martes, 1 de julio de 2014

Gran Trail de Peñalara, GT60K (Segunda parte): La voluntad de poder

¿Dónde esta la belleza? Allí donde uno tiene que querer con toda la fuerza de voluntad; allí donde uno quiere amar y perecer, para que tal imagen deje de ser nada más que imagen. Amar y perecer; desde todas las eternidades lo uno esta ligado a lo otro.
Friedrich Nietzsche
Hablábamos de la buena voluntad en la última entrada para rendir homenaje al voluntariado sin el cual no podríamos hacer carreras como el Gran Trail de Peñalara. También os animaba a que os apuntaseis, como hacemos cuando vuelan los dorsales para una carrera meses antes, reservando el día para el acontecimiento, no esperando a ver si lo tenemos libre, y os comprometieseis para ir a devolver en forma de voluntariado lo que recibimos en otras carreras como en la Madrid-Segovia. Pero la voluntad tiene otras dimensiones más allá de la solidaridad.

Si hay un concepto que ha adquirido una nefasta fama y por razones muy comprensibles en la historia del pensamiento ha sido la idea de "voluntad de poder" en Nietzsche. Una idea mal interpretada torticeramente por parte de, primero, los ultranacionalistas alemanes de comienzos del siglo XX y, a continuación, por sus nefastos herederos del Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei.

Para Nietzsche la voluntad de conseguir los deseos es el mayor motor del ser humano. Eso es la voluntad de poder. Para conseguir ello se plantará frente al mundo y reclamará el lugar que le corresponde en un momento dado. La voluntad de poder es un proceso de expansión de la creatividad humana, un superarse, un dar un salto hacia delante cumpliendo lo que uno creía que podía hacer, lo que se había imaginado conquistando. Por supuesto los nazis interpretaron el concepto como "voluntad de dominación" y lo ligaron al dominio de un grupo sobre otro, a un proyecto colectivo de totalitarismo que no se detenía en consideraciones morales hacia "los inferiores".

Entrenando el recorrido unos días antes. Bajada de Morcuera a Rascafría.
Alguien que ha entendido muy bien los conceptos de Superhombre y de Voluntad de poder es Hermann Hesse. Os recomiendo, para profundizar en el concepto, la lectura de sus libros "Demian", "Siddharta" y "El lobo estepario".

"…Y no es que existan las casualidades, simplemente,
cuando alguien busca algo siempre lo encuentra. 
Es el deseo de la persona lo que hace que las cosas sucedan, 
su necesidad lo lleva a ello.” 
H.H.
Tomamos la salida del Trail Peñalara 60K en Miraflores de la Sierra, puntualmente a las 6:45 del sábado, con una temperatura muy agradable, para correr en camiseta y pantalón corto. Un lujo a esas horas.

La Salida de la prueba. Fotografía de Ana Barroso, que además nos cuidó todo el recorrido.
Es un ultra muy especial para mi. Es la primera vez que corro una carrera de maratón o más, en compañía... acompañado, acompañando, "emparejado", en definitiva, desde el principio hasta el final. Por supuesto y como es habitual, con Anne. Después de muchos maratones y muchas carreras de más de maratón, me doy cuenta de que soy un solitario corriendo. Es la primera vez que voy desde el inicio hasta el fin con alguien en una distancia superior a los veintiún kilómetros y, en esa distancia, contadísimas veces. Un motivo es simple. Subo mejor que la mayoría del pelotón y bajo mucho peor que casi todo el mundo, aunque voy mejorando poco a poco.

Los primeros kilómetros van por una pista con una subida muy suave. Con las piernas descansadas se sube corriendo muy bien haciendo una amplia curva que evita el camino habitual marcado en blanco y verde y que sale a la derecha de la Fuente del Cura. Solo los últimos kilómetros se hacen más "andables" cuando vuelve a cruzarse con las marcas del recorrido montañero. En hora y media, como estaba previsto, llegamos bastante frescos al puerto de la Morcuera (o Morcuese, Jorge, o Morcuese. Esta forma verbal es asín). Allí detrás del objetivo de una cámara estará Juanan (maratoniano de asfalto sub 2:45, una bala), para animarnos y darnos alas para la bajada.

Con Juan Antonio. Otra, pero no "una más" de las gratas visitas
que tuvimos durante la carrera. Fotografía de Ana Barroso.
La bajada desde Morcuera a Rascafría es una anomalía en esta carrera. Una larga, cómoda y rápida pista muy al principio del recorrido. Sería ideal para acabar, pero ahora es peligrosa precisamente porque nos pilla con fuerzas y hay que tener la cabeza fría. Forzar un ritmo solamente unos segundos por kilómetro más rápido que tu más reservona velocidad de crucero puede hacer que vacíes las piernas antes de tiempo. Así lo hice yo, a un ritmo por debajo del que podía pero un poco por encima del que debía y que pagué ya el resto de la carrera. Anne, por el contrario, reservó fuerzas bajando a mi ritmo y fue el resto de la carrera con esa chispa que da ir pasando gente y aunque sea con un tipo aferrado a tu estela forzando su ritmo para seguirte por medio Guadarrama.

En el Puerto del Reventón, reponiendo fuerzas. Fotografía de Ana Barroso.
La voluntad de alcanzar los deseos es el motor más poderoso del ser humano. Es la Voluntad en sentido Nitzscheano. Un ultratrail se hace con una combinación de mucho entrenamiento y mucha voluntad. También con un poco de suerte. Eso no nos hace mejor que nadie, simplemente explica por qué a veces no llegamos. Cuando no lo deseamos a fondo o cuando no nos hemos preparado y, por supuesto, cuando tenemos cualquier error logístico. Unas zapatillas muy apretadas, una rozadura inoportuna y, cuarenta kilómertos después, el cuerpo no obedece a la voluntad.

P'arriba hacia el Risco de los Claveles, el Punto de No Retorno (PNR) de las tres carreras.
Fotografía de Ana Barroso.
Nos encontramos gente conocida y amigos por aquí y por allí. Corredores, voluntarios y gente que viene a animar. No sé si preocuparme pero un recuento somero sobre mis contactos del Facebook me da una cifra de cincuenta de ellos metidos en la carrera en alguno de los tres roles citados en alguna de las tres competiciones. Temo nombrar a diez y dejarme a cuarenta fuera. Pero no faltaron amigos y amigas. Sin duda somos personas afortunadas y esas amistades son una de las mejores cosas... no, caramba, es lo mejor de todo esto. Es un día de fiesta, más que un cumpleaños. El GTP se ha convertido en el día del corremontes del Guadarrama. Una fecha ineludible.

Luego vendrá la parte difícil de la carrera. La dura y larga (con perdón) subida al Reventón y el Risco de los Claveles, haciendo la garrapata humana sobre los grandes bloques sueltos de granito. La pedregosa bajada a Cotos, donde volvemos a encontrar el cariño y el apoyo de nuestras amigas "winies", la tendida e inacabable Loma del Noruego y la técnica bajada por la Tubería, bajando la ladera de la Cuerda de la Cabrillas por la Barranca hasta sufrir los cinco kilómetros finales de pista fácil que no puedes andar y que no quieres correr, pero que harán el milagro de eliminar toxinas de nuestros músculos para acelerar la recuperación de la carrera.

Luego una llegada entre aplausos, sobre una larga alfombra azul. Un gran recibimiento para una gran carrera que no estaría completa sin sentarse con buena gente junto a la llegada en una terraza, después de una merecida ducha (inmerecidamente  helada, pero eso también ayudará a la recuperación muscular) para tomarse una cerveza mientras se saborea el triunfo. Lo hemos conseguido. Sesenta y tres kilómetros y casi tres mil metros de desnivel positivo acumulado durante once horas y quince minutos, quince menos, también, de los previstos al comenzar la jornada.

Fotografía de Cata la Pedricera

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