jueves, 31 de octubre de 2013

Si sus flechas nublan el Sol (Previo Maratón de Montaña de Bayona)

Lunes:

Tengo agujetas por todo el cuerpo. Ayer asistí a un boot camp fitness training organizado por Sonia Elgueta y sus W&M-Wind Xtrem y descubrí con sorpresa nuevos músculos que no se emplean para correr por la montaña, o por lo menos no se emplean con la misma intensidad que dando saltos, haciendo sentadillas, skipping, fondos, abdominales... acabamos corriendo un poco por el campo, con las piernas ya flojeando y vadeando un río algo crecido y con una corriente muy fuerte.

Superentrenamiento en Uceda. Por lo menos para mis limitadas capacidades

Cuando me agacho un poquito tan solo para encender la torre del PC tengo un dolor por la cintura, los glúteos, los cuádriceps, los "ijquios"... para mi sorpresa bastante más intenso que después de estar más de 28 horas consecutivas de monte en el Gran Trail de Peñalara. Es increible.

Alguien me comenta que "el dolor es psicológico"...

A ver, querido retwitteador de tópicazos, compartidor de empalagosos mensajes de auto-ayuda en Facebook... ¿Qué otra cosa va a ser el dolor? ¿Qué quiere decir, referido a una sensación, que es "psicológica"? ¿Cómo podría no serlo? La esencia del dolor y lo que le hace ser lo que es, es que es un fenómeno psicológico, que se produce en la psyché ("alma" en griego). No puede el dolor darse en ningún otro sitio que en nuestra conciencia. En la nuestra y no en la de otros, que se encuentra más allá de lo cognoscible. No hay manera de percibir el dolor ajeno, solamente sus manifestaciones externas, las conductas observables.

Es esta ocasión las manifestaciones observables consisten en acompañar cada movimiento con un gruñido o una interrupción brusca en lo que se está hablando y un guiñar de ambos ojos mientras se aprietan los dientes... un grrrrggg...¡ay!

Acabo de trabajar (tarde, hoy muy tarde. Un día difícil), llego a casa, estiramientos suaves y salir a correr, acartonado, con mucho dolor, pero hay que disolver los cristales de ácido láctico de los músculos y mandarlos hacia el hígado para convertir los desechos de la combustión metabólica nuevamente en combustible una vez más y producir glucosa. Más estiramientos, más profundos, pero sin llegar al punto del dolor.

A la cama.

Martes:

La existencia no añade nada a un concepto. Lo decía Santo Tomás, lo corroboraban Hume y Kant y nos convencía definitivamente la filosofía analítica en el siglo XX más allá de toda duda. Es curioso pero éste es uno de esos puntos fuertes de consenso entre las personas que practican la filosofía. No es unánime, pero para ser filosofía no está mal, no hay al menos partidarios significativos de la tesis contraria.


En el caso de del dolor, "su ser se agota en su ser percibido", el sentirse es el cien por cien de su esencia, es decir, el dolor no es más que sensación. Un dolor que no se siente, no es dolor. El dolor no es más que un sentirse dolorido. Por supuesto el dolor tiene causas y tiene manifestaciones, pero ni las causas del dolor ni como actuamos cuando estamos dolidos son, en sí, el dolor. Quizá por ello a veces es tan difícil para el médico en lo físico o para el psicólogo en lo espiritual resolver el dolor, porque no puede actuar directamente sobre él, a veces, o porque solamente actúa sobre ello y no resuelve, con el analgésico, las causas que llevan a él.

Hoy me duele menos. Sirvió para algo la carrera de ayer y las duchas de contraste frío-calor-frío desde el domingo. Sirvió para algo el esfuerzo consciente de hacer algo para estar bien. Sin analgésicos, actuando sobre las causas. ¿La inexistencia añade algo a un concepto? Por supuesto, no. Pero la inexistencia del dolor, de una parte de él, a mi me añade ser. Me hace más persona, más yo mismo, de alguna manera, secundum quod... en algún sentido.

He quedado para correr hoy martes, pero decidimos sobre la marcha cambiar el entrenamiento por una cena tranquilita. Mejor. Mañana estaré en mejores condiciones y así termino la puesta a punto para el maratón del sábado. La cena exquisita, gracias. La compañía inconmensurable.

Miércoles:

Cuesta levantarse. Las molestias son testimoniales, las normales, pero ayer al final me acosté tarde. Salir los martes es jugar duro, quizá, pero... forma parte del sistema de entrenamiento total currar-estudiar-salir de marcha-hacer deporte. Si sobrevivo, que probablemente no, seré más fuerte al final, o al menos me lo habré pasado muy bien. Si no salgo de esta, también, habrá sido la vida digna de haber sido vivida. Bien mirado, de aquí no va a salir nadie vivo, hay que aprovechar el momento, memento mori.

Hoy toca salir a correr un poco por Casa de Campo. Un trote suave, terminar de movilizar la fibras musculares aún agarrotadas, es especial en la zona de los glúteos y estirar a fondo después.

Jueves:

Estoy recuperado. Qué placer poder decirlo, que bien que suceda todo lo que tiene que suceder para que uno se recupere. Saldremos de trabajar al mediodía y nos marcharemos a Vigo, a disfrutar del puente, del merecido descanso mental que proporcionará la paliza física por el monte.

Bueno, son 45 kilómetros, y dan lluvia, pero, como dijo el espartano, "si las flechas del enemigo nublan el sol, combatiremos a la sombra".


martes, 22 de octubre de 2013

Otoño





¡Ah! ¡Como el oro caen las hojas en el viento,
e innumerables como las alas de los árboles son los años! 
Los años han pasado 
como sorbos rápidos de dulce hidromiel [...]

Ai! laurië lantar lassi súrinen!
Yéni únótime ve rámar aldaron,
yéni ve linte yuldar vánier
mi oromardi [...]

Namárië, J.R.R.Tolkien


Otoño, empieza el frío, las lluvias, los charcos. Se acortan los días, se acerca la San Silvestre Vallecana. El Otoño es una estación maravillosa. Caen las hojas muertas y dejan sitio para las que vengan. Se cierran los proyectos y se empiezan los cursos.

Decía Victor Hugo que la melancolía es la alegría de estar triste. Ésta estación se presta a la melancolía, a echar de menos lo que ha quedado atrás, el verano. Pero si se recibe a la oscuridad y al frío con alegría es una estación llena de oportunidades, llena de belleza. Si se aparta la vista del pasado, se puede disfrutar el presente, mirar al futuro con ilusión. No todo el mundo tiene el temperamento necesario para disfrutar del frío y de la oscuridad, de aceptar lo que llega como un regalo inesperado y no con un miedo que le impida disfrutarlo... pero quien no sale a correr porque hace frío, en verano no sale porque hace calor. Ahora porque se hace de noche pronto, antes porque hace calor al mediodía para entrenar. Un día porque es fin de semana y hay que descansar, otro porque es laborable y estamos cansados. Todo está mal, nada encaja nunca. Quien ve fealdad y tristeza por todas partes... es porque la tiene en los ojos que miran, no en el mundo que contempla. Porque no quiere aceptar que el mundo cambia y hay que cambiar para encajar en él, no esperar a que todo, mágicamente, sea como imaginamos que sería perfecto.

Cantalojas, Ayllón, en Otoño un frío en toda regla.
Al correr por montaña las hojas del Otoño son uno de los mayores enemigos. No lo parecen a priori y muchas lesiones son por ese pequeño detalle que no has tenido en cuenta. Hojas caídas. Secas o mojadas hacen que frenar se convierta a veces en un ejercicio casi imposible. Vas bajando, afianzas el pie para un saltito y... no afianzas, el pie resbala y pierdes el apoyo. Al suelo.

Ya sabéis, pasitos cortos y rápidos, más seguros en estos casos, nada de hacer parkour. A veces "correr feo", es correr seguro.

El ciclo de las estaciones continua marcado por los inexorables movimientos astronómicos de nuestro planeta en su errar por el Sistema Solar. Tiene que venir el Invierno y luego la primavera. pero no hay que esperarla, ella ya vendrá y por ahora cae la hoja.

Deja que llegue la primavera y así me paso la vida entera...

Las hojas muertas han caído, como era necesario, pero aún pueden hacer daño si damos un resbalón. Como siempre, como en la vida, las transiciones son peligrosas. Entre el Verano y el Invierno, entre una cosa y otra hay un intermedio, a veces frío y húmedo, a veces soleado y cálido, que invita a buscar deliciosas setas entre la hojarasca durante el veranillo del membrillo (dice la sabiduría popular que 40 días después de la última lluvia de finales de agosto o principios de septiembre). Tiempo para guisos con setas, paseos y carreras por el monte que acaban frente a una chimenea, lluvia suave que permite salir a rodar en soledad por un parque y volver directo a casa a por una ducha caliente. Entrenamientos de inicio de temporada y carreras para coincidir con gente a la que aprecias y acabar en el bar charlando del mundo y de dónde montar la guillotina que va haciendo falta en la mitad de las plazas del país.

Un buen calzado con tacos ayuda a moverse por el barro, pero para las hojas caídas no hay ningún calzado que agarre. Hay que, eso, ir poco a poco... no, más bien rápido, sin frenar, pero a pasitos cortos y mirando concentrado en lo que se está haciendo. Además, bajo las hojas hay sorpresas. Ya lo decíamos en otra ocasión, desde boñigas, charcos y agujeros en los que hundirse hasta piedras y ramas en las que tropezar. Nunca se sabe que te puedes encontrar bajo la superficie, como con algunas personas, bajo una bella apariencia puede esconderse el peligro y el daño.

Otoño desde una ventana de la casa de mis abuelos, en Asturias.
El planeta continua perezosamente girando sobre si a través de su órbita alrededor del sol, marcando las estaciones. Algunos nos hemos pasado el año esperando que pasase el Invierno interminable, la Primavera fría y nevada que hemos tenido, el Verano corto, que no nos ha servido para secarnos y quitarnos el frío que teníamos metido en los huesos y no contábamos con el Otoño para que viniese a calentarnos... pero la vida está llena de sorpresas.

Namárië!

jueves, 17 de octubre de 2013

La noche se aproxima...

...ahora comienza mi guardia.
(Canción de Fuego y Hielo)

Cambian los relojes, llega el horario de Invierno. Se acabó el volver a casa, cambiarse, salir a correr y volver de día, con el Sol aún alto. A partir de ahora, a correr en la oscuridad.

"No se ve la llegada de la mañana, no se vislumbra el día..."

Es verdad que en verano, para evitar el calor apetece ponerse un frontal y salir a correr bajo las estrellas y la Luna, pero es una elección. Gracias a lo que ha evolucionado la tecnología led hay aparatos maravillosos que alumbran durante horas con una potencia inimaginable para aquellas bombillitas que colgaban de una pila de petaca y pesaban como un cadaver, no hace tanto. De hecho los primeros frontales nos parecían la releche (¿Se puede decir "la rehostia" aquí?) y no imaginábamos que pudiese mejorar tantísimo su rendimiento en tan poco tiempo. Hay materiales de montaña que han evolucionado y otros que no tanto y de los que solamente se comercializan nuevas versiones por el incansable impulso del marketing, para el que siempre lo nuevo es lo mejor. No es es el caso del material de iluminación. Cada vez pesa menos, alumbra más y consume las baterías más despacio. ¡Magia!

La oscuridad puede dar miedo. Un peligro real o imaginario es más difícil de manejar por la noche porque nuestro sistema límbico está agazapado y listo para tomar el control sobre el evolucionado lóbulo frontal (ya sabéis lo de los lóbulos, los que se comen la ovéjulas... perdón. Un chiste malo siempre es irresistible de colocar una vez te viene a la mente).

Lo del peligro real "o imaginario" es importante. Un ataque de pánico nocturno puede acabar en catástrofe ante cualquier amenaza, no es necesario que esta tenga un fundamentum in re, un sustento en la Realidad con mayúscula, basta que sea algo que dispara nuestra angustia. Como un fantasma del pasado que arrastra sus cadenas en el momento y lugar más inoportuno.

"Tal vez tu mente te está jugando una mala pasada..."

El miedo mata la mente.

Ya lo decía Frank Herbert en Dune, el miedo es la pequeña muerte que lleva a la destrucción total. El miedo paraliza e inmoviliza o hace huir sin control y extraviarse, o encuentra razones y argumenta y construye un edificio de intelectualizaciones que sirven para que nada cambie en tu vida, para conformarte con lo que tienes. Para paralizarte como un conejo asustado.

El miedo es terrible. En la oscuridad, en la soledad, en el monte, se ponen en marcha los mecanismos que permitían a nuestros antepasados mantenerse con vida, al menos lo suficiente para trasmitir la carga genética que nos ha llegado a nosotros sus descendientes (esa parte, al menos, era tan divertida como ahora, parece ser. No todo eran sinsabores y miedos). En un ambiente a menudo hostil como la montaña, o desconocido, como una ruta que no conociamos, el impulso del miedo era una manera de agruparse en la manada, de protegerse contra los predadores y los enemigos de otras especies y quizás también de la nuestra propia.

La oscuridad ahora nos es atractiva (que nos lo digan a los heavys). Es seductora, si se tienen bajo control los miedos, se puede disfrutar de ella. Nos gusta acercarnos al peligro, vivir experiencias que nos llenen de adrenalina que nos despierten de la rutina anestesiada del día a día de los monos obesos y sin pelo que somos como especie... pero ¡ay!, ¡qué no cunda el pánico! Qué no nos tengamos que ver en una situación de peligro real que nos quite la tontería de un plumazo.

Pronto los paseantes abandonarán las calles para refugiarse frente a los televisores y los corremontes, correparques y correpolígonosindustriales saldremos a mojarnos bajo la llovizna, a resistir el viento frío y a abrazar la oscuridad que nos ceden para que nosotros la disfrutemos por ellos.

¡A ser felices!


martes, 15 de octubre de 2013

Cross de la Cuerda Larga 2013: los cambios de ritmo


Las yeguas me arrastran, 
tan lejos como el ánimo anhela me llevaron. 
Y una vez que en el renombrado camino de la Diosa me hubieron puesto, 
que lleva al varón sapiente a través de los poblados,
por allí me condujeron. 
Por allí me llevaban los hábiles corceles tirando del carruaje; 
las doncellas indicaban el camino...

(Parménides, Poema del Ser)

Las cuestas obligan a cambiar de ritmo, la vida también.

Puedes tomar la decisión consciente de ir despacio, a un ritmo tranquilo y, de pronto, te encuentras en tu recorrido con una cuesta abajo en la que, si tratas de ir demasiado despacio, te puedes lesionar o, por lo menos gastar unas energías tremendas tratando de ralentizar una marcha en la que hay que dejarse llevar por la atracción de la gravedad. Lo que se requiere en esta ocasión, es relajarse, confiar y lanzarse al ritmo de las circunstancias que han aparecido ante ti. Hacerlo fácil, aceptar con naturalidad que toca ir rápido, aunque te hubieses planteado otra estrategia de carrera inicialmente.

Los planes son para cambiarlos cuando surge la necesidad o la oportunidad. Soy un apasionado de la planificación, si, lo que alguna gente consideraría una persona un poco cuadriculada, pero para mi un plan es, parafraseando a Wittgenstein impropiamente, no una red que me atrape dentro, como una red de cazar pájaros, sino como la red de los trapecistas, que me impide caer al suelo y sobre la que se puede caminar. Tener planes permite hacer cambios, improvisar, adaptarse, mirar al futuro. Si no hay plan o es demasiado rígido, es decir, simple, poco elaborado, que no se corresponde con la realidad, no hay opción a la búsqueda de alternativas cuando ocurre algo inesperado en la carrera, en la vida. No hacer planes es negarse al cambio. mantener un eterno standby esperando quién sabe qué. Vivir en el pasado.

En la vida, a veces, hay que hacer series, cambios de ritmo, fartlek noruego... y siempre, por sensaciones, como los keniatas.


Decidí decidir sobre la marcha, improvisando, el ritmo de carrera del Cross de Cuerda Larga. Tocó ir tranquilo. Había sido una semana genial pero agotadora. Ya la semana que viene, en el Quixote Maratón o en alguna de las muchas citas deportivas que me he programado hasta final de año, tocará darlo todo. El día adecuado, cuando las circunstancias lo favorezcan.

El Cross de Cuerda Larga es una carrera con "cuestacas", es decir, con cambios de ritmo. Recorre la tradicional ruta que sirve de graduación en "guadarramismo" a muchos montañeros del centro de la Península desde el puerto de la Morcuera hasta el de Navacerrada.

En las carreras de montaña es así. No puedes pretender mantener el ritmo constante. Si acaso el nivel de esfuerzo, pero no la velocidad. Se hacen cambios de ritmo adaptándose al terreno para poder economizar la energía y aprovechar tu rendimiento deportivo al máximo. Hay que regular el gasto energético con sentido común y... planificar.


Estoy con la "winis", las Woman Wind Xtrem, las "chicas del viento" que hace ya casi un año gastan sus zapatillas por las sierras de Madrid bajo ese nombre, ocupando el lugar que les pertenece en un mundo que era, y cada vez lo será menos, un espacio demasiado masculino. Todos ganamos con la incorporación de mujeres a las carreras de montaña y somos conscientes de ello unánimemente. Hoy Nano, Miguel y yo somos una más, con su permiso. Tomamos la salida.



Empezamos con la larga y dura (con perdón) subida a la Najarra. Sirve para calentar (ya nos sobra toda la ropa) y para que el pelotón se ordene y las personas que vienen a hacer marca se pongan en una posición en la que no sean estorbados por los que somos más trotones. Los caminos son estrechos y si saliésemos por la ruta habitual que emplean los montañeros para hacer la Cuerda Larga, tomando altura poco a poco hasta llegar a la Loma de Bailanderos, haríamos "tapón" al llegar a los senderos. La ruta habitual ruta tiene 1.200 metros de desnivel positivo y 18 kilómetros de longitud y se emplean unas 8 horas para recorrerla. Nosotros haremos unos 300 más de desnivel positivo acumulado y un kilómetro extra.

Foto cuesta Najarra

Nos encontramos con Sergio Mayayo, haciendo el reportaje fotográfico de la carrera. Nos retrata, que hoy no le toca correr. Con el año que lleva en "las patas" no me extraña que la naturaleza le obligue a un pequeño descanso antes de volver a la carga. En cualquier caso una naturaleza distinta la de algunos de estos ultrarresistentes que la del resto de los mortales.

Llegamos arriba y el día nos regala un cielo y un paisaje absolutamente luminoso, capaz de limpiar cualquier maldición que tuviese para uno la Cuerda Larga, como era mi caso.



Porque existen las maldiciones.

Viniendo esta afirmación de un declarado ateo iconoclasta, de una persona que rechaza habitualmente las formas de misticismo más comerciales... parece paradógico, pero hay lugares "encantados" o "malditos" por un mal recuerdo, por algo que ha ocurrido en ellos y que hace que te quiten la energía cuando estás en ese lugar. Lo peor que te puede ocurrir es que sea un sitio en el que tienes que estar a diario obligatoriamente. Tu casa, la de un familiar cercano, tu trabajo... y no uno al que puedes elegir no ir.

Si. Misticismo personal. Todos lo tenemos y el nuestro nos parece siempre bien. El ajeno, si no nos cuadra, es menos tolerable. Pasa como con el narcisimo. El nuestro propio se lleva bastante bien. Para mi una maldición puede, como en la tradición supersticiosa, y creo que ese puede ser su origen, tener su causa en la palabra, en las cosas dichas por otra persona y que se nos han grabado, nos las hemos creído y durante años hemos obedecido ("niña, tu no corras, que eres gordita y te vas a hacer daño", "eres un cerdo egoísta", "eres una puta", "nunca encontrarás a otra como yo", "ten cuidado, te vas a caer", "tú eres tonto"...). Me encuentro a diario con personas que cargan una maldición que le ha echado alguien encima. Normalmente alguien que estaba tratando de compartir la suya propia.

Y también hay lugares de "mal fario" que conviene exorcizar con un día feliz, luminoso y en la mejor compañía.



La Cuerda Larga era un lugar maldito, así que este fin de semana tocaba un exorcismo y todo acompañó para transformar el lugar y convertirlo en un sitio de grato recuerdo a partir de ahora. Un sitio que invita a sonreír al pensar en él.

Vamos a nuestro ritmo, en el pelotón de cola, disfrutando del día y cruzándonos con otros corredores. Me encuentro a los triatletas, Sergio y Alberto. Hicieron también la Madrid Segovia y van camino de empezar a tocar muchos palos, de la ultradistancia al skyrunning. Al que le entra el veneno en el cuerpo...



Un mar de nubes espectacular nos recuerda que la mayoría de los Madrileños se arrastran por una ciudad oscura y gris mientras nosotros disfrutamos, en camiseta y pantalón corto, de una temperatura casi perfecta para correr por el monte.

Vamos recorriendo las lomas de la cuerda, unas más suaves, otras más abruptas, más fáciles y más técnicas. Trozos de canchal y de senda entre piornos. Guardando la reserva de líquido como un tesoro porque estos "peñalaros", a los que tanto quiero, siempre escatiman los avituallamientos en esta carrera.

La Najarra, la Loma de Bailanderos, el Asómate de Hoyos, la Loma de Pandasco, se va sucediendo y llegamos a las Cabezas de Hierro, el punto más alto del recorrido. Desde aquí ya se ven las torres de Bola de Mundo, con el Cerro de Valdemartín como último trámite para llegar a meta bajando por la pista de esquí.







Pasamos junto al Ventisquero de la condesa y echo una mirada al recorrido del último tramo de la Remontada Infernal. Ya queda menos para la cita con los 105 kilómetros que separan la desembocadura del Manzanares con sus fuentes, junto a mi, a la izquierda, donde le veo nacer.

Llegamos a meta. Tres horas y tres cuartos aproximadamente. Parece una marca modesta, pero cuantos querrían hacerse la Cuerda Larga por la Najarra, cómodamente, en ese tiempo. Los primeros han entrado en menos de dos horas y descubrimos que nuestra wini, Marian "Polvorilla" Gutiérrez ha hecho podio. Tercera clasificada en categoría absoluta femenina. Qué alegría. Lleva una progresión espectacular y va a dar mucho que hablar.


Espectacular día, buenas sensaciones, mejor compañía, amigos y un buen recuerdo, de esos que hacen que cuando rememoras un lugar, te venga una sonrisa y se convierta en especial, en "bendito".


jueves, 10 de octubre de 2013

I have a dream...

Decía Martin Luther King "tengo un sueño". 

Yo también. tengo un sueño que me caigo. Como una pedrá. Tengo muchos sueños, por supuesto, pero hoy tengo sueño. Y también, no lo niego, uno en concreto.

El sueño y los sueños y las carreras de ultradistancia. Sueñas con correr alguna carrera. Durante alguna de ellas, cuando se prolongan más de 20 horas, tienes como principal enemigo el sueño. Como corredor conoces la importancia de dormir un sueño reparador los dos días anteriores, pero no siempre es posible. Recuerdas los sueños, los anhelos y las ideas peregrinas que han entrado en tu mente cuando vas solo, centrado, dejando la mente en estado de meditación. En ese estado alterado de conciencia que tiene tanto en común con la duermevela.

Los últimos días he entrenado como se supone que hemos vivido los españoles según algunos políticos: por encima de mis posibilidades. Hace tres días, tres horas de trail running por Somosierra, con mi amiga Anne, antes de ayer  cuestas por Casa Campo con Miguel y aún tengo las "patas de palo" del fartlek de ayer, yo solito. Hoy miércoles he quedado para correr. Por supuesto. Si sobrevivo descansaré otros tres días hasta el Cross de la Cuerda Larga, el lugar de maldito recuerdo donde tengo que resarcirme de la lesión y la cicatriz que adornan mi rodilla (un día hablamos de las maldiciones). Allí me dejé un buen pedazo de piel y carne en el cross de hace dos años. Es un sitio al que le tengo que cambiar la oscuridad que me trae a la memoria y convertirle en un sitio de recuerdo feliz.

Sueña, sueña hasta que tus sueños se hagan realidad

El sueño extremo es la peor sensación que he sentido en carrera. El sueño no, el esfuerzo por mantenerse despierto. Tiene que ver con las hormonas que se generan antes de que amanezca que, unidas a quizá 15.000 Kcal. consumidas a lo largo del día y de la noche en un esfuerzo constante, hacen que tu cuerpo se rebele con todas tus fuerzas y te mande a dormir. No a la cama. La cama sobra y basta una piedra o, como me ha ocurrido un par de veces, te duermes andando y te despiertas dando una cabezada cuando estás a punto de chocar con un árbol. La cama sobra, a veces, para dormir y para otras necesidades acuciantes que nos hacen pensar en camas.

La sensación de sueño frustrado es una sensación angustiosa, peor que cuando el estómago se te pone del revés y no te entran los líquidos, peor que cuando te arden las piernas por el ácido láctico (eso ya nos ha llegado incluso a gustar a estas alturas), peor que el dolor de pies, que el frío o que el calor, que andar pisando en falso por un terreno complicado con las piernas flojas. Para mi, la sensación de sueño, es lo peor a lo que me enfrento en carrera. Es una angustia desesperante porque, ante todo lo demás opones tu fuerza interior, pero el sueño se alimenta de ella, la roba y se ríe de tus músculos y de tu entrenamiento.

Un sueño frustrado, en el plano personal, puede ser triste, pero se queda atrás con el paso del tiempo. Con un toque de amargura, de tristeza o de pena, pero atrás en el pasado, en ese lugar en el que no hay que habitar y, si acaso, ir un momento a pillar fuerzas y volver de él recargados. Hay un discurso muy manido últimamente que procede de la "plaga espiritualista" y que han recibido con los brazos abiertos las legiones de pseudofilósofos de Facebook. El discurso es que hay que "vivir el presente", ni el pasado, ni el futuro.

No compréis tan barata vuestra filosofía.

Hacer proyectos, dedicar las energías a planificar lo que podría suceder con ilusión, la anticipación de la felicidad y dar los pasos que conducen a ella,... no es lo mismo que anclarse en recuerdos destructivos que te amarguen disfrutar el presente y te roben el futuro. El futuro está por hacer y es donde vamos a ir, por lo que dedicarle energías no es, no puede ser lo mismo que volver constantemente la vista a lo que ya sucedió o, aún peor, a lo que pudo ser y no fue, el peor de los contrafácticos.

Cito a Ortega y Gasset (a los dos a un tiempo, ja): La vida es quehacer; si, la vida da mucho que hacer, y el mayor de todos averiguar que es lo que hay que hacer. Porque en todo instante cada uno de nosotros se encuentra ante muchas cosas que podía hacer, y no tiene mas remedio que resolverse por una de ellas. Mas, para resolverse por hacer esto y no aquello tiene, quiera o no, que justificar ante sus propios ojos la elección, es decir, tiene que descubrir cual de sus acciones posibles en aquel instante es la que da mayor realidad a su vida, la que posee mas sentido, la mas suya. Si no elige, sabe que se ha engañado a si mismo, que ha falsificado su propia realidad, que ha aniquilado un instante de su tiempo vital, por cuanto, como antes dije, tiene contados sus instantes. No hay caso de misticismo alguno; es evidente que el hombre no puede dar un solo paso sin justificarlo ante su propio íntimo tribunal.

Volvamos al sueño. ¿Qué se puede hacer en una carrera cuando, más allá del agotamiento, el sueño intenta vencernos.

La primera opción es dormir "la siesta de la llave" Se llama así porque en aquellos tiempos en que las camas eran altísimas y las llaves unos enormes trozos de metal se consideraba que la siesta ideal consistía en meterse en la cama con un brazo fuera sujetando una llave. Cuando los ojos se cerraban y se aflojaban finalmente los músculos de la mano, la llave caía a aquellos suelos de piedra o madera con un estruendo que despertaba al recién durmiente, poniendo punto final a la breve siesta.

Pues se trata de eso. Un pequeño ajuste cerebral de 15 o 20 minutos del que se suele salir con un dolor de cabeza, la boca pastosa y una sensación muy desagradable, como de resaca, pero que proporciona al cuerpo lo que necesita en ese momento y que permite seguir corriendo.

Una noche cualquiera sin Luna de 2012, desde la Cuerda Larga
La segunda opción es buscar buena compañía (para otras cosas en la vida, es la primera opción, la mejor. Mejor solo que mal acompañado pero lo mejor, la buena compañía si la encuentras) hablar con alguien, cantar incluso, escuchar la radio, que es una forma de acompañarse durante las horas que invitan al sueño y que conocen muy bien quienes se dedican al oficio del transporte por carretera. Ocupar ese área del cerebro que se encarga del uso del lenguaje y que no se puede emplear a la vez que dormimos. Cuidado, eso si, con los mp3. Una cosa es escuchar en la radio un programa en el que oyes la voz de alguien (y a ello diriges tu atención poniendo en actividad las circunvoluciones cerebrales adecuadas) y otra es escuchar música, eso circula por otras redes neuronales distintas, por otra autopista cerebral que conduce como un tobogán hacia el sueño. No importa que sea el brutal death metal más salvaje, a las cuatro de la mañana os parecerá la nana de Brahms.

Tercera. Bebidas con cafeína y con azúcar. El café y las colas, son agradables, legales y una forma de retrasar el sueño, pero al final os alcanzará y solamente tendrán un efecto temporal. Aumentar la dosis no mejora el resultado a partir de cierto límite. En cualquier caso una buena opción para la noche, en que perdemos menos líquidos por el sudor y nos conviene quizá más una bebida "hipertónica" que una "iso" o "hipotónica".

Cuarta. El amanecer. La luz del sol estimula un cambio hormonal que nos espabila. Sobre todo si hemos podido echar "la siesta de la llave", la salida del sol cargará de nuevo nuestras pilas y, sorprendentemente, de la misma manera que siempre sorprende cuando después de la oscuridad luce el sol, cuando se disuelven las tinieblas y aparece una nueva esperanza, sorprendentemente, nos podremos lanzar a correr de nuevo durante horas un segundo día de ultratrail.

Tui lucent oculi
sicut solis radii,
sicut splendor fulguris,
qui lucem donat tenebris *.

Siempre vuelve a amanecer.

La Pedriza del Manzanares, aparcamiento de la barrera.


__________________________________
* Tus ojos brillantes, como los rayos del sol, como el resplandor del rayo, que disuelve las tinieblas.



martes, 8 de octubre de 2013

Una atracción irresistible

Vemos la tierra por la tierra, 
el agua por el agua, 
el aire divino por el aire 
y el fuego destructor por el fuego. 
Comprendemos el amor por el amor 
y el odio por el odio
(Empédocles de Akragas)

Para Empédocles el Fuego, el Agua, el Aire y la Tierra son los cuatro elementos que a través de la mezcla y la separación componen el resto de la Fisis, el Universo. La fuerza motora de todo cambio es la atracción, la filia.

Junio de 2006. He corrido hace un par de meses mi primer maratón. Hace apenas medio año que me ha dado por esto de salir tres días por semana a gastar zapatillas y mi amigo Raul, que ya lo ha hecho otros años, me propone ir de voluntario al Maratón Alpino Madrileño, "probablemente el maratón más duro del mundo".

Nos situamos en el control de Cotos, dispuestos a dar agua, barritas, glucosa y ánimos a todos los corredores antes de la subida y después de la bajada a  la cima de Peñalara, punto que marca la mitad de la carrera.

Me sorprende muchísimo. Es fascinante, la gente llega alegre, baja entusiasmada, se para a comer y deja pasar otros corredores, sonríe, charla... esto no es como una carrera de asfalto, se nota otro ambiente, otro enfoque en esto del correr.

Dejándome llevar por la "atracción" de la gravedad, cuesta abajo. Siempre muy divertido.
Una pareja de franceses, supersimpáticos, suben y bajan la montaña en los últimas posiciones. Llevan camisetas y buff (badanas creo que es la nomenclatura no comercial) con la marca Danone (ahora si, publicidad encubierta, a ver si me mandan un lote de lácteos, que aunque como pocos, toda ayudita a la economía familiar va bien, incluso a las unidades familiares de uno solo (También permito lotes de material de montaña de Buff o de la competencia, si a eso vamos (si, tengo cierta tendencia a hacer acotaciones subordinadas y quizá innecesarias))).

Charlamos con ellos, con los franceses. Tienen una actitud genial, van solamente a acabar la carrera y a divertirse, algo que hasta ahora no había visto como objetivo en las carreras de asfalto que había pisado. Hacen cálculos de lo que les queda y al final casi les tenemos que echar a escobazos porque se aproxima la hora del cierre de control. Recogemos todo y vamos al puerto de Navacerrada a animar a los que pasan por allí. Les vemos pasar otra vez. Después bajamos a Cercedilla, entregamos todo el material y nos sentamos en una terraza a ver llegar a los últimos, entre ellos la pareja de franceses. Entran al final, después de ocho horas, alegres como si hubiesen ganado la carrera. Se abrazan al borde de las lágrimas...

Ay, joder,... yo tengo que probar esto de las carreras de montaña. Nunca había visto a nadie entrar en meta con esas sonrisas. Todo el mundo, del primero al último tienen cara de felicidad.

A veces aparece una atracción irresistible que tira de ti como la gravedad tira hacia el suelo. La montaña... o cualquier otra circunstancia o persona irrumpen en tu vida para instalarse allí con una atracción irresistible que atrapa tu atención a lo largo de todo el día.

Puede que aparezca sin que lo busques, pero, no te engañes, es mejor no dejarlo pasar. Seguro que vale la pena intentarlo al menos. Como decía Carlos Sa, uno de los más grandes del ultrafondo, hace poco: Nos trilhos da montanha ou na vida, se nunca tentarmos nunca sabemos se chegamos à meta.



Las fuerzas de atracción y repulsión gobiernan el Universo. Empédocles y los atomistas griegos dieron en el clavo y si no tenían las matemáticas suficientes a su alcance para poder hacer un modelo del mundo más predictivo, no se les puede acusar de ingenuidad en sus brillantes intuiciones.

Es la atracción lo que mantiene los planetas en sus órbitas, lo que hace que estén unidos los núcleos de los átomos, lo que permite que unas moléculas "encajen" unas con otras. Que se vean dos moléculas a lo lejos, se sonrían y, cuando por casualidad se acercan, queden atrapadas entre si irresistiblemente. Luchar contra ese tipo de atracción requiere una violencia destructiva e insana.

Que pasemos por delante de una carrera de montaña y nos entre el veneno en la sangre es tan inevitable para algunos espíritus predispuestos como cuando actúan otras fuerzas de la naturaleza y de la psicología para atraernos en una dirección u otra, solamente hay que darle una oportunidad,... y aproximarse.

 El miedo mata la mente.








jueves, 3 de octubre de 2013

Previos a la Remontada Infernal II

Ya queda menos para volver a encontrarnos remontando el río Manzanares desde la desembocadura, en Rivas Vaciamadrid, hasta su nacimiento en el Ventisquero de la Condesa.

Os ponemos en antecedentes.

Hace un año nos reunimos un grupo de insensatos con la intención de recorrer el río Manzanares de Sur a Norte, del tirón y aprovechando la conexión entre el GR-124, el parque lineal del Manzanares, Madrid Río, Senda Real, Camino de Santiago y, una vez en la Pedriza del Manzanares, la clásica ruta de subida hasta el nacimiento del río que sigue el recorrido del Cross de los Tres Refugios.

Por el camino nos quedamos algunos, porque lo habíamos planificado así, o porque no era buen día y no teníamos energías para recorrer 105 kilómetros cuesta arriba.
Remontantes Infernales 2012 listos para el combate
El fin de semana del 8 al 10 de noviembre repetimos la tontería, saliendo un poco antes y con más opciones para que se incorpore o nos abandone la gente a lo largo de la carrera, y pueda hacer una parte, la que el cuerpo le pida, cada cual, entre 5 y 105 Km. Estos son los tramos:

- Rivas -> San Fermín (20 Km.)
- San Fermín -> Marqués de Vadillo (5 Km.)
- Marqués de Vadillo -> Puente de los Franceses (5 Km.)
- Puente de los Franceses -> Tres Cantos (21 Km.)

Esto es lo que haremos el viernes por la noche, saliendo con luz para disfrutar más del primer tramo, por la zona de los cortados de Rivas, pero recorriendo el centro de la capital bajo las luces de la noche.


Llegaremos bien temprano, pero con tiempo de desayunar (abundantemente) y tomar un tren de cercanías a casa para descansar hasta la segunda jornada. También habrá quien, conociendo el recorrido, continúe camino para hacer todo él de un tirón.

El domingo, bien temprano (con el primer tren de cercanías) nos daremos cita para continuar camino hasta Navacerrada. Un día más de andar que de correr una vez que hagamos los 27 primeros kilómetros, que trataremos de trotar un poco si el cuerpo nos lo permite. Una vez en Manzanares el Real, última oportunidad para escapar, subiremos por una de las rutas más bonitas de la sierra de Guadarrama hasta las fuentes del río de nuestra ciudad, siempre poco valorado el pobre.

¿Por qué?

Porque si, porque podemos, porque nos gusta y no hacemos daño a nadie.

Y tú ¿Por qué no?

remontadainfernal@gmail.com