martes, 22 de octubre de 2013

Otoño





¡Ah! ¡Como el oro caen las hojas en el viento,
e innumerables como las alas de los árboles son los años! 
Los años han pasado 
como sorbos rápidos de dulce hidromiel [...]

Ai! laurië lantar lassi súrinen!
Yéni únótime ve rámar aldaron,
yéni ve linte yuldar vánier
mi oromardi [...]

Namárië, J.R.R.Tolkien


Otoño, empieza el frío, las lluvias, los charcos. Se acortan los días, se acerca la San Silvestre Vallecana. El Otoño es una estación maravillosa. Caen las hojas muertas y dejan sitio para las que vengan. Se cierran los proyectos y se empiezan los cursos.

Decía Victor Hugo que la melancolía es la alegría de estar triste. Ésta estación se presta a la melancolía, a echar de menos lo que ha quedado atrás, el verano. Pero si se recibe a la oscuridad y al frío con alegría es una estación llena de oportunidades, llena de belleza. Si se aparta la vista del pasado, se puede disfrutar el presente, mirar al futuro con ilusión. No todo el mundo tiene el temperamento necesario para disfrutar del frío y de la oscuridad, de aceptar lo que llega como un regalo inesperado y no con un miedo que le impida disfrutarlo... pero quien no sale a correr porque hace frío, en verano no sale porque hace calor. Ahora porque se hace de noche pronto, antes porque hace calor al mediodía para entrenar. Un día porque es fin de semana y hay que descansar, otro porque es laborable y estamos cansados. Todo está mal, nada encaja nunca. Quien ve fealdad y tristeza por todas partes... es porque la tiene en los ojos que miran, no en el mundo que contempla. Porque no quiere aceptar que el mundo cambia y hay que cambiar para encajar en él, no esperar a que todo, mágicamente, sea como imaginamos que sería perfecto.

Cantalojas, Ayllón, en Otoño un frío en toda regla.
Al correr por montaña las hojas del Otoño son uno de los mayores enemigos. No lo parecen a priori y muchas lesiones son por ese pequeño detalle que no has tenido en cuenta. Hojas caídas. Secas o mojadas hacen que frenar se convierta a veces en un ejercicio casi imposible. Vas bajando, afianzas el pie para un saltito y... no afianzas, el pie resbala y pierdes el apoyo. Al suelo.

Ya sabéis, pasitos cortos y rápidos, más seguros en estos casos, nada de hacer parkour. A veces "correr feo", es correr seguro.

El ciclo de las estaciones continua marcado por los inexorables movimientos astronómicos de nuestro planeta en su errar por el Sistema Solar. Tiene que venir el Invierno y luego la primavera. pero no hay que esperarla, ella ya vendrá y por ahora cae la hoja.

Deja que llegue la primavera y así me paso la vida entera...

Las hojas muertas han caído, como era necesario, pero aún pueden hacer daño si damos un resbalón. Como siempre, como en la vida, las transiciones son peligrosas. Entre el Verano y el Invierno, entre una cosa y otra hay un intermedio, a veces frío y húmedo, a veces soleado y cálido, que invita a buscar deliciosas setas entre la hojarasca durante el veranillo del membrillo (dice la sabiduría popular que 40 días después de la última lluvia de finales de agosto o principios de septiembre). Tiempo para guisos con setas, paseos y carreras por el monte que acaban frente a una chimenea, lluvia suave que permite salir a rodar en soledad por un parque y volver directo a casa a por una ducha caliente. Entrenamientos de inicio de temporada y carreras para coincidir con gente a la que aprecias y acabar en el bar charlando del mundo y de dónde montar la guillotina que va haciendo falta en la mitad de las plazas del país.

Un buen calzado con tacos ayuda a moverse por el barro, pero para las hojas caídas no hay ningún calzado que agarre. Hay que, eso, ir poco a poco... no, más bien rápido, sin frenar, pero a pasitos cortos y mirando concentrado en lo que se está haciendo. Además, bajo las hojas hay sorpresas. Ya lo decíamos en otra ocasión, desde boñigas, charcos y agujeros en los que hundirse hasta piedras y ramas en las que tropezar. Nunca se sabe que te puedes encontrar bajo la superficie, como con algunas personas, bajo una bella apariencia puede esconderse el peligro y el daño.

Otoño desde una ventana de la casa de mis abuelos, en Asturias.
El planeta continua perezosamente girando sobre si a través de su órbita alrededor del sol, marcando las estaciones. Algunos nos hemos pasado el año esperando que pasase el Invierno interminable, la Primavera fría y nevada que hemos tenido, el Verano corto, que no nos ha servido para secarnos y quitarnos el frío que teníamos metido en los huesos y no contábamos con el Otoño para que viniese a calentarnos... pero la vida está llena de sorpresas.

Namárië!

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