Con la M-30 en los talones
Al final, salvo por lo feo de este tramo no vamos a encontrar tampoco excesiva dificultad en él, a pesar de lo que nos decían diversas fuentes consultadas al respecto. Deduzco que el camino está mejor desde, como mucho, un par de años.
Dejábamos el río en el Puente de los Franceses, y ahí se quedará, porque ahora será la M-30 la compañía que nos escoltará y separará del río Manzanares. Ingrata compañía, que nos proporcionará ruido y polución hasta llegar al Monte de El Pardo.
Cruzamos los primeros semáforos bajo el puente que lleva a Ciudad Universitaria y buscamos un camino junto a la carretera y una pasarela azul abundantemente marcado como GR-124. Exageradamente marcado incluso, porque unos vivaces marchadores que hicieron una excursión a la Pedriza por la Senda Real, transportando arrobas de pintura roja y blanca, por lo visto, han remarcado el camino. Esto hace que en un punto determinado pueda haber cierta confusión. Amiguitos, no marquéis por ahí los GR y los PR si no lo hacéis respaldados por alguna institución como la Federación Madrileña de Montaña y dentro de un plan, porque puede ser contraproducente.
Biblioteca Central de la UNED y Facultad de Filosofía |
Detrás de las coníferas, el Palacio de la Moncloa y sus habitantes |
Seguimos encajonados y otros -jonados entre la M-30 y la Ciudad Universitaria. Ahora pasaremos por la Facultad de Veterinaria y el Hospital Clínico Vetrinario. Es posible que una parte de sus habitantes hagan notar su presencia con un fuerte olor a lo que suele denominarse "choto" o "tigre". Por supuesto no nos referimos a alumn@s profesores/as y personal no docente, sino a los animales bestias que allí están, para que se aprenda de ellos, o para recibir curas. Si habéis venido corriendo desde Rivas - Vaciamadrid tampoco tendréis un olor a rosas que digamos y hasta es posible que los efluvios os pasen desapercibidos saturados por los olores a río alcantarillado y, sobre todo, el espacio ocupado por el objeto situado entre las fosas nasales y las zapatillas de trail running. Recomiendo en este sentido unas no muy "cresteadoras", que son muchos kilómetros y bastante llanos. Unas trabuco o unas cascadia podrían estar bien, porque solamente al final nos meteremos en terreno alpino.
Junto al Hospital Clínico Veterinario |
Última posibilidad de escapar en metro, atrochando hacia Ciudad Universitaria por la derecha |
La Puerta de Hierro |
Las piscinas del Parque Sindical |
Cuando encontramos la pasarela con las marcas de GR, ahora si, la cruzamos y dejamos atrás la M-30 ya para siempre. Justo antes podemos seguir el Anillo Verde Ciclista de Madrid en la calle que sale por la derecha y que nos llevará a la estación de Pitis y Montecarmelo, donde podemos cruzar la M-40 en dirección al Goloso por Valdelatas.
Recorremos un tramo extraño en que una valla nos separa de un camino claramente marcado como GR-124. Es evidente que alguien ha vallado la zona y creado una variante con las mismas marcas y que unos entusiastas han puesto pintura roja y blanca con cierta profusión. Sin hacer agujeros en la alambrada ni salirnos del guión, continuamos por nuestro camino, que nos conducirá sin mucho lío, hasta el margen de la M-605, carretera del Monte de El Pardo.
Bajo la M-40, último cinturón que desabrocharemos a la Ciudad de Madrid antes de abandonarla |
Llegamos a Somontes, complejos deportivos situados en este espacio, por otro lado, protegido. Dicen que lo protege además el fantasma de un cazador bajito, calvo, con bigote y de lenta habla, amigo en vida de Hitler y Musolini. Si vais por la noche os podéis llevar algún susto.
En la M-605 un cartel nos advierte "Está usted en el Monte de el Pardo" |
Ya veremos.