirá tomar unas medidas para que un entorno hostil como la montaña no nos depare más sorpresas de las que podemos gestionar. Una mochila con medio kilo más de peso puede cambiarlo todo. Había un dicho que decía que la manera de distinguir en la guerra a un recluta de un veterano era porque en el morral el recluta llevaba balas y el veterano llevaba comida.

En la vida hay que elegir qué loterías se juegan. Asumir los errores. Pensar, planificar, proyectarse en el futuro. La improvisación es la receta para el desastre en la montaña y fuera de ella.

Así que tened cuidado estos días del comienzo de la primavera, que las cumbres reservan sorpresas desagradables a quienes no las respetan. Pero id a la montaña, que las laderas se cubren de jaras con flores reventonas, polinizando entre ellas como excitados conejillos en celo.

viernes, 11 de abril de 2014

Corredores y escritores... y enfurecidos: acerca del postureo y del arte

"Desocupado lector, sin juramento me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir a la orden de naturaleza; que en ella cada cosa engendra su semejante".
Miguel de Cervantes, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.

Ayer asistí a un curioso encuentro de escritores en centro de arte de Alcobendas. Un edificio modernísimo, de esos que salen casi gratis, ejem, pero afortunadamente con más y mejor uso, menos mal, que algunas esculturas faraónicas de las rotondas que adornan y engalanan este municipio del Norte del centro. Dispone de auditorio, mediateca y todo tipo de espacios para hacer exposiciones y charletas como la de ayer y no parecía del todo desolado. De hecho ya lo conocía porque había ido a escuchar algo de música clásica a precios económicos por allí, lo que es de agradecer en estos tiempos que corren.

El chirimbolismo en los edificios públicos, esa tesis nunca escrita.
La perversa intención y amenaza anunciada de los tres escritores cabreados era terrible y me daba miedo. Al parecer hay unos indeseables que se dedican a correr y que se creen que son escritores o, por el contrario, escritores que por imperativo comercial pasan a la imprenta su diario de carreras con muy poca elaboración y escaso interés desde el punto de vista literario. En el punto de mira esos que cuentan cansinamente en un blog (glups) lo que corren o dejan de correr. ¡Vaya! Ya antes de ir temía tener que darme por aludido y tener que pedir disculpas.

No lo puedo negar, el "postureo" es un fenómeno imposible de evitar porque incluso la renuncia explícita a ejercerlo es algo molón y chanante. Un blog y una cuenta en una red social son una invitación al pecado absolutamente irresistibles. Afortunadamente el heavy metal que corre por mis venas me tiene familiarizado con el fenómeno del poser. Un metalero, cuando aparece una cámara fotográfica, "posa" en una posturita que le identifique con género musical que vive como una parte de su identidad, normalmente poniendo de relieve el grado de maldad y satanismo recalcitrante que se almacena en el alma: cara de malo y mano cornuta. En realidad postureo. El metal siempre ha tenido un fuerte componente de performance. Obviamente no somos mala gente, pero había que oponer un elemento estético radicalmente diferente a las camisas de flores y los pantalones de campana del rock hippie psicodélico en el que tiene su origen este movimiento musical. Tachuelas, ropa negra, cuero, signos satánicos, letras agresivas, sonido sucio, pesado, rápido y duro porque la Era de Acuario y los submarinos amarillos son para otro tipo de gente con otra visión de la naturaleza y opinión sobre el color del alma humana. El heavy sabe distinguir la parte de "personaje" ante los demás de la de su propio ser completo, que es mucho más y también algo menos de lo que da a conocer. Si se entiende el juego, puede ser divertido.

Para mi correr y escribir son ejercicios privados que hago en público, asumiendo las consecuencias de ello. Me arriesgo a que digan que no corro con el depurado estilo de un masai, que soy más lento que el servicio de atención al cliente de ono cuando te quieres dar de baja, o quizá que escribo de forma recargada con un uso abusivo de las oraciones subordinadas, de las metáforas floridas, sobre temas esotéricos o mezclando imposibles en cócteles difíciles de tragar y que provocan una difícil digestión. Escribo y corro como una necesidad personal de vaciarme, como otras personas puede hacer lo mismo practicando el yoga y tocando la guitarra, para sacar lo que cada cual lleva dentro. Porque a menudo al poner las cosas por escrito pongo orden en las que tengo en la cabeza y porque cuando alcanzo el ritmo adecuado o cuando he corrido, me he duchado y estirado, tengo unas sensaciones agradables que me relajan y me dan placer. Corro por hedonismo fundamentalmente. Escribo por auto-prescripción terapéutica.

Observen las caras de cabreo. Se nota que les falta
un pelo para resolver a golpes la cuestión si es necesario.
Pasamos un rato estupendo escuchando a los tres. Nos dieron claves para desconfiar de lo que leemos, para arrojar una segunda mirada sobre las crónicas de las carreras que pululan por Internet como una nueva forma de postureo. Para detectar la arrogancia intelectual de quien piensa que, por correr, merece la pena ser leído o, también, quien escribe estupendamente y no es necesario que nos relate sus carreras si no va a poner el alma en ello.

La próxima crónica de una carrera la trataré de escribir de manera que merezca la pena ser leída por su forma, contenido o ambas cosas. Me hago el propósito de ello. Como de acabarla cuando tome la salida.

Vamos, que cada uno hace lo que puede.

miércoles, 9 de abril de 2014

Estiramientos cognoscitivos

"Si creéis que la violencia no es la solución, quizá no habéis empleado la suficiente violencia"
Manuwar

En los años ochenta, durante los estudios en el "cole" de la Enseñanza General Básica, nuestros "profes" y "seños", cuando tocaba la gimnasia, que no la educación física, nos enseñaron a estirar. Hacíamos una serie de rebotes forzando los músculos aún congestionados por el deporte practicado y diferenciado por sexos, por supuesto: saltar a la comba para las chicas, fútbol para los chicos, voleibol para las chicas... fútbol para los chicos... cuando no las diez vueltas al patio para todo el mundo y luego fútbol,... para los chicos, claro. Más tarde fuimos aprendiendo a estirar a la manera de que se había empleado siempre en la danza clásica, manteniendo una postura de tensión sobre un conjunto de músculos mientras se hacían profundas respiraciones para que, poco a poco, se produjese una elongación a medida que se perdía el tono en la zona.


Hay muchas cosas que creemos saber a ciencia cierta y que no ponemos en cuestión porque nos las han enseñado personas en cuya autoridad confiábamos o son "verdades" que dimos por seguras desde muy jóvenes. Casi todo el mundo tenemos asentadas unas firmes creencias, un "núcleo duro", gran parte del cual llegó hasta ese bunker blindado de verdades casi inquebrantables hace mucho tiempo. Las verdades llegaron sin pruebas y a veces sin coherencia con otras cosas que sabíamos, pero no hay contradicción ni paradoja a la que si se le concede el tiempo suficiente, no arraigue con más fuerza que cualquier otro dato cierto de la experiencia en el suelo fértil de nuestra mente. Tenemos la mente compartimentada de manera que pueden coexistir en ella informaciones mutuamente excluyentes. Se alojan a los lados de las paredes de los compartimentos que hay para que no se mezclen entre ellas dándose simultáneamente a la conciencia. Alguna de esas verdades están apoyadas por nuestro entorno hasta tal punto que, no solamente las creemos, sino que no nos atreveríamos a cuestionarnos, a "estirar" nuestra mente en el improbable caso de que fuésemos conscientes de que la creencia puede ponerse en cuestión. No se nos pasa por la cabeza que los axiomas y las reglas de inferencia que usa nuestra cabeza para sacar conclusiones puedan ser, en realidad, una patraña, porque hace tanto tiempo que están ahí que son lo que usamos como argumento interno, precisamente, para rechazar las informaciones que podrían poner en un problema esos cimientos de nuestra visión del mundo. Estirar la mente duele más que estirar los isquiotibiales después de un entrenamiento.

Abrir la mente no es aceptar todo de forma acrítica. Hay mentes tan, tan abiertas en ese sentido que están dispuestas a comprar cualquier cosa que les vendan en un herbolario como "naturales", o en un supermecado cualquiera si está en un paquete verde con la marca "eco" estampada en el envoltorio, que aceptan, sin preguntarse por el significado completo de ambos conceptos, que lo "químico" es malo, que lo "natural" es bueno. Actitud que se compatibiliza con una completa desconfiaza y escepticismo hacia todo lo que realmente forma el corpus de la ciencia, de lo que pueda ser un principio fundamental del actual acerbo común y saber de la humanidad o es fruto de una investigación científica bien hecha. Una actitud compatible, el escepticismo hacia la ciencia, la tecnofobia y el hipernaturalismo, con una ciega confianza en cualquier "estudio" que concluya algo molón, financie quien lo financie, sin mirar mucho la validez de los métodos empleados. En fin... que vuelvo a pedir a quien corresponda la asignatura de Epistemología como obligatoria desde preescolar.

Hacer "estiramientos cognoscitivos", abrir la mente, no es, como en aquellos que hacíamos en el colegio, forzar repetidamente un gesto, repetir siempre el mismo obcecado movimiento, el mismo error. Es necesario un acto consciente, deliberado, en el que nos ponemos en tensión, en una posición quizá incómoda pero no dolorosa, en el que vamos dejando que, una profunda respiración tras otra, vaya teniendo un efecto miorelajante de la misma manera que un buen hábito se convierte en una virtud interiorizada.

Pensar es un ejercicio cansado, genera una gran tensión y hasta produce sufrimiento. Dejar llevar la mente por el camino de la "ocurrencia" es dejar el alma vagar por los viejos senderos conocidos. Divertido, fácil, pero no genera avance en el "intelectual trainning". Un estiramiento cognoscitivo, una "ampliación de miras" exige cuestionarse las propias creencia y construir modelos que interpretan la realidad sin ellas, con otras distintas hasta encontrar coherencia entre todo lo que se sabe y, cuando es necesario, abandonar una de esas cosas que se tienen por seguras para sustituirla por lo que, honradamente, tenemos que admitir. Los filósofos griegos hablaban de la diferencia entre dos formas de pensar con la metáfora del barco que avanza con las velas hinchadas por el viento pero que, para llegar a puerto, tiene que arriarlas y, con dificultad, pesadamente, usar los remos y el timón para dirigirlo en la dirección en la que se quiere avanzar.

File:Boat Cdm Paris 322 n1.jpg







lunes, 7 de abril de 2014

Trail Batalla de Alarcos. Fin de semana haciendo el pirata


Son mi música mejor aquilones, 
el estrépito y temblor 
de los cables sacudidos 
del negro mar los bramidos  
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno al son violento, 
y del viento, al rebramar, 
yo me duermo sosegado, 
arrullado por el mar. 
Espronceda, Canción del pirata

Siempre se ha asociado al pirata una visión romántica. El vivir al margen de la sociedad burguesa, muchas veces, fuera de los límites de la jurisdicción de las leyes, gobernando sus propios actos por un código de honor... o al menos esa es la visión romántica que de ellos tenemos.

Peligroso ciberdelincuente listo para Hak3ar el Sistema
Tengo que reconocer que en lo que se refiere a piratería me siento muy identificado con la Filosofía Hacker de Richard Stallman. Alguien que, por cierto, promueve el respeto por el cumplimiento de la ley, lejos de la visión del Hacker que pueda tener parte de la sociedad asimilándola al estereotipo del "pirata informático". Se ve al hacker como alguien que navega por los mares de Internet asaltando inocentes y haciéndose con botines que esconde dentro de cofres virtuales en islas desiertas para su futuro aprovechamiento. Stallman "aprovecha" la ley para su trabajo subversivo. Para subvertir algunas de las peores cosas que hay en este mundo.

El movimiento del software libre emplea la LÓGICA del derecho de autor para "abrir" el código de su software y, puesto que no renuncia a la propiedad de él en ningún momento, permitir su copia, distribución, mejora y libre uso siempre que se mantenga en los resultados la misma licencia de uso. Es decir, se convierte a un programa en una "receta de cocina" que todo el mundo pude emplear y cambiar o experimentar con ella salvo, eso no, para hacer un guiso y venderlo enlatado sin que la gente pueda saber como se ha hecho. Una "receta abierta" ya nunca se puede convertir en una "fórmula secreta". Es una deliciosa perversión que ello solamente sea posible gracias a las leyes que protegen el software privativo. Sin ellas el "código abierto" no tiene base legal. Esta perversión de la ley desde la propia ley que fue ajustada si no creada para proteger el monopolio de unos pocos está profundamente emparentada con el pensamiento anarquista y no de una forma casual. El auténtico pirata está más cerca del anarquismo de lo que lo están otros personajes que se vanaglorian y presumen de ello, ya sean ácratas burgueses con una buena renta o punkarrillas costrosos que reducen las ideas libertarias a una pose estética, por lo demás, bastante antiestética usualmente y, en el caso de algunos enemigos del jabón, antihigiénica. Nunca he entendido por qué algunos creen que no se puede ser anarquista peinándose, sin estar medio cabreado siempre y escribiendo sin faltas de ortografía. A mi me parecen cosas independientes.

Otro tipo de anarquía y de piratería que me gusta practicar y que defiendo es el de las carreras sin dorsal en dos modalidades. Es decir, que no todo vale. Aquí también tiene que haber una LÓGICA pirata, unos valores y principios que no permiten, por ejemplo, que nuestra carrera sea a costa de que otra persona sufra un perjuicio en su experiencia. El sábado practiqué la piratería en el Trail batalla de Alarcos y el domingo en el Medio Maratón de Madrid, piratería en dos versiones muy distintas. Veintiséis y quince kilómetros respectivamente para seguir metiendo distancia entre las piernas (con perdón) de cara a los retos venideros.

Ha pasado un año y la lesión del tobillo va mejor. En general todo va mejor y algunas cosas van muy bien.

De entre lo que va muy bien, una parte me acompañó el sábado en la carrera, mi compañera Anne, que puso el despertador (el despierta-a-dos) muy temprano, a las 4:00 a.m. para poder llegar con tiempo de sobra al evento manchego. Noche cerrada en Alcobendas para recoger al gran Spanjaard, Luis Arribas. Noche cerrada aún en el sur de la comunidad de Madrid cuando pillamos de camino al inagotable Rafa, longliverockandmetal, de Valdemoro.

Listos para ir al campo de batalla, aunque parezca que aún no he despegado los ojos.
Para ser una carrera pirata, había mucha mejor organización que en algunas otras detrás de la cuales andan federaciones y, supuestamente, "grandes" organizadores de eventos deportivos. Recogemos el dorsal y unos imperdibles (primera sorpresa, una carrera sin dorsal con dorsal), firmamos el control de salida, un descargo de responsabilidad en plan "sabemos donde nos metemos", que debe estar correcto porque entre los corredores, no sé por qué, hay varios abogados (cuidado con las rimas) y hasta jueces y profesores de derecho constitucional y...

...nos metimos en el coche, que cincuenta kilómetros no nos convenían a estas alturas de la temporada. Fuimos al punto kilométrico doce del recorrido, parando previamente a ver pasar al pelotón por las ruinas de Alarcos. Allí tomamos la salida para hacer la segunda mitad, ida y vuelta, para completar veintiséis mil metros con algunos cortafuegos de los que quitan el hipo y unos paisajes brumosos que más parecían sacados de la Cordillera Cantábrica que de las tierras del Quijote.

"Lo que mata es la humedá". W. Shakespeare
Como si ante un programa de software libre nos encontráramos, Iván nos ha proporcionado la receta de cómo hacer una carrera libre, una carrera pirata, perfectamente organizada y legal, que ha discurrido por unos paisajes preciosos aprovechando las dos semanas de buen tiempo para correr que tienen por aquellas tierras, que nos ha permitido usar las duchas del polideportivo municipal al acabar para entrar en calor y sacarnos el sudor y que se remató con migas y arroz y hasta sorteo de regalos... (que encima nos tocó). No se puede pedir más a un sábado... quizá levantarse un poco más tarde, eso si, pero la "hora del ensile" y la distancia condicionan el momento en que es posible empezar con el "sarao". Otro año vemos si nos bajamos el día anterior.

Sobre la carrera, que sin duda merecerá crónicas más épicas que la nuestra, solo resaltar la buena compañía. Todo el camino estaba balizado con cinta negra y amarilla... perdón, era amarilla y negra y sobre los colores que ofrecía el campo ese día la visibilidad era escasa. Hay que ir buscando algo rojo y negro para el año que viene. Negro como el alma humana y rojo como la sangre, que es una combinación más pirata. El recorrido cómodo y bonito, el clima perfecto, la compañía, como ya hemos comentado, inmejorable, la organización resplandeciente, cálida y amable... lo que viene siendo una perla del cofre que atesora el circuito trail pirata de carreras de Ciudad Real.

Y el domingo muy tempranito....

Un entrenamiento sin dorsal en paralelo a la Media Maratón de Madrid. Saliendo de atrás con mochila y bidón cargado de agua para no quitarle a nadie la suya ni estorbar el ritmo de ningún corredor que haya pagado por su dorsal,... en realidad tripal, ventral, barrigal o, en el caso de los más afortunados, abdominal... bajo mi entera responsabilidad y cobertura de mi seguro. Empiezo con cinco kilómetros que me hago de Fartlek noruego corriendo de puerta en puerta del Parque del Retiro buscando (sin éxito) con quien había quedado y me cruzo con Luis y María, que se estrena en competición. Luis le añade cinco más a los treinta y ocho que se calzó ayer en la TBA. Gente dura esta de CxC... ¡Dónde me he metido!

Y salgo con Maese Cárdenas y su grupo, que se estrena en buena medida en esto de los veintiuno kilómetros, a ritmo suave pero justo para un diesel como yo que ayer se metió un buen viaje para el cuerpo en forma de trail. Por el camino cuento con la siempre alegre presencia de Joshua, que no hay carrera en la que no nos encontremos si vamos los dos, por muchos miles de participantes que haya. Voy hasta la mitad... y completo unos 15 kilómetros. Ya. Suficiente.

Toca avituallamiento líquido (jarrita de cerveza) y sólido (pincho de tortilla)
Un fin de semana haciendo el pirata desde el principio hasta el final. Sé que hay a quien le parecerá mal que alguien se cuele a "entrenar" aprovechando que las calles están cortadas para una carrera, incluso quien considere que las no-carreras son, como se dijo del sistema operativo Linux por parte de la administración Bush "antiamericanas", pero son dos límites los que creo que, si no se cruzan, se mantiene uno dentro de la legitimidad: no perjudicar a otros corredores y cumplir la letra de la ley.

Hágase la justicia aunque perezca el mundo. 
I. Kant






jueves, 3 de abril de 2014

Trail Batalla de Alarcos. Retorno al campo de batalla

Puedo perdonar todos los errores, menos los míos. 
Marco Porcio Catón, el Viejo
Hay una escena que me impactó de la imprescindible película de 1970, "Patton", por la que Coppola recibió el oscar al mejor guión. En ella el excéntrico general americano le dice a su ayudante que quiere ir a ver el lugar donde fue la batalla. Por supuesto, aunque el ayudante cree que se trata de alguna reciente refriega contra el Deutsches Afrikakorps de Erwin Romnel, el zorro del desierto, lo que el general californiano quiere ver es el lugar donde las tropas romanas se batieron contra las cartaginesas en la Tercera y última Guerra Púnica, después de que Catón el Viejo, sentenciara aquello de Ceterum censeo Carthaginem esse delendam (1), porque no bastaba en su opinión con vencer a los cartagineses y solicitaba al Senado de Roma siempre que tenía ocasión, por lo demás, que la ciudad enemiga fuese destruida hasta los cimientos para que nunca más volviese a ser una amenaza para la República.

Patton, 1970
La ciudad de Alarcos fue también destruida y solamente escarbando (arqueológicamente) por la zona cercana a Poblete, Ciudad Real, encontramos sus casas y, también incluso, algún camello con armadura y su jinete armado con cimitarra de media luna, ambos venidos a morir allí hace más de ocho siglos desde el norte de África. Quizá desde los territorios almohades de lo que un día fue Cartago y algún día sería Túnez.

Por Poblete también encontraremos buena gente como el gran Ivan Palero, cabesc, que organiza cada año el Trail Batalla de Alarcos. Un "entrenamiento" no competitivo por el lugar donde fue la batalla. Y no muy lejos de allí, en Ciudad Real, también a los amigos y ahora compañeros de equipo, proyectos y aventuras de Corriendo por el Campo.

Alarcos ardió y su población superviviente trasladada al actual Ciudad Real. Cartago desapareció y la herencia cultural fenicia se disolvió en el Mediterráneo como la sal en el Mare Nostrum. No sabemos como hubiese sido el mundo si en lugar de una herencia greco-latina hubiésemos tenido un Viejo Mundo arraigado en la tradición de la superpotencia norteafricana, si tuviésemos una raigambre greco-fenicia. Si Baal nos fuese tan familiar como el dios Júpiter. Si los filósofos cartagineses hubiesen reescrito a Platón y Aristóteles. No sabemos si la tradición judía helenística se hubiese convertido en algo parecido al cristianismo y si, posteriormente, hubiese aparecido una secta judía árabe como la de los musulmanes. Sería otro mundo contrafáctico, un imposible pudo ser y no fue. Con otros países, con otras religiones y con otros idiomas.

Casi como si algún acontecimiento clave de nuestra vida hubiese sido de otra manera a como fue y fantaseáramos con como podría haber sido todo de haber sucedido de otra manera.

Sobre la batalla de Alarcos poco recordaremos del colegio. No es uno de esos acontecimientos que se consideren relevantes y el motivo no es otro que porque en aquella ocasión nuestros antepasados andaluces musulmanes, aunque había algún cristiano combatiendo con ellos, le dieron una paliza a nuestros antepasados nortemesetarios cristianos aunque, como casi siempre y aunque se usen como excusa, no eran cuestiones de dogma religioso las que se discutían a espadazos, técnica por otro lado hoy caída en desuso porque las discusiones entre países se pueden dirimir por métodos mucho más sofisticados, científicos y avanzados, como por ejemplo, a misilazos.

Como sería Europa si la mal llamada Reconquista hubiese discurrido de otra manera tras la batalla de Alarcos, si no se hubiese dado la vuelta a la tortilla en la llamada de Las Navas de Tolosa, es un ejercicio de imaginación que es mejor no dejar en manos de integristas de una una religión u otra. Mejor jugaremos llegado el caso con Cartago, que queda más retirado y nos dará más juego.

Un año después vuelvo de nuevo al campo de batalla.

¡Qué Baal nos proteja! ¡Baal Zebul, dios de la guerra!(2) Probablemente adorado por estas tierras durante el periodo de influencia fenicia en Iberia por las tropas de Asdrubal cuando atravesó las provincias hoy manchegas camino de Roma.

Hace un año estaba yo inmerso en una gran guerra personal de múltiples frentes y combatía encarnizadamente en batallas de todos ellos por no perderme a mi mismo como los cartaginenses combatían a la República de Roma. Luchaba para no ser pisoteado por personas miserables que me deseaban el mal y actuaban de forma mezquina y acosadora. Luchaba por empezar una nueva vida lejos de los proyectos vitales que creía para toda la vida y que se habían acabado en minutos y también luchaba en el difícil frente de olvidar lo que podría haber sido y no fue. Tres frentes, Norte, Central y Sur a los que enfrentaba, entre otras formas, entrenando muchísimo. Como resultado indirecto de la crisis estaba más fuerte que los tornillos de un submarino.

File:Map of Rome and Carthage at the start of the First Punic War.svg

Quizá por la confianza en mi buena forma física, o por el placer que experimentaba dejándome caer por traileras en las que estaba mejorando mucho mi técnica de bajada, ahora bastante perdida, o porque tenía que ocurrir, porque asumimos un riesgo cada vez que salimos a correr y si lo hacemos a menudo, la probabilidad de torcerse un tobillo va aumentando y al final lo difícil es no tener nunca un esguince, el año pasado me hice un desaguisado entre un parpadeo y el siguiente. Ya lo conté por aquí.

Otra escena en la ciudad de Cartago: La familia Barca, Anibal presente, se reúne en el templo de Baal en silencio para renovar su juramento familiar. ¡Odio eterno a Roma! ...y, claro, con semejante voto, así les fue. Si se enfrenta odio contra odio, siempre acaba la cosa muy mal. El odio eterno a Roma de los Barca acabó en cenizas cuando fue superado por el odio eterno a Cartago de Catón el Viejo, que se impuso en el senado de la ciudad, ella si, eterna. Quizá la mayor victoria a la que se puede aspirar en cada frente personal, en nuestras batallas diarias, es cerrarles sin odio. Qué se ponga fin a las hostilidades sin que queden sentimientos destructivos. Esa si que es una gran victoria si se consigue.

Y si corriendo es inevitable a veces hacerse daño y lesionarse, el mejor final posible es volver a recuperar la forma física y que las lesiones se curen por completo para regresar al combate como si  nunca se hubiese caído en tierra.

Este sábado, Trail Batalla de Alarcos. Volvemos al campo de batalla.

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(1) Por lo demás, creo que Cartago debe ser destruida.
(2) ¿Belcebú?