viernes, 24 de junio de 2016

El corredor inconsciente

Recordar es el mejor modo de olvidar.
Sigmund Freud
Para nosotros es imposible leer a Sigmund Freud.

A Freud solamente podemos re-leerle, porque está su pensamiento tan presente, impregna hasta tal punto nuestra sociedad, que no hay posibilidad de "descubrirle". Leemos a Freud desde Freud. El pensamiento freudiano atraviesa transversalmente todo lo que creemos saber, forma parte de nuestra lógica interna íntima. Tenemos una serie de ideas establecidas sobre el mundo y adquiridas desde hace mucho tiempo que nunca cuestionamos que provienen de él y de la manera en el paradigma psicologicista se ha impuesto en la sociedad. Aunque nunca le hayamos estudiado, aunque nunca hubiésemos oído nombrarle, sus ideas nos han llegado a través de la literatura, el cine, la televisión, la prensa, nuestros docentes, los amigos, la familia... porque el "paradigma" es el conjunto de todo aquello en lo que estamos inmersos: las corrientes científicas dominantes, el ambiente cultural, la religión y otras creencias. Es el contexto del pensamiento y siempre pensamos dentro del marco que se nos proporciona en cada época. No podemos pensar desde fuera de nuestro paradigma. Incluso quien se "adelanta" a su época lo hace desde unos patrones mentales que ha recibido desde fuera.

Cuando alguien nacido después de 1985 ve películas como Blade Runner, 2001 Odisea en el Espacio o Alien, el 8º pasajero, le pueden gustar más o menos o nada en absoluto, pero tiene la impresión de que están llenas de tópicos de la ciencia ficción. Si las hubiesen visto en el momento en que fueron estrenadas... le habrían gustado o no, pero le parecerían algo novedoso y original. Vivimos en un mundo que, estéticamente, es heredero de estas (y otras) películas, que no son "topicazos", sino que después fueron copiadas, plagiadas, homenajeadas, tenidas en cuenta y, en definitiva, establecieron un canon estético. Pasaron a formar parte del paradigma.

Y usted, ¿por qué corre? ¿Lo sabe? ¿Está seguro? Quizá su seguridad no es más que el resultado de
un mecanismo de represión subconsciente para no enfrentarse al por qué corre usted realmente
Esta semana nos encontrábamos de nuevo ante la triste noticia de otra muerte de un corredor en una carrera de montaña. Algo de lo que los medios no tienen ni van a tener problema en hacerse eco. Sin tener otro dato que el comunicado de que la muerte se ha producido por una "parada cardiorespiratoria" (lo cual es realmente poco decir, porque además de causa, la parada puede ser el efecto, al ser el latir del corazón y el respirar conditio sine quae non para vivir a corto plazo), rápidamente aparecen, además de las muestras de tristeza y de duelo (sin duda todos lo lamentamos, es una noticia muy triste), la pregunta sobre si las carreras de montaña son peligrosas, sobre si somos unos "incoscientes". Aquí usando el concepto de insconsciencia no en el sentido freudiano, sino presuponinedo que ciertamente sobrevaloramos nuestras capacidades o no valoramos adecuadamente las exigencias de la prueba deportiva en la que participamos.

El abanico de reacciones va desde cuestionar (hablando de otros sucesos luctuosos recientes) legítimamente las informaciones proporcionadas por las organizaciones de las pruebas antes de la carrera, reflexionar entorno a las exigencias requeridas para participar (podéis leer sobre la reciente polémica sobre pedir una prueba de esfuerzo en la Madrid Segovia), preguntarse por la capacidad de autoanálisis de algunas personas que participan y por supuesto, quien aprovecha, como cualquier otra ocasión para demostrar lo tonto supercorredor que es quejándose de que se apunta mucho paquete que no debería estar. Estos nunca faltan, hablando de complejos freudianos y de motivaciones extradeportivas. Quienes se lamentan de que otros van a sus carreras por el motivo equivocado.

¡Y lo que uno se ahorra en psicoanalistas!
Correr por el monte y escribir,
O hacer yoga y tocar la guitarra,
O bailar y contar cuentos...
"Sacar" fuera las cosas que andan por dentro, en definitiva...
Freud no es el descubridor del subconsciente. Saber que hay procesos no conscientes que nos llevan a algunas decisiones es algo que ya está presente en toda la filosofía del siglo XIX y aún antes (en Leibniz, por ejemplo). Explícitamente en Shopenhauer y Nietzsche, autores leídos con avidez por este psicoanalista austríaco cocainómano aparentemente obsesionado con los falos, aunque, puesta en evidencia la similitud entre algunas ideas que hicieron pensar incluso en un descarado plagio, Freud siempre negó conocer la obra de estos otros miembros de la comunidad de la sospecha. Pero incluso cuando nos vamos a los argumentos de Kant, el de Könisberg deja muy claro que, en última instancia, no puede estar seguro de conocer sus propias motivaciones. Da por supuesto que puede engañarse a si mismo, que sus actos no estén gobernados por la bondad, por lo que deja de lado las "buenas intenciones" y se centra en los actos morales. Pasa de una ética "teleológica"(de la intención) a una "deontológica" (de los hechos concretos) basada en un imperativo categórico: actuar siempre conscientemente como debiera actuar todo el mundo en las mismas circunstancias.

¿Podemos cuestionar la motivación de otros corredores?

Para mi, definitivamente, no. Ya lo he comentado otras veces. Nadie puede presumir de estar seguro de cuales son sus propias motivaciones. De hecho, lanzar descalificaciones contra la de los demás, debería hacer que nos cuestionáramos el por qué corremos nosotros. Qué impulso nos ha llevado a ello y qué mierda nos importa el por qué otra persona se apunta a una carrera.

Sin duda hay corredores "inconscientes", pero creo que muchos menos de los que quisieran quienes se lanzan a la yugular de ellos y les señalan como un problema generalizado de seguridad.

Une leçon clinique à la Salpêtrière, André Brouillet, 1887
Hay mucho que criticar a Freud y a sus seguidores. Empezando por el machismo y continuando por el uso de un discurso científico que, sin embargo, no puede hacer una predicción que contradiga la teoría. Por ejemplo, en física, cada cálculo que sale bien, confirma las teorías en la medida en que, cualquier otro resultado, tiraría por tierra la ley que se está aplicando. Sin embargo cualquier predicción que hiciese el psicoanálisis podría ser interpretada, acertase o no, como un caso más de la teoría. El hecho de que muchos tratamientos no ofrezcan mejores resultados que los de una "remisión espontanea" sin pasar por consulta, y que dependa en gran medida de la calidad del profesional y no de la técnica empleada... la eterna discusión entre los profesionales sobre cual es el objeto y el método de su disciplina (¿se imaginan a los químicos discutiendo cual es la técnica correcta para ejercer la química?), el uso impropio de algunos conceptos científicos, la apropiación incorrecta de otros (vease "Imposturas intelectuales" de Alan Sokal, sobre el uso casi absurdo de la matemática en el psicoánalisis de Lacán), la ausencia de encaje con otras disciplinas afines (como ocurre con el continuo matemática-física-química-química orgánica-biología molecular-biología celular... donde aparentemente cada una empieza donde acaba la anterior)... las críticas a la epistemología y a la metodología científica empleada por el psicoanálisis parecen no tener fin, pero qué duda cabe que la sospecha, como filósofo, de la importancia de los procesos subconscientes, de la construcción de la personalidad en la infancia, de los procesos de represión, del papel central de la sexualidad en la vida, etc... son una pieza clave de la naturaleza humana en la que Freud pone el foco y que han ampliado la visión de nosotros mismos. Nunca podremos volver a mirarnos como en nuestra infancia, antes de Freud.

Je pense où je ne suis pas, donc je suis où je ne pense pas (Pienso dónde no soy, ergo soy dónde no pienso)
Jacques Lacan

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